y cuando llega el momento de posar lo hacen con perros y vehículos. | carsten w. lauritsen

Los guardianes del campo

Los guardianes del campo

Los guardianes del campo

Una plantilla de diez guardas rurales vigila cotos de caza, fincas y otros espacios en el campo de Tenerife. Lo hacen contratados por la Federación de Asociaciones para la Gestión Cinegética. Pero su labor, reconocida con varias distinciones oficiales, va más allá. El conocimiento del terreno les ha convertido en fundamentales para auxiliar a los servicios de emergencia y a las fuerzas y cuerpos de seguridad en momentos difíciles, como los rescates en zonas orográficamente complicadas o los incendios forestales.

En la Finca La Chepital, ubicada en San Isidro, municipio de Granadilla de Abona, al Sur de la Isla, tienen su sede los guardas rurales. Allí cuentan con varios perros adiestrados y vehículos todoterreno. Pero, sobre todo, con el factor humano y un valor determinante: su profesionalidad.

Víctor Fumero Alayón, el Jefe de Servicio, representa muy bien ese espíritu. Ha dedicado 18 de sus 44 años a este trabajo. Con cierto orgullo, rememora la colaboración más reciente con los medios de emergencia y seguridad, la del incendio de Trevejos, en Vilaflor. En este caso, dirigiendo los efectivos al lugar exacto. Producto, uno más, de la colaboración permanente con la Sala Operativa del de emergencias del 1-1-2.

Recuerda Fumero el rescate, hace unos dos años, de un cazador que había caído por un barranco. “Visualmente, dirigimos al helicóptero hasta que pudieron rescatarlo”. Solo dos ejemplos de una tarea muy valorada por esos servicios oficiales. Porque están las 24 horas los 365 días del año. Y porque actúan en ámbitos como los accidentes de tráfico en entornos de difícil acceso. Control de los medios y de la geografía rural.

Víctor lleva dos años en la Federación Nacional de Guardias Rurales (Fenagur), que preside en la actualidad. Asimismo, forma parte del colectivo Marea Negra por la seguridad privada. Afirma que, ”cada vez que nos reunimos, nos repiten que los guardas rurales de Tenerife somos la envidia del sector a nivel nacional”.

Pero no siempre fue así. “Antes de 2011 no teníamos medios o eran precarios. Como emisoras de dos metros con escasa potencia que apenas llegaba de La Salle a la Plaza de España, por ejemplo”. Ahora, la señal entra alta y clara, como un cañón. Desde Lanzarote o diferentes puntos de Tenerife. Fumero lo demuestra de forma práctica al ponerse en contacto delante del periodista con los compañeros que recorren las rutas rurales de la Isla.

El aval de la caza

“Honradez, validez y trabajo exhaustivo”. Esa es la valoración que se hace desde la Federación de la Gestión Cinegética de los guardas rurales de Tenerife. Las palabras las pronuncia su presidente, Antonio Porras Gómez. Cada día trabaja codo con codo con quienes se ocupan, aunque no solo de eso, de sancionar robos, intrusismo o el furtivismo. Los conoce bien.

Porras recuerda: “La vigilancia de la caza corresponde por Ley a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y son los agentes de medio ambiente los obligados a cumplir y hacer cumplir las disposiciones de esta Ley y demás normas”. Añade: “La Ley 5/2014 de Seguridad Privada, en su artículo 26, señala las categorías de la seguridad privada, y, entre ellas, incluye los guardas rurales y sus especialidades: guardas de caza y guardapescas marítimos”.

Estos guardas rurales son los que, en su mayor parte, realizan las labores de vigilancia, en Tenerife, “sin excluir a otras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”. Todos, explica, “están titulados por el Ministerio del Interior y es un cuerpo que lleva 170 años desde su creación, por lo que no son guardianes de fincas”.

Antonio Porras corrobora que “colaboran en todo tipo de situaciones con el 1-1-2, un servicio con el que tienen contacto directo. Siempre son llamados para conatos de incendios, localización de senderistas, parapentistas o cualquier persona que necesite ayuda en el medio rural”. Además, “han sido condecorados por sus labores humanitarias, en diversas ocasiones”.

El presidente de la Federación de la Gestión Cinegética concluye: “Tenerife está a la cabeza, con mucha diferencia, en las denuncias presentadas en materia de caza, pero no porque aquí se cometan más infracciones, sino porque se descubren e investigan mucho más por este equipo de profesionales. Y no le cuesta un céntimo al Cabildo, sino que lo pagamos los cazadores”.

–muestra con orgullo su carnet–