Los sacrificios de animales en rituales supuestamente relacionados con la santería no son nuevos en la Isla, pero la sucesión de casos de las últimas semanas vuelve a ponerlos de actualidad. Restos de patos o gallinas han aparecido en las playas de La Entrada en El Socorro (Güímar) y La Viuda (Candelaria), así como en el Parque Cultural Viera y Clavijo de Santa Cruz. La lista es larga con episodios los últimos años en el Norte o en Anaga. La ciencia antropológica define la santería como una religión, que cada vez se visibiliza más, aunque ha estado presente en Tenerife desde que existen lazos con Cuba, su punto de origen. Primero, con el flujo emigratorio durante el siglo XVIII; luego, con la consolidación en el XX a raíz de la inmigración.

Los profanos relacionan la santería con brujería o magia negra dado el oscurantismo que aprecia en sus prácticas. En los espacios públicos sus ceremonias suelen estar acompañadas del secretismo y para ellas eligen lugares escondidos y poco transitados con preferencia por el litoral y las playas. Maestros y, sobre todo, maestras de ceremonias dirigen estas peculiares misas con sus característicos altares. No falta el alcohol -como demuestra la botella de sidra parecida en la playa de la Viuda-, las colillas de puros, las flores, sobre todo pétalos, las vasijas de barro y los restos de animales.

Un ritual relacionado con la religión afrocubana llevada a la Perla del Caribe por los esclavos africanos, que se ha arraigado en Canarias y en Tenerife desde los años ochenta del siglo pasado. Muchos tinerfeños que emigraron a América la profesan y otros tantos cubanos que vinieron, también. Por eso no es extraño que se haya extendido por la Isla.

La experta. Pero, ¿que es la santería y de donde viene la relación con esos hipotéticos sacrificios de animales? La respuesta la ofrece desde la ciencia la doctora en Antropología de la Universidad de La Laguna, Grecy Pérez Amores. Deja claro, de entrada, que “se trata de una religión no de una práctica”. Pérez detalla que “se conoce popularmente como santería al sincretismo resultado del contacto entre la Regla de Osha-Ifá africana, de la cultura yoruba, llevada a Cuba por los esclavos negros, y el catolicismo”. Una religión afrocubana que, prosigue, “ vincula de manera simbólica a las deidades –hay cientos y tienen un comportamiento casi humano– con los santos católicos. Así, Yemayá sería Regla u Ochún la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de la Isla”.

Una antigua relación. Pérez piensa que “no ha crecido la religión en sí ni el número de adeptos porque sigo mucho las tiendas y negocios y no hay más que antes”. Es cierto que “tal vez haya ahora más canarios que son adeptos, ya no es imprescindible que vengan de Cuba o Venezuela, y que se ha visibilizado más”. La relación de la Osha con Canarias “no es mi mucho menos nueva. Existe desde que hay contactos con Cuba, sobre todo a partir del siglo XVIII”, aunque “la consolidación llega en el XX a través de las migraciones, pero también de un turismo religioso del que participan muchos canarios. Y en el XIX ya era muy popular en La Palma”.

Mercantilismo. La antropóloga considera que “negocio y mercantilismo hay en todas las religiones no solo en esta, pero tal vez nos fijamos más en las incómodas o aquellas a las que estamos menos acostumbrados. La Osha busca espacios y nichos para darse a conocer y ahí entra la venta y consulta de las mal llamadas tiendas esotéricas aunque el nombre lo usan hasta quienes las gestionan”. Ya antes de la emigración a Canarias cubanos, y también venezolanos, tenían en la santería su modo de vida aunque aquí han proliferado las tiendas o los programas de televisión donde los santeros ofrecen sus servicios.

Mala prensa. Grecy Pérez cree que “la santería tiene mala prensa y a veces se le culpa de todo, hasta de los espirales en el Teide. Es un chivo expiatorio que surge del desconocimiento”. Desvincula su práctica de la brujería o la magia negra como se le acusa. Una cuestión que produce rechazo es el sacrificio de animales, aunque Pérez subraya: “Habría que definir qué es el maltrato porque en otras religiones como el Islam o el Judaísmo en la fiesta del cordero hay sacrificios y se asumen como tradición”. No niega que pueda haber actos irregulares y hasta ilegales en ocasiones pero “eso depende de la ética de las personas, no de que sean santeras”. La razón de esta práctica, apunta, “es la ofrenda del animal a la deidad. No valen todos y de ahí que aparezcan más unos que otros”. Rechaza que existan lugares donde se de más o un perfil determinado. “Lo que hay es un itinerario de búsqueda religiosa” dice. Cada elemento tiene sentido en las ceremonias. Desde la vestimenta blanca “que se lleva hasta trece meses después de la iniciación” al tabaco o el alcohol que responden a lo que se supone que piden las deidades y “a la función clave de limpiar”.