El destino parece empeñarse en ser caprichoso. Esta vez al unir con el lapso de unos pocos días el reconocimiento a la relevancia de dos destacados tinerfeños que han recibido recientemente galardones a título póstumo. Por un lado, José Ubaldo Hernández, gran defensor de las tradiciones y la vestimenta canaria, fallecido repentinamente el pasado 26 de agosto a los 52 años. Por otro, el biólogo Antonio Bello Pérez (Granadilla de Abona, 1940) que murió en Madrid, donde residía, en febrero de 2015. Ubaldo es ya Hijo Ilustre, a falta de la ratificación del pleno tras la aprobación del Consejo de Gobierno esta misma semana. Por su parte, el científico y profesor Bello, ejemplo de visión crítica de la vida desde la condición de intelectual, al margen de su enorme nivel profesional, recibió la condición de Predilecto en la sesión plenaria del pasado 30. Ambos son ya Hijos de Tenerife

”Un férreo defensor de la vestimenta y las tradiciones canarias”. Así define en su propuesta de distinciones a Ubaldo Hernández el consejero nacionalista, Efraín Medina. El valedor de la iniciativa del Grupo CC-PNC en el Cabildo celebra que su iniciativa haya sido aprobada por unanimidad y destaca en la figura del desaparecido gestor cultural su versatilidad, pero, sobre todo, el compromiso con el pasado y también con el presente de Canarias.

José Ubaldo Hernández González nació el 14 de enero de 1968 en Tegueste, aunque residía desde hace muchos años en Guamasa (La Laguna). Fue un gestor de la cultura a nivel global, pero con una especial dedicación a la indumentaria tradicional de las islas durante más de 25 años. Ubaldo colaboró en innumerables fiestas de Canarias, siendo muy prestigiado y laureado en su trabajo diario con numerosos premios y reconocimientos en la exaltación del patrimonio cultural de as islas a través del traje típico de Canarias y de Tenerife. Falleció el pasado 26 de agosto.

El expediente se abre y se resuelve a instancias del Grupo de CC-PNC en el Cabildo que a nivel global muestra su “satisfacción” por la concesión a título póstumo del título de Hijo Ilustre de la de Tenerