Volvió la nieve y volvió el caos de tráfico al Parque Nacional del Teide. La reapertura de todos los accesos a la cumbre tinerfeña, anunciado poco después de las dos de la tarde por el área de Carreteras del Cabildo de Tenerife, animó a cientos de personas a subir en sus vehículos a disfrutar de la nieve desde el área metropolitana, el norte y el sur de la Isla. A las cuatro de la tarde ya prácticamente no había ninguno de los escasos aparcamientos disponibles. Media hora después, la gente estacionaba en cualquier parte y las colas volvieron a las faldas del Teide: se tardó hasta una hora en recorrer los escasos dos kilómetros que separan el aparcamiento del sendero de Montaña Blanca de las cercanas Minas de San José, el epicentro del caos de tráfico.

De poco sirvió que el Cabildo recordara, una vez más, que Tenerife se encuentra en semáforo rojo para contener la propagación del coronavirus, que se deben evitar las aglomeraciones y que se recomienda restringir la movilidad entre municipios. Tampoco sirvió de mucho que el director insular de Carreteras, Tomás Félix García, subrayara que solamente se habían habilitado los carriles de circulación y no las zonas de estacionamiento. “Debemos ser responsables y les recomiendo que no accedan hasta que las condiciones de las vías nos permitan disponer de espacio para que todos podamos disfrutar de la nieve”, pidió sin éxito.

Hasta 1,5 grados bajo cero

Tomás Félix García aseguró en la tarde de ayer que en el caso de que se produjeran “retenciones o el colapso de las carreteras”, las autoridades insulares se verían “en la necesidad de cerrarlas por motivos de seguridad”. Y poco habrá faltado para ordenar el cierre inmediato. Dio igual que fuera el lunes del comienzo de las clases en Infantil, Primaria y Secundaria; que el termómetro marcara hasta 1,5 grados bajo cero en la zona de Izaña o que no luciera el Sol en una tarde con mucha nubosidad, niebla, escasa visibilidad y una persistente llovizna que incrementaba la sensación de frío. Aún así, la gente subió en tropel al Parque Nacional del Teide para tratar de disfrutar un rato de la nieve y, en muchos casos, compartir unas cuantas fotos en las redes sociales.

Tomás Félix García reconoce que la situación se desbordó, lamenta que mucha gente no hiciera caso de las recomendaciones y subraya que tendrán que analizar qué hacer “día a día” en lo que queda de semana. Durante esta mañana se volverá a analizar el estado de las carreteras y se decidirá si es seguro abrirlas o, de nuevo, hay que posponer su apertura por la presencia de placas de hielo. La posibilidad de deslizamiento de vehículos es lo que más preocupa a las autoridades y, dada la orografía del Parque Nacional, es un peligro muy importante para los conductores.

“No se abren para que suban”

“Nuestra obligación es mantener las carreteras en un estado adecuado para la circulación, pero cuando las abrimos al tráfico no es para que la gente suba a disfrutar de la nieve. La situación actual no está para eso”, advierte García. El Operativo Nevadas no se activa porque la situación de pandemia impide habilitar medios extras de transporte público o fomentar aglomeraciones, y los habituales circuitos de acceso por una zona de la Isla y salida por otra se han descartado, por ahora, para evitar una mayor movilidad entre municipios.

El caos de tráfico fue incluso mayor al atardecer, cuando la mayoría de los visitantes coincidió en su regreso, en especial hacia el Norte y el Área Metropolitana. Entre Montaña Mostaza y El Portillo el atasco fue monumental. Muchos optaron por evitar Izaña, que era la zona con más nieve, frío y riesgo de placas de hielo, para regresar a sus hogares por La Orotava o el Sur. El lío de este lunes con mal tiempo es un anticipo de lo que podría suceder el fin de semana. Las colas por la nieve podrían ser antológicas, aunque la nevada no está a la altura de las más copiosas de los últimos años.

La mayoría de las personas que se aventuraron a subir a la cumbre fueron grupos de jóvenes y familias con niños pequeños, que se encontraron con muy mal tiempo, escasa visibilidad y muy pocas posibilidades de aparcamiento. Una vez más volvieron a repetirse los estacionamientos ocupando parcialmente los carriles de circulación, lo que generó atascos, o aparcamientos en curvas o en lugares aún con nieve, lo que puso en problemas a más de un conductor.

Algunas patrullas de la Guardia Civil, y de la Policía Local de La Orotava, recorrieron la carretera que atraviesa el Parque Nacional, pero no pudieron evitar que, de forma constante y persistente, se incumpliera la normativa en materia de estacionamiento y parada de vehículos. La niebla y la lluvia tampoco ayudaron a facilitar la fluidez del tráfico, ya que muchos conductores recorrieron largas distancias buscando un lugar algo mejor para disfrutar de la nevada. Ayer no era el día.

La novelería por subir a ver la nieve parece estar en el ADN de muchos tinerfeños, pero, como en cada nevada, vuelven a ser inmensa mayoría los que acuden a la alta montaña, con bajísimas temperaturas, nieve y hielo, vestidos como si fueran a darse una vuelta por la Plaza de España. Mucho tenis y mucho chándal que no duraban secos ni medio minuto; manos sin guantes congeladas después de tirar dos bolas de nieve o de construir medio muñeco. Ya no se ven tantas bolsas de basura para arrastrarse y ahora la mayoría prefiere los boogies o paipos. Hubo personas que incluso se atrevieron a subir tablas de snowboard para deslizarse por Montaña Blanca o Minas de San José. No faltaron los capós y parabrisas con enormes bloques de nieve, casi del tamaño de la multa que puede caer por semejante decoración debido a que merma la visibilidad de los conductores.

Esta fiebre por subir a la cumbre se explica con casos como la familia Rodríguez, originaria de Barinas (Venezuela), que subió al Teide para conocer la nieve. Fátima, a sus 52 años, la disfrutó por primera vez en su vida. O como Desireé y Alián, que llegaron de El Fraile para que su hijo Aylán, de tres años, descubriera lo bonita que es y lo fría que está.

El paso de Filomena dejó bastante nieve y, aún, muchísimo frío en toda la zona de La Tarta e Izaña, donde las retamas estaban congeladas. Sin embargo, a partir de El Portillo se observa que el manto blanco no fue suficiente para cubrir del todo las zonas más pedregosas. En el entorno del acceso al Teleférico del Teide, el parador y el Llano Ucanca prácticamente no hay nieve, salvo en las zonas más elevadas.