El primer hotel del casco

El Ayuntamiento de San Juan de la Rambla espera concretar antes de final de año la compra, por 220.000 euros, de la histórica casona Delgado Oramas, situada justo enfrente a la antigua alhóndiga, que fue el primer consistorio ramblero. Este inmueble del tercer cuarto del siglo XVIII, edificado por Antonio Lorenzo Oramas de Saá (1732-1815), se encuentra en un estado ruinoso desde hace años y la intención del gobierno local (PSOE-AIS-CC) es adquirirlo y rehabilitarlo para que se convierta en el primer hotel rural del casco histórico.

Pese a su mal estado de conservación y a las reformas ejecutadas tras los daños causados por el gran aluvión de 1826, este inmueble es una de las casas del siglo XVIII del casco ramblero con menos modificaciones en su interior. Uno de estos añadidos es, precisamente, el singular mirador descubierto que corona la estructura.

Desde al menos el año 2012, la exalcaldesa ramblera confesaba que “la prioridad con mayúsculas” en materia de patrimonio histórico era salvar la casa Delgado Oramas. Hace ya ocho años, el Consistorio trató de financiar su restauración con una ayuda del Ministerio de Fomento, pero no fue posible debido a que su compra no se concretó y continuó en manos privadas.

Como ya ocurrió con la Casa Grande de Las Rosas, aún en proceso de restauración, el gobierno ramblero espera poder salvar de la desaparición este edificio clave para el patrimonio histórico local y convertirlo, además, en una infraestructura turística capaz de ayudar a que el casco se encamine hacia “un desarrollo económico equilibrado y sostenible”.

Financiación externa

Tras la compra, pendiente solo de “los últimos detalles”, según destaca el gobierno municipal, llegará el momento de buscar financiación de otras administraciones públicas para poder hacer realidad su costosa restauración y transformación en “un hotel rural con encanto que sirva de núcleo central del desarrollo de la estrategia turística de la Villa”. Y que tenga, además, un componente formativo y de generación de algunos puestos de trabajo.

El alcalde accidental, Ezequiel Domínguez (PSOE), reconoce que esta compra es una de las grandes cuestiones que tendrá que concretar próximamente, “ya que se trata de una apuesta muy importante: la recuperación de una de las joyas patrimoniales de este municipio”. Avanza que se ha indagado en la posibilidad de obtener fondos del Ministerio de Cultura del Gobierno de España para salvar este inmueble, “aunque entendemos que tanto el Cabildo de Tenerife como el Gobierno de Canarias también deberían implicarse y colaborar en este proyecto clave para nosotros”.

“Debemos ir paso a paso. Lo primero es concretar la compra, que se hará muy pronto, y luego habrá que ponerse en marcha para rehabilitarla y evitar que se nos caiga, puesto que está en muy malas condiciones. La tercera etapa será decidir el modelo de gestión de ese futuro hotel, que esperamos que sea un motor económico”, detalla Ezequiel Domínguez.

La rehabilitación de esta edificación y su adaptación para uso turístico se ejecutará “teniendo especial cuidado en respetar el estado original de un interior que apenas ha sufrido modificaciones desde el siglo XVIII”. Cada planta será adaptada para las diferentes necesidades del hotel, sin alteraciones importantes de la estructura: el sótano será un almacén; la planta baja albergará las zonas comunes para el hospedaje, como el comedor, la recepción, un jardín, una piscina y una zona de información turística; en la primera planta irían las habitaciones, todas dobles, y en la última planta quedaría espacio para dos habitaciones especiales con terraza.

La casa tiene una superficie que roza los 600 metros cuadrados, una gran patio central y un traspatio, conformado por una larga galería abierta con cubierta de teja, piso de losas, madera de tea y destiladera, así como un amplio jardín.

Mirador del Mazapé

Este futuro hotel no es el único proyecto de alojamiento turístico que promueve el Ayuntamiento ramblero. Desde 2018 se trabaja en la reconversión del antiguo mirador del Mazapé, en la zona alta, en un albergue para senderistas. Ezequiel Domínguez explica que “con la nueva Ley de Contratos, la tramitación de los pliegos de licitación se ha complicado y tenemos un serio problema, como todos los ayuntamientos pequeños, para dar trámite a este tipo de licitaciones y adjudicaciones. Nos falta apoyo técnico, pero a pesar de todo seguimos avanzando con el objetivo de que se pueda sacar a concesión en 2021”.