El Gobierno portuense celebró la llegada de “todas las autorizaciones necesarias” para poder abrir la principal feria navideña del norte de Tenerife, que cuenta con un estricto control de aforo y protocolos de limpieza y desinfección continua para tratar de garantizar la seguridad de los visitantes.

La Feria de Navidad desafía al Covid-19

Puerto de la Cruz lo ha vuelto a hacer. En los meses estivales, cuando la mayoría de los ayuntamientos suspendían actos, la ciudad turística organizaba conciertos de jazz, Mueca, el Phe Festival o el Carnaval de Verano. En Navidad, con las programaciones municipales cada vez más limitadas y los actos públicos bajo mínimos, el Ayuntamiento portuense vuelve a sorprender con la apertura de la tradicional Feria de Navidad. La explanada del muelle alberga 24 puestos y atracciones que, con estrictos controles de aforo y protocolos de limpieza y desinfección, desafían a la pandemia del coronavirus; aportan luz, color y diversión en tiempos difíciles; dan empleo a más de 90 personas, y ofrecen una esperanza de futuro a 22 familias de feriantes llegados desde Tenerife, Logroño, Sevilla, Jaén, Valencia o Alicante.

El alcalde portuense, Marco González (PSOE), se acercó en la tarde de ayer a la apertura de una feria que permanecerá en la explanada del muelle, si ninguna orden indica lo contrario, hasta el 10 de enero. Su horario de apertura será, al menos mientras dure el vigente toque de queda, de 16:00 a 22:00 horas. Para González, han sido días de incertidumbre hasta que fueron llegando ”todas y cada una de las autorizaciones necesarias”.

“El protocolo de seguridad y de control de acceso es exquisito y todos los puestos cumplen la normativa sanitaria en cuanto a limpieza, desinfección, distancia social y limitación de grupos”, destaca el alcalde, quien subraya “el riesgo que han asumido los feriantes al traer sus atracciones y puestos a Puerto de la Cruz para tratar de tener una nueva oportunidad después de tantos meses sin ninguna oportunidad de trabajo”.

González entiende que la importancia de esta iniciativa va más allá de los efectos directos que puede producir en los propietarios de las atracciones y sus empleados: “Esta feria siempre ha sido un atractivo de nuestras fiestas navideñas y un atractivo singular, que no sólo es importante para los feriantes, sino que se convierte en un reclamo para la ciudad y el sector comercial y de restauración”.

La Feria de Navidad desafía al Covid-19

Para su puesta en marcha y autorización, el Consistorio buscó ejemplos en otros lugares del mundo, “donde hay parques de atracciones y ferias similares abiertas al público. Aquí se cumplen las normas sanitarias con creces, está todo señalizado, se desinfecta todo cuando se usa y hay espacio más que suficiente para que 300 personas puedan disfrutar de la feria con seguridad”.

“El decreto de apertura de esta feria se firmó cuando obtuvimos la autorización sanitaria y el resto de documentos necesarios, como el pronunciamiento del colegio de ingenieros. Hemos abierto las puertas porque podemos garantizar que todo cumple”, aseguró el alcalde. Ante las inevitables comparativas con otros municipios, González señala que “detrás de todo esto hay muchísimos meses de trabajo, no sé si todos los ayuntamientos se han estudiado las normas al milímetro y han analizado en profundidad cada uno de los decretos. Nosotros lo hemos hecho y gracias a la experiencia de los meses de verano, hemos podido sacar todo adelante con autorizaciones, incluso cuando ni se sabía cómo había que pedirlas”.

A juicio de González, “Puerto de la Cruz siempre fue una ciudad de vanguardia en política cultural y nos hemos adaptado para seguir adelante. Si la pandemia se fuera a acabar pasado mañana, podríamos esperar, pero no se sabe cuándo va a acabar esto y este sector, que es uno más, necesita trabajar. Mientras cumplamos con todas las exigencias sanitarias, no vamos a estar parados. No podemos pretender que todo el mundo dependa de ayudas públicas. Hoy comerán de su trabajo todos los feriantes y sus empleados, pero también se generará economía en comercios, bares y restaurantes del entorno”.

La Feria de Navidad desafía al Covid-19

La subasta de puestos y atracciones permitió al Ayuntamiento portuense recaudar unos 54.000 euros, una cantidad que tendrían que haber devuelto si la feria no se hubiera autorizado. Desde la tarde de ayer y hasta el próximo domingo 10 de enero, los asistentes podrán acercarse a disfrutar de una gran noria de 40 metros de altura, la Casa del Terror Halloween, la Barca vikinga, El saltamontes, La cárcel, los cochitos locos, un carrusel infantil, camas elásticas, tómbolas y puestos de golosinas, crepes, churros, dulces, hamburguesas o perritos calientes.

Las mesas de los negocios de comida y bebida están actualmente limitadas a cuatro comensales y en varias atracciones, como La cárcel o la Barca vikinga, se han instalado mamparas para separar a los usuarios. Al acceder a cada atracción hay que limpiarse las manos con gel hidroalcohólico y hacer cola con distancia de seguridad. Cuando alguien se baja de la noria o de El saltamontes, el personal de la atracción desinfecta con cuidado cada puesto.

Para acceder a la feria portuense es necesario descargarse una entrada gratuita a través de un código QR (Enterticket) y aportar los datos personales y de contacto de los asistentes, tanto adultos como niños. De esta manera se controla el aforo, limitado a 300 personas en un espacio al aire libre de unos 11.000 metros cuadrados. En el acceso se toma la temperatura a todos los visitantes y se les invita a desinfectarse las manos.

La previsión municipal es que a diario unas mil personas se acerquen a la feria durante las seis horas que permanecerá abierta. Ayer, en el primer día y sin apenas publicidad, decenas de personas se acercaron a la explanada del muelle a disfrutar de la novedad. El Día pudo conversar con familias llegadas de Santa Cruz de Tenerife, La Laguna e, incluso, de Arona. Todas las personas consultadas coincidieron en destacar la buena organización del acceso a la feria y en su motivación: hacer algo diferente con los niños.

“Buscando algo seguro para los niños, vimos esto de la feria y nos vinimos al Puerto”, explicaban Norberto y Verónica, llegados desde Santa Cruz. Fernando, también residente en la capital, se acercó para disfrutar junto a su familia y se mostraba satisfecho por los protocolos de seguridad: “Nos ha dado todo bastante confianza”.

La subasta de espacios permitió al Ayuntamiento de la ciudad ingresar unos 54.000 euros

Para los feriantes, poder abrir ha sido un rayo de esperanza en medio de un año negro que para la mayoría se paralizó a mediados de marzo. Es el caso de Selene Hernández, quien no había vuelto a ponerse detrás de su puesto desde que se suspendieron los carnavales de Los Cristianos, en Arona. O de Daniel Georgian, de la Casa del Miedo Halloween, donde hasta Frankenstein lleva mascarilla, “ha sido un palo muy duro no poder trabajar durante tantos meses; esta es nuestra vida”.

Javier Naranjo, responsable de la noria de 40 metros que ilumina el horizonte portuense, considera que esta feria es “una esperanza y una oportunidad para demostrar a los demás municipios, y a la población en general, que podemos adaptarnos a las medidas higiénico sanitarias. Puerto de la Cruz nos ha dado la oportunidad de demostrar que se puede trabajar, y eso nos hace mucha falta”.

Agosti Ortega ha venido de Logroño a montar su tómbola a Puerto de la Cruz en Navidad, algo que su padre hacía desde 1982. No trabajaba desde el 1 de marzo de 2020, cuando cerró su puesto en el Carnaval de Santa Cruz. “La situación ha sido muy, muy complicada. Hemos sobrevivido gracias a los créditos ICO, pero en breve hay que empezar a pagar. Esto es un balón de oxígeno y una oportunidad para demostrar que, pese a que la vida ha cambiado para todos, la diversión puede ser segura para toda la familia”.