Hace ya una semana que la nieve hizo acto de presencia en el Teide y aún hoy el pico más alto de España continúa luciendo con orgullo su manto blanco. Tras varios días con las carreteras cortadas, ya se han abierto los accesos, lo que ha provocado que un aluvión de curiosos se vistan con sus ropas más abrigadas para disfrutar de la bella estampa. Hoy existe una nueva oportunidad pero se recomienda paciencia porque la carretera promete atascos.

La sombrilla, las sillas plegables, una mesa improvisada y hasta una piscina hinchable. Aunque parezca que con todos estos objetos la gente se prepara para ir a la playa, en realidad lo hacen para pisar la nieve. Los miles de tinerfeños que ayer madrugaron para visitar el Parque Nacional de las Cañadas del Teide, que se encuentra estos días engalanado con un precioso manto blanco, no dudaron en salir de sus casas pocos minutos después de que terminara el toque de queda para ser los primeros en llegar al pico más alto de España y disfrutar así de un día nevado. Y toda esa premura se dejó notar desde bien temprano en las carreteras isleñas, que se llenaron de coches –y atascos– que, no obstante, no acabaron con las ganas de la población de visitar los paisajes llenos de blanca nieve.

A las ocho de la mañana ya era complicado circular con fluidez por la TF-5 en la salida hacia el Teide a la altura de La Orotava. La decisión del Cabildo de Tenerife y de la Dirección General de Tráfico (DGT) de cerrar el acceso al Teide por la carretera TF-24 (La Esperanza), que permanece con un único sentido de bajada desde el viernes a las 14:00 horas y hasta hoy a las 22:00 horas, provocó que el resto de vías de acceso al Parque –por La Orotava, Guía de Isora y Vilaflor– asumieran una mayor cantidad de vehículos. Por ello, el trayecto hasta llegar a la nieve se hizo aún más largo puesto que el tráfico se ralentizó notablemente. Pero la ilusión por disfrutar de la nieve no se vio afectada por los numerosos coches que ascendieron en procesión por las carreteras tinerfeñas.

Las miles de personas que visitaron ayer el Teide dejaron tras de sí otras tantas historias, que compartieron sentados en improvisadas mesas en las que no faltó el chocolate caliente y los bocadillos de tortilla. Los desayunos se mezclaron con los almuerzos y lo que para muchos era una visita rápida para tomar algunas fotografías de la nieve se convirtió en una jornada completa en el punto más alto de la Isla, que además se alargó debido a los atascos.

David López, Jennifer Lugo y María Ramos llegaron al Teide desde Valle de Guerra (La Laguna) y madrugaron tanto que disfrutaron de la nieve desde las ocho y media de la mañana, cuando los primeros curiosos comenzaban a aparcar en los arcenes de la carretera, que ayer se convirtieron en los estacionamientos más deseados. “Desde que anunciaron que había nevado decidimos que íbamos a subir pero con los cortes que ha habido no hemos podido hacerlo hasta ahora”, explicó David López, quien reconoció que la escasa cantidad de nieve que había en algunas zonas hacía peligroso tratar de deslizarse por las laderas. De hecho, parte de los curiosos fueron testigos ayer de accidentes que, en algunos casos, hicieron necesaria la intervención del servicio médico e, incluso, llevar a cabo el traslado de los afectados en helicóptero.

Los hermanos José Miguel y Alessandra Gutiérrez llegaron ayer al Parque Nacional del Teide acompañados de sus amigos Daniela Rodríguez y Lidia Gutiérrez para sacarse algunas fotografías que después poder colgar en sus redes sociales: “Hacía tiempo que queríamos venir para una sesión y ahora que hay nieve creemos que va a quedar aún mejor”. Así, salieron a las ocho de la mañana desde La Matanza y, tras divertirse sobre la nieve, pusieron rumbo a la playa de Las Teresitas para darse un baño. “Esto es algo que solo se puede hacer en Tenerife: pasar de la nieve a la playa en solo una hora”, afirmaron antes de subirse a un buggy con el que se deslizaron por los desniveles sobre la nieve.

Jonay Hidalgo y su familia salieron a las siete de la mañana de La Laguna y pasadas las once buscaban un lugar tranquilo para disfrutar de la nieve. “No esperábamos que hubiera tanta gente y además no sabíamos que la subida por La Esperanza estaba prohibida por lo que nos hemos retrasado un poco”, reconoció el tinerfeño quien, como muchos otros visitantes, llevó un termo con chocolate caliente para poner el broche final a esta jornada diferente.

A las seis menos cuarto de la mañana se levantaron en casa de Mónica Mirge, en Güímar. Ella, su pareja y su hija trataron de llegar al Teide por el sur de la Isla pero finalmente accedieron por La Orotava porque tenían claro que “esta es una visita obligada” cada año. Así, reconoció que la pequeña de la familia ha ido creciendo con las nevadas, y tienen recuerdos fotográficos en su casa con todos los años en los que han subido al Teide para disfrutar de la nieve.

