Se la jugaron. Confiaron en la posibilidad de volver a trabajar en Puerto de la Cruz después de meses de paro y pandemia y trajeron sus puestos y atracciones desde Logroño, Sevilla, Jaén, Valencia o Alicante. Parecía imposible, pero la Feria de Navidad de la ciudad turística se abrió al público el pasado 8 de diciembre, con la isla en semáforo rojo por la incidencia del coronavirus. El negocio y la diversión duraron apenas cinco días, ya que este domingo 13 Sanidad ordenó clausurar la feria. En una situación de absoluta incertidumbre, los feriantes afectados consultados por El Día reconocen que “al menos por ahora” van a esperar sin desmontar nada por una posible reapertura que sólo podría producirse si la situación sanitaria mejora.

La explanada del muelle alberga 24 puestos y atracciones de 22 familias de feriantes que dan empleo directo a más de 90 personas, según los datos aportados en la apertura por el Consistorio portuense. El edil de Fiestas, Alberto Castilla (PSOE), indicó que “nada más conocerse la decisión cautelar de la autoridad sanitaria, los feriantes han sido los primeros en acatar el cierre a la espera de presentar hoy (por ayer) un recurso mostrando su protocolo de seguridad así como ofertando la búsqueda de alternativas”. Para castilla, la feria, “por la que han pasado unas 5.000 personas”, ha demostrado ser “un evento seguro”

Desde Logroño

Agosti Ortega vino desde Logroño a montar su tómbola Antojitos a Puerto de la Cruz, tal y como su padre hacía desde el año 1982. Ortega es uno de los feriantes que no trabajaba desde el 1 de marzo de 2020, cuando cerró su puesto en el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife. El día de la apertura confesaba que “la situación ha sido muy, muy complicada” para su empresa, que había logrado sobrevivir “gracias a los créditos ICO”. La Feria de Navidad era “un balón de oxígeno” que se ha desinflado demasiado pronto.

Los feriantes de Puerto de la Cruz no tenían, al menos hasta ayer, ninguna orden de desmonte

Ortega explicaba ayer que se encontraba, como el resto de sus compañeros de la explanada del muelle, “a la espera de la evolución de la situación sanitaria”. A su juicio, “la salud es lo primero”, así que toca aguardar. No tiene palabras de reproche para el Ayuntamiento portuense: “Ellos lo han puesto todo y nosotros también. Estamos agradecidos por la oportunidad y creemos que han dado la cara. El cierre de este domingo la verdad es que no lo esperábamos”. No lo esperaba ni el alcalde portuense, Marco González (PSOE), que lamentaba el revés a la Feria de Navidad, que se une a la suspensión de la Spartan Race: “Lo hemos intentado. La situación actual nos obliga de forma cautelar, y a pesar de la autorización, a suspender la feria de la ciudad. Nadie puede decir que no era segura”.

Los feriantes de Puerto de la Cruz no tenían, al menos hasta ayer, ninguna orden de desmonte, así que después de casi diez meses sin trabajar por el Covid-19, se resisten a abandonar esta posibilidad de mantenerse activos. “Para nosotros simplemente poder trabajar ya es algo muy bueno. No vamos a pedir grandes recaudaciones, solo abrir y poder mantenernos después de este parón tan grande que hemos sufrido”, señala Ortega. La Crepería de Alicia es otro de los puestos afectados por el cierre cautelar. “Queríamos demostrar que sí se puede y no nos dejan”, lamentaba.

Los feriantes entienden que si la feria no se retoma, podrían recuperar una parte de lo invertido en la subasta de los puestos, pero no el dinero empleado para ponerse de nuevo en marcha, tras el estado de alarma y la llegada de la nueva y difícil normalidad, y viajar hasta Puerto de la Cruz, en algunos casos desde lugares tan lejanos como La Rioja. Asumieron un riesgo importante y la apuesta se ha torcido demasiado pronto.