Alan lleva 40 años en la Ciudad del Drago y el pasado lunes vivió una experiencia aterradora que pudo costarle la vida. A las dos de la tarde, mientras veía la televisión, descubrió un papel en el suelo y se agachó a recogerlo. Escuchó un crujido y no tuvo tiempo ni de levantar la cabeza. El techo le cayó encima.

Alan Kidwell está vivo de milagro. El pasado lunes 18 de enero, en torno a las dos de la tarde, se encontraba en el salón de su casa de Santa Bárbara, en Icod de los Vinos, viendo la televisión. Un papel en el suelo llamó su atención y se agachó a recogerlo. Escuchó un crujido y no tuvo tiempo ni de levantar la cabeza. Todo el tejado le cayó encima y, en cuestión de apenas un segundo, se vio atrapado entre una nube de polvo, vigas de madera, tablas, tejas y bloques.

Alan nació en Reino Unido en 1941, pero lleva más de 40 años residiendo en la Ciudad del Drago. Ayer atendió a EL DÍA mientras se recupera del susto y de los golpes en la casa de su amigo Eduardo, en Santa Cruz de Tenerife. “Fui a coger el papel, escuché crack y de repente me vi en el centro de la casa, con una parte del tejado que me tenía atrapados los pies. No podía levantarme ni abrir la puerta porque estaba todo bloqueado. Los vecinos me hablaban pero yo les decía que no me podía mover. Así pasé como media hora, hasta que llegaron los bomberos y la Policía Local, que pudieron sacarme de allí en una camilla”, relata.

En esos minutos angustiosos, sus vecinos trataron de socorrerlo. Al principio intentaron tirar la puerta abajo a patadas, pero los escombros impedían el acceso. A través de un cristal roto, pudieron ver a Alan con las piernas tapadas por los escombros mientras les decía que se encontraba bien. Tras acceder por una ventana, los vecinos le dieron las primeras atenciones hasta que llegaron los agentes municipales y los bomberos del Consorcio de Tenerife.

Hospital del Norte

Alan Kidwell fue trasladado a las urgencias no hospitalarias del llamado hospital del Norte, en Icod, y allí pasó sólo unas horas. No tiene heridas ni huesos rotos, pero dos días después del accidente continúa tan dolorido como consciente de su suerte: “Me duele mucho la espalda y un lado del pecho, que es donde me golpeó un bloque al caer del techo, pero gracias a Dios estoy vivo. El policía que me vio me dijo que había sido un milagro que estuviera tan bien. Parece que los milagros aún existen en 2021”.

Salió de las ruinas de su casa prácticamente ileso, aunque magullado por los golpes, pero ahora le preocupa dónde va a poder vivir. La casa donde residía está en muy mal estado. Una de las paredes del patio cedió y provocó el hundimiento de techo. Se cree que la causa del derrumbe fueron las intensas lluvias que dejó la última borrasca. “Vino Filomena, me llenó el techo de agua y todo se vino abajo”, explica Alan con humor británico.

No notó nada extraño

En los días previos no había notado nada extraño en la vivienda, que es una construcción muy antigua y humilde, que quizás no se edificó en su momento con todas las garantías ni con los mejores materiales disponibles. La restauración de esta vivienda sería muy costosa y complicada, así que Alan Kidwell asume que tendrá que desprenderse de su casa y venderla como un solar. “Es una pena, pero esta casa ya no sirve para nada”, lamenta este vecino de Icod de los Vinos.

A sus 79 años de edad, Alan aún puede valerse por sí mismo. Vivía solo y se encargaba de todo sin ayuda. Hasta el año pasado tenía el carné de conducir en vigor, pero ahora está pendiente de renovarlo. Su único ingreso es una reducida pensión que recibe de Reino Unido y, tras 40 años en Icod de los Vinos, es la primera vez que se ve obligado a acudir a los servicios sociales.

Su amigo Eduardo se ha ofrecido a acogerlo mientras se repone de lo vivido. Sin embargo, Alan quiere volver pronto a vivir en Icod de los Vinos, su hogar durante las últimas cuatro décadas. No tiene recursos suficientes para asumir ahora un alquiler y espera poder conseguir “al menos un piso chiquito” donde poder rehacer su vida sin dejar la Ciudad del Drago, donde tiene a sus amigos y conocidos.

“Está calmado, pero con muchos dolores en la espalda, el pecho y también en la cabeza, así que quizás tenga que volver a que lo observen mejor. Está golpeado por todos lados, aunque sin heridas importantes”, indica Eduardo. Su amigo espera que Alan reciba la ayuda que necesita para volver a vivir de forma independiente: “No es un hombre que necesite estar en una residencia de mayores, pero no tiene familia aquí ni ayudas ni grandes ingresos, así que ojalá el Ayuntamiento le eche una mano después de este duro golpe que lo ha dejado sin muchas ganas de nada”.

Colaboración municipal

La concejala de Servicios Sociales de Icod de los Vinos, Tania Gutiérrez, está en contacto con el afectado y el Ayuntamiento de Icod se ha ofrecido a colaborar con él “en lo que sea posible”.