La consejera del área de Gestión del Medio Natural y seguridad del Cabildo de Tenerife, Isabel García, ha visitado el espacio natural protegido de la Rambla de Castro, en el municipio de Los Realejos, para comprobar la inversión de más de 70.000 euros en la renovación de las mesas interpretativas y la instalación de señalética.

La consejera recorrió el espacio natural protegido acompañada del concejal de Medio Ambiente y Lucha por el Clima de Los Realejos y la concejala Melisa García, además de personal técnico del área.

"La Rambla de Castro es un paraje único por sus características geomorfológicas, de flora y de fauna, en otra época fue cultivado y atendido como un espacio rural perteneciente a la finca de los Castro, sin embargo, en la actualidad se trata de un reducto medioambiental en el que se combinan especies como tabaibas, barbusanos y como el palmeral existente, curiosamente tan cerca del mar", ha indicado la consejera, quien ha apuntado que "por ello, la gestión que se hace en la actualidad es la que corresponde a un desarrollo natural de las especies, con la mínima intervención humana y por esto a veces da la impresión de descuidado".

Sin embargo, apuntó, "la labor de las cuadrillas del Cabildo es intensa en este lugar y se trabaja de manera continua haciendo incluso recirculación de los residuos vegetales que se recogen para alimentar de nuevo el propio suelo", por lo que concluyó que gracias a esta nueva señalética "todos estos detalles podrán ser explicados a los visitantes y ayudarán a mejorar el valor de la visita a un lugar tan característico".

En cuanto a la acción de sustitución de la señalética, Isabel García indicó que se ha procedido a instalar unas mesas interpretativas en las que en varios idiomas se explican detalles del paisaje, de la vegetación y fauna de la zona e incluso apuntes de la historia del lugar, además de las señalizaciones de Espacio Natural Protegido que se indican en la normativa actual.

La Rambla de Castro fue declarada paisaje protegido a finales de los años 90 y contiene uno de los mejores palmerales de la isla, junto a tabaibales y especies halófilas (viven en suelos salinos) que se asientan en una zona de antiguos abancalados.

Dentro del espacio natural se ubica la casona los Castro, las ruinas del antiguo fortín de San Fernando que aún conserva los antiguos cañones que sirvieron para la defensa de este sector costero y el edificio de la Gordejuela, que albergó la primera máquina de vapor de la Isla.