Domingo Mesa Hernández (La Cruz Santa, Los Realejos, 1932), albardero. Es la tarjeta de visita de quien se ha dedicado a la construcción de albardas, aparejos y otros utillajes para las caballerizas. Esas entrañables bestias, animales de carga imprescindibles en la historia, sobre todo la rural, de Canarias. A sus 88 años, y con más de medio siglo entregado a este trabajo, Guillo, como lo llaman los suyos, o Maestro Domingo, en el ámbito profesional, recibe el homenaje de la Isla en el Día de la Artesanía. Con la emoción de verse rodeado de los suyos, de su familia, y cierta magua porque su tarea está a apenas un paso de convertirse en un oficio para el recuerdo.

Iván, uno de sus tres hijos –los otros son Domingo, el mayor, y Javier– glosa la figura vital y profesional de su padre. Después del servicio militar, en el año 1954 comienza a aprender el oficio de la albardería junto a Nicolás Díaz Tacoronte, el mejor y más reconocido especialista de isla en la época, fallecido en 1988. Este había llegado al Norte desde su natal Charco del Pino y llevó con él toda la tradición de la familia de Granadilla, pionera en este oficio. El abuelo de Nicolás lo trajo a Tenerife después de aprenderlo durante la Guerra de la Independencia, a principios del siglo XIX, en el mundo de las caballerizas. Iván Mesa recuerda la labor de recopilación histórica de su nieto, Juan Díaz, hoy con 74 abriles.

Cuatro años después, el discípulo supera al maestro y Nicolás le dice a Domingo que volara solo. Este recuerda que “me enseñó como si fuera un hijo”. En 1958 inicia ese camino en solitario. Monta el taller en la bodega de su casa, y siempre con la creatividad y el trabajo artesano como base desarrolla la labor. En tiempos más recientes con la ayuda de la mecánica, como la de la máquina de coser alemana que le cuesta 24.000 pesetas. Asegura que compraba cada año un camión de paja de centeno para rellenar. Era algo más que una laboriosa tarea. Allí se reunían los vecinos y los amantes de las bestias para observar su trabajo y charlar.

Los tiempos cambian

Pero los tiempos cambian y la mecanización prácticamente acaba con el oficio. Hoy el taller está en proceso de convertirse, gracias al esfuerzo familiar, en un lugar de exposición, abierto a todos. Otra forma de homenaje.

Domingo Mesa atraviesa algún problemilla de salud pero en el homenaje se mantiene firme y fuerte sin parar de dar las gracias. La mesa de las autoridades la preside una albarda en miniatura que ha traído como obsequio. En la pantalla de vídeo recuerda, humilde, que “el trabajo era liviano pero había que hacerlo bien porque venía gente a buscar las albardas desde Gran Canaria o La Palma”-

Domingo Mesa: "Era un trabajo liviano, pero había que hacerlo bien; venían hasta de La Palma o Gran Canaria"

Ninguno de sus hijos quiso continuar la tradición porque “no es fácil dedicarse a esto si se quiere hacer bien”, apunta Iván. Los productos de Maestro Domingo unen variedad, calidad y creatividad. Sólo uno de sus alumnos, Emiliano Hernández Álvarez, mantiene la luz de la esperanza al dedicarse a esta labor en sus ratos libres. Porque este es, por desgracia, un oficio en serio peligro de extinción. Iván no olvida una referencia a su madre porque “detrás de todo gran albardero hay una gran mujer. O delante porque fueron muchas las que se dedicaron en su tiempo al oficio”. En este caso, Agustina Álvarez, orgullosa junto a su marido a sus 86 espléndidos años. Como dijo su propio hijo “una pequeña gran mujer”

Reconocimientos

Cho Feriante en Pinolere y Realejero del Año en su pueblo natal. Son algunas distinciones a las que une con orgullo este tributo de la Isla que le entrega Pedro Martín, presidente del Cabildo, con esta frase: “Por su gran trabajo artesanal y por ser parte de la historia de esta Isla. Este es el lugar del Cabildo –el Salón Noble– para los actos importantes y este lo es“.

Martín valora un reconocimiento "doblemente importante", no solo por conmemorar el Día Insular de la Artesanía, sino por hacer un homenaje a una profesión "casi olvidada y un testimonio de vida". Para el presidente, estas albardas son una manera de rescatar el pasado, y "me gustaría pensar que el esfuerzo que hace la familia por recuperar la memoria de su padre, su trabajo y una manera de entender la vida se pueda mantener", añade.

Por su parte, la consejera de Desarrollo Socioeconómico, Carmen Luz Baso, señala que la corporación seguirá trabajando "intensamente" con el sector de la artesanía, "que tan duramente ha sido afectado por la Covid-19".