A las siete y cuarto de la mañana de ayer fue avistada por los primeros trabajadores que llegaban a la Dársena Pesquera una embarcación que parecía esperar a que alguien la fuera a buscar. Lo define así Ezequiel González, periodista de Radio Muelle, uno de los primeros que asegura haber visto la llegada. La confusión reinó en la primera hora. Primero, se dijo que era un cayuco; luego, una patera. Primero, que trasladaba a cuarenta migrantes; luego, a veinte... Tras alertarse a la Guardia Civil y, en colaboración con la Policía Portuaria, se informó a Salvamar Alborán, que acudió al rescate.

Cuando llegó, ya la patrullera del Servicio Marítimo de la Guardia Civil flanqueaba la patera, en la que viajaban 73 subsaharianos, y se procedió al trasvase de los ocupantes a la embarcación de Salvamar. De nuevo la confusión: primero, se sopesó desembarcarlos en la dársena pesquera, tal y como solicitó la Autoridad Portuaria; luego, se barajó desplegar el operativo en la dársena de Los Llanos, cerca de la zona donde la Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST) ofrece su tradicional Concierto de Navidad cada 25 de diciembre. Finalmente, el desembarco se desarrolló en la dársena pesquera. Desde que la Guardia Civil fue alertada del avistamiento de la patera a 300 metros del dique de Este hasta que fue desembarcada transcurrió casi una hora. Así, mientras los efectivos de la Benemérita, la Policía Portuaria y la Cruz Roja se preparaban para recibir a los migrantes, el dueño de la embarcación Prismara organizaba sus enseres ajeno al dispositivo de seguridad que se desplegó.

Sobre las nueve menos cuarto de la mañana llegó a la dársena pesquera la Salvamar Alborán, de donde efectivos de Cruz Roja –que fueron activados a las 7:45 horas– procedieron a desembarcar a los 73 migrantes. Entre ellos, nueve presentaban signos de hipotermia y uno quemadura por rozadura en la embarcación, que, de forma inadvertida, fue trasladada por la Guardia Civil al fondo de la dársena pesquera. Tanto el migrante con quemaduras como cuatro de los afectados por hipotermia fueron trasladados hasta el Hospital Universitario de Nuestra Señora de La Candelaria (HUNSC).

Los ocupantes, todos varones y jóvenes, son de procedencia subsahariana

Todos los subsaharianos llegados en la mañana de ayer al puerto chicharreros eran varones, diez de ellos, niños, según los datos facilitados por la Policía Portuaria y trasladados por la jefa de prensa de Puerto de Tenerife, que facilitó, con creces, el seguimiento de la evolución de la situación.

A falta de confirmar el lugar de procedencia de la patera –si bien algunos barajaron la posibilidad de que llegara desde Senegal–, miembros del operativo de seguridad desplegado ayer en el puerto chicharrero –que también ha participado en otras intervenciones similares– evidenciaron su sorpresa por que los ocupantes de la patera llegada ayer sean subsaharianos, cuando habitualmente son magrebíes, precisaron.

Desde las nueve menos cuarto y hasta cerca de las diez y media, los integrantes de Cruz Roja procedieron a desembarcar a los ocupantes de la embarcación. En su mayoría pudieron abandonar por su propio pie la Salvamar Alborán, si bien fue preciso que, en cinco casos, al menos, los efectivos entraran al rescate con camilla, mientras que otros tantos fueron atendidos ya en tierra.

Según se bajaban del barco que los rescató llamaba la atención la juventud de la mayoría de migrantes; muchos de ellos llegados sin calzado al puerto chicharrero. Los efectivos de seguridad y atención sanitaria centraron sus primeros esfuerzos en atender a los migrantes, a los que sentaron sobre el raso a escasos diez metros del lugar donde fueron desembarcados. Ya en la propia Salvamar, con los cinco técnicos que los atendieron enfundados en los EPI –conforme al protocolo de seguridad para evitar posibles contagios del Covid-19–, distribuyeron mascarillas entre los migrantes antes de que estos bajaran a tierra.

El primero fue rescatado en camilla, lo que hizo temer por el estado del resto, si bien la mayoría dejó la embarcación por su propio pie y se instaló en la zona que le habilitó Cruz Roja, donde le entregaban agua y algunas galletas mientras se atendía a los más débiles de forma personalizada.

Hasta en tres oportunidades se activó una grabación en francés e inglés en el que se les informaba de que habían llegado a tierra, donde serían atendidos por efectivos de Cruz Roja, personal que estaba a su disposición, por lo que se les pidió que estuvieran tranquilos y colaboraran en el reconocimiento médico. Mientras, un helicóptero militar sobrevolaba la zona y en tierra permanecía desplegado todo el dispositivo.

Doce efectivos de Cruz Roja se movilizaron para prestar ayuda a los 73 migrantes en un dispositivo que fue desarrollado por la Guardia Civil y la Policía Portuaria. Poco después de las diez de la mañana, cuando la mayoría de los migrantes ya estaban en tierra y los sanitarios comprobaban su estado de salud o procedían a trasladar a los cinco que precisaban atención hospitalaria, la ONG desplegó una carpa antes de trasladarlos al Centro de Internamiento Temporal de Extranjeros (CITE), junto a la comisaría de la Policía Nacional del Sur de Tenerife.

Es la primera patera que llega a la capital tinerfeña desde el pasado mes de octubre, según recordaron miembros de los recursos asistenciales desplegados, que insistían en comentar su sorpresa porque “cuando fue avistaba la embarcación, a primera hora, estaba parada en el mar, como esperando a que la fueran a buscar”. También celebraron que la alerta decretada por fuerte oleaje no afectara a la capital tinerfeña, sino a la comarca norte. “De haber sido aquí el oleaje podríamos haber estado hablando de otra situación mucho peor”, comentaban mientras auxiliaban a los últimos subsaharianos llegados al puerto chicharrero.