El Cabildo de Tenerife, a través de la Fundación Tenerife Rural, concedió su premio Mujer Rural de Tenerife 2020 a las ‘Marías’ de Teno Alto, en Buenavista del Norte, en lo más recóndito del Noroeste de la isla. Siete mujeres que acapararon titulares cuando se anunció el galardón. Siete mujeres de las que poco se sabe más allá del caserío que las ha visto nacer y vivir a su manera. Ellas son María del Rosario Regalado o María de Los Dornajos; María del Carmen Verde Martín o María de Las Cuevas; María del Carmen González Martín o María Carmensa de La Tablada; María González Regalado o María de El Vallado; María Teresa Martín Regalado o María Teresa de La Zahorra; María Agustina Álvarez González o María de La Abejera, y María Rodríguez González o María de La Mesita.

María del Rosario Regalado es María de Los Dornajos. El Día

En la memoria justificativa que el Ayuntamiento de Buenavista del Norte presentó a la Fundación Tenerife Rural para reconocer a estas mujeres de Teno Alto se señala que “deben ser reconocidas por su aportación al mantenimiento de las prácticas agrarias tradicionales y la conservación del patrimonio rural vinculado a la actividad ganadera, en su larga trayectoria como queseras y cabreras, todo ello compaginado con el cuidado y sostenimiento desus familias”.

El documento del Consistorio buenavistero reconoce el mérito que individualmente tendría cada una de estas mujeres para ser merecedora del reconocimiento como Mujer Rural de Tenerife, pero a la vez plantea que resultaría muy complicado “seleccionar a una de ellas sin nombrar a las demás”. Por ello se optó por solicitar un reconocimiento grupal.

María Agustína Álvarez es María de La Abejera. El Día

Estas mujeres ya mayore, todas con un nombre en común, María, son conocidas entre sus vecinos por el lugar en donde residen y por llevar “toda la vida trabajando con el ganado caprino y la quesería, utilizando los métodos tradicionales de elaboración del queso y transmitiendo estos conocimientos a su descendencia”. Para el consistorio su mérito es doble, ya que al trabajo como ganaderas y queseras, hay que sumar todas las labores domésticas de las que siempre se han encargado. “Aunque en la empresa ganadera no han estado solas, se quiere visibilizar y destacar el trabajo de estas mujeres que muchas veces no ha sido valorado, viéndose reducido a la categoría de ayuda familiar. Entre estos méritos no hay que olvidar que también se enfrentan a la burocracia que hace cada día más difícil la tarea y pone trabas a su forma de trabajar y producir”, se detalla.

Este colectivo de mujeres se considera parte de el legado inmaterial de Teno Alto, ya que su ejemplo, trabajo y memoria ha permitido la trasmisión de valores y saberes entre diferentes generaciones. Se trata de “mujeres de constancia y dedicación que han vivido en un medio rural difícil, “donde han tenido que subsistir frente a las adversidades y que nunca desisten ni abandonan sus tierras. Mujeres que se han superado y que han tenido que progresar sin dejar atrás las costumbres y saberes que sus antepasados les enseñaron”.

María de Los Dornajos.

María de Los Dornajos aprendió de sus padres las labores del campo. Una vez que se casó, pasó a ocuparse de la elaboración de los quesos mientras que su marido era el encargado del pastoreo de las cabras. En la actualidad sigue colaborando mediante la transmisión de sus conocimientos a su hijo Miguel y a sus dos nietos, que son quienes se encargan ahora del ganado.

María de Las Cuevas.

Lleva toda la vida trabajando en la ganadería y la agricultura, junto a su marido, para poder subsistir. En la zona es conocida por la elaboración de quesos, pero debido a las nuevas exigencias normativas su familia no pudo seguir con la actividad quesera y actualmente no tienen apenas ganado.

María de La Tablada.

Se encargó desde pequeña de ayudar a su madre con el ganado y con la elaboración de los quesos, pues su padre emigró a Cuba a trabajar durante muchos años. Al casarse, junto con su marido, continuó con las mismas labores.

María de El Vallado.

Lleva toda su vida trabajando con el ganado caprino y en la elaboración de queso. Aunque actualmente no desarrolla la actividad, su hijo sí ha continuado con la tradición familiar.

María Teresa de La Zahorra.

Al igual que las demás Marías de Teno Alto, se ha dedicado a la elaboración de queso toda su vida. En la actualidad no se dedica a la actividad y ya no tiene ganado.

María de La Zahorra.

Como las demás, aprendió de sus familiares la labor ganadera y quesera, en este caso de su madre y de su abuelo. Desde muy pequeña se vio obligada a ayudar elaborando el queso. Aunque reconoce que la ganadería es una actividad sacrificada, a ella y a su marido les gusta mucho porque ha formado parte de toda su vida. Transmitió su experiencia a su hija Ana María, que es la que lleva a cabo la elaboración de los quesos en la actualidad.

María de La Mesita.

Trabajó con el ganado caprino durante gran parte de su vida. Ella se encargaba del cuidado y pastoreo de los animales mientras que su marido era quien elaboraba los quesos que les servían de sustento.