Elisabeth Hernández también llegó ayer al Parque Nacional junto a su familia desde La Laguna después de que hubiera intentado visitarlo el martes, pero el cierre de carreteras decretado por el Cabildo de Tenerife se lo impidió. Mientras su marido y su hijo mayor jugaban a la pelota en un espacio en el que no había demasiada nieve, ella y la pequeña María trataban de encontrar algo de polvo blanco entre todo el hielo que se ha ido formando durante los últimos días. “En las zonas de sombra es donde mejor podemos estar para jugar con la nieve”, explicó la lagunera mientras guardaba algunas piezas de hielo en una bolsa porque, como indicó, “la abuela nos ha pedido que le llevemos un recuerdo”. Y ella no fue la única que se llevó un souvenir puesto que en las carreteras se pudo ver a muchos tinerfeños que colocaron piedras de hielo sobre sus capós para ir viendo cómo se derretían mientras descendían.

Yausi Alberto, su pareja y sus hijas Nora y Vera también llegaron al Teide desde La Laguna y lo hicieron bien equipados para disfrutar a la perfección del día en la nieve. Así, no dudaron en llevar una piscina hinchable que compraron durante el confinamiento y a la que no habían dado más uso hasta ahora, y las pequeñas se metieron dentro de ella para que sus padres las empujaran por las laderas heladas a modo de trineo. Esta familia acude al Teide cada vez que nieva, por lo que Nora y Vera ya son expertas en jugar con la nieve para luego comer algo y calentarse con un buen chocolate caliente.

El pequeño Iván Pérez no se cansó en toda la mañana de subirse a su buggy y dejarse caer sobre la nieve, y eso que se levantó a las siete de la mañana, al igual que su familia, para poder disfrutar de la mañana en el pico más alto de España. Mientras que sus padres esperaban que la visita fuera rápida, lo bien que se lo estaban pasando y la cantidad de fotografías que quisieron sacarse en todas las posiciones posibles alargaron la visita más de lo esperado, y hasta mamá terminó subiéndose a la tabla para deslizarse por una pronunciada pendiente helada.

Pablo Concepción sabe que el que algo quiere, algo le cuesta y por eso reconoció que ni a él ni a su familia les costó ayer levantarse a las ocho de la mañana para preparar su excursión al Teide. Aunque habían planeado almorzar en algún restaurante cuando abandonaran el Parque Nacional, Concepción reconoció que, “con tanta gente, va a ser complicado que encontremos una mesa libre”.

Los niños Susana y Diego Barrera visitaron ayer por primera vez el Teide junto a su familia y todos ellos se levantaron a las seis y media de la mañana para que los más pequeños de la casa pudieran jugar durante más horas. Sin embargo, pronto se fueron porque, además de que en el sitio en el que aparcaron no había demasiada nieve, no llevaron protector solar.

Noveleros, atascos, comida y mascarillas se dieron ayer cita en el Parque Nacional del Teide, en el que a más de uno se le olvidó que, aunque con suficiente distancia entre un grupo y otro, era necesario mantener las medidas de seguridad. Además, los numerosos picoteos que se repitieron durante toda la jornada provocaron que a más de uno se le hiciera imposible mantener la mascarilla en su lugar, cubriendo su boca. Lamentablemente, en la recogida de basura tampoco hubo buenos ejemplos. Sin embargo, hoy existe una nueva oportunidad para que los tinerfeños lo hagan mejor. Con paciencia, porque los atascos amenazan con volverse hoy a repetir pero, quizás, con actitudes más cívicas que no dejen a este patrimonio natural de la Unesco repleto de desperdicios.

Colapsos esperados y molestos

A pesar de que era previsible que una gran cantidad de tinerfeños ascendieran ayer al pico del Teide, los atascos que se formaron en las carreteras sorprendieron a más de uno. La decisión del Cabildo de Tenerife y la DGT de cortar el acceso al Parque Nacional por la TF-24, que permanecerá abierta tan solo en sentido descendente hasta esta noche, obligó a que las otras tres carreteras de acceso a las Cañadas se llenaran de vehículos desde bien temprano. Precisamente por la previsión que muchos realizaron y las tempranas salidas desde sus hogares, las colas que ya se comenzaron a formar a las ocho de la mañana llamaron aún más la atención. Sobre las nueve de la mañana el tráfico era denso y los vehículos no conseguían moverse a gran velocidad y a medida que avanzó el día los atascos se hicieron más patentes. Para hoy, la previsión no es mucho mejor puesto que esta gran nevada llama la atención de muchos.