“¿Por qué no hay un plan de ordenación de energías renovables? ¿Por qué el Cabildo de Tenerife no ha aplicado su regulación? ¿Por qué en Gran Canaria prima el suelo industrial para estas instalaciones y en Tenerife no?”. Son las tres preguntas que formula el portavoz de Primero Arico y concejal de Desarrollo Local y Económico del municipio, Víctor García, quien defiende la gestión en esta materia del gobierno que forma su partido en colación con CC y PP.

Arico es el municipio de la Isla que cuenta con el mayor número de instalaciones de producción de energía renovable. En la actualidad, son casi 200 los aerogeneradores distribuidos en los nueve parques eólicos que están en funcionamiento. Además, hay 23 proyectos que están en estudio, de los que el gobierno municipal entiende que 10 serán autorizados “con toda seguridad”. Asimismo, en suelo ariquero hay operativos 15 parques de energía fotovoltaica, estando autorizados y próximos a instalar otros tres “grandes proyectos”.

En la actualidad, los nueve parques eólicos ocupan y afectan a 39,33 kilómetros cuadrados de suelo ariquero, que equivale al 22% de la superficie del segundo municipio más extenso de Tenerife, ya que abarca 178,8 kilómetros cuadrados. Se da la circunstancia de que la Ley del Suelo exige un canon por aprovechamiento de suelo rústico del 10%, una medida que aplica este año el Ayuntamiento, tras el acuerdo plenario unánime adoptado en 28 de enero del año en curso.

Víctor García recuerda que “hace años que venimos denunciando la invasión de parques eólicos en nuestro municipio, la falta de planificación, transparencia y justicia con la instalación de decenas de molinos sin control”. El concejal sostiene que, “proyecto tras proyecto, han ido cercándonos”, aludiendo con ello a la proximidad de algunas instalaciones a núcleos urbanos y a que “cada día crecía un nuevo parque y la violación de nuestro territorio se hacia más palpable”.

La consecuencia de la llegada de estos centros de producción de energía renovable en Arico es que “nos quitaron nuestro paisaje, nos limitaron nuestros cultivos, nos impusieron una energía diciendo que es sostenible de la forma más insostenible posible: sin contar con los ariqueros, sin compensar los destrozos y queriendo hacer de Arico un botín para unos pocos”. Esta reflexión del también tercer teniente de alcalde abarca a la búsqueda de responsable: “Unos y otros se pusieron de perfil. Salimos a los barrios y, cuando éramos menos, explicamos la afección que suponía para nuestro municipio ocupar un 22% de la superficie municipal para producir la energía para toda la Isla. Y mucha gente empezó a pensar como nosotros”.

Defensor del modelo que rige en Gran Canaria –en Agüimes, Santa Lucía e Ingenio–, tiene claro que algo debe cambiar en la política regional e insular de energía renovable y el municipio tendrá que beneficiarse, porque “Arico es la verdadera arteria de Tenerife: producimos la energía limpia y limpiamos de basura al resto de municipios”.