Elisabeth Marrero Hernández lleva 32 de sus 50 años repartiendo la correspondencia en pueblos y barrios donde su llegada es algo más que la de un simple recibo del banco o una misiva, cada vez menos, de algún familiar. Eli, como la conocen, es una mujer reivindicativa, una luchadora que estos días está en pie de guerra ante el anuncio de posibles recortes de Correos en el servicio del mundo rural. El que ella presta.

Recuerda sus comienzos: “Tenía 8 años en el momento del referéndum de la Constitución y recuerdo los libritos que se repartían como mi primera experiencia en Correos”. Su casa en Barranco Hondo era la oficina porque en aquel entonces se daba la figura del “cartero con local”, apunta. Allí, subraya, “llegaban los mayores los sábados a recoger la paga. Sacábamos las sillas de casa y los viejitos se sentaban a charlar”. Era la época del lacre que garantizaba el sellado de los sobres con el sueldo. Eli la vivió y la considera “una experiencia maravillosa”.

Su padre, Ángel, era el responsable de la oficina-casa pero tenía pluriempleo, trabajaba también en otra empresa, y quien repartía era normalmente su madre, algo que sabían los jefes de Correos. “Sin contrato, eso sí”, subraya Eli. Vivencias de la época tiene muchas, pero se queda con “la imagen de mi madre cargada con aquella enorme mochila de cuero que pesaba lo suyo”. La conducción, el transporte de la correspondencia, llegaba entonces muy temprano en las guaguas de Titsa y la saca la dejaban en la carretera general. Doña Evarista, dueña de un bar de la zona, “habilitaba un rinconcito a mi madre para que arreglara las cartas”, detalla. De ahí subían a repartir, pero a las diez debían volver porque pasaba la guagua a recoger lo preparado y recogido en la jornada. “Recuerdo esas mañanas de verano ayudando a mi madre”, apostilla.

Una amplia trayectoria

A los 18 años inicia una trayectoria profesional que la lleva por los centros de García Escámez, Taco o Candelaria. Hoy, 32 años después, reparte en Arafo (desde 2009) junto a otras dos compañeras. A ella le corresponde La Cumbre, de la Bodega Comarcal hacia arriba. Unos 1.700 vecinos de los casi 6.000 habitantes del pueblo. “Los conozco a todos” afirma para añadir divertida: “Me dicen que tengo que llegar yo para dar luz y alegría”. Eli es futbolera “y muy del Barca”. De ahí las discusiones con los madridistas en los bares de la zona “famosos por sus bocadillos de carne”. La cartera señala que “todos son muy cariñosos”. También los trabajadores de las dos oficinas bancarias donde lleva con regularidad la valija de la ONCE.

Pero no todo es felicidad. Hay momentos muy duros como cuando fallecen personas mayores, el grueso de la población arafera, con los que había alcanzado una enorme confianza. Es el caso reciente de Efi o Hugo que, valora, “estaba siempre vacilando conmigo”. Se emociona al recordarlos.

Eli es una trabajadora con conciencia de clase y más cuando se anuncian recortes en el correo rural. Conserva la imagen de un amigo recientemente fallecido: “Esta semana hemos enterrado a un sindicalista y esposo de una compañera. Hace unos días hablé con él. Su última frase fue Eli, luchen y levantó el puño. Pues esta lucha va por Tosi. Fue un gran guerrero”.

Eli sentencia: “Correos forma parte de mi familia”. Para ella, el cartero es una figura clave en los núcleos rurales. “Como el alcalde, el cura o el maestro”, asegura, en lo que parece un guiño a la mítica serie de TVE Crónicas de un pueblo. Por eso le duelen especialmente los recortes anunciados: “Aquí no sólo se ejerce de cartero. Además de leer las cartas que puedan llegar del extranjero y a veces escribirlas, somos psicólogos, confidentes y lo que haga falta. Hay muchas personas que están solas y esperan a que tu llegues para tener un fisco de compañía”.

Las cartas manuscritas han disminuido porque “la gente ya no escribe”. Pero aún llega alguna misteriosa. Por ejemplo, apunta “una internacional hace dos años cuya única referencia era la foto de un vado. Nada más y menos la dirección. No me rendí y busqué el vado hasta dar con él. Era de una abuelita que estaba ya en la Residencia María Auxiliadora” .

Una vida vinculada a Correos y a las zonas rurales. Dos conceptos unidos en la figura de Eli. la cartera del pueblo.

Denuncia de desmantelamiento

CCOO y UGT denuncian el proyecto de desmantelamiento de Correos en el mundo rural. En Canarias, en la provincia y, principalmente, en Tenerife. Las mociones de apoyo en los plenos de ayuntamientos afectados es una de las medidas a tomar. Junto a un calendario que ya incluyó la pasada semana los desayunos reivindicativos, una convocatoria de huelga general en la Unidad de Reparto de Güímar y la concentración en la Plaza San Pedro, hoy a las 10:30 horas. De los 1.200 carteros de la provincia. La inmensa mayoría, 1.100, desarrollan su tarea en Tenerife. El 50% están dedicados al ámbito rural y en Tenerife son 241. De las 93 unidades de reparto, 33 se ubican en esta Isla. La previsión de CCOO respecto al recorte en Tenerife es de 15 puestos de trabajo, 9 en las zonas rurales. Con este desglose: dos repartos a pie en Güímar; uno en Tegueste, Tejina, Guía de Isora, Playa San Juan más un servicio rural en la oficina de Alcalá y Puerto Santiago, y uno motorizado en La Guancha. En la capital, Santa Cruz, recorte de 6 puestos a pie entre las tres unidades de reparto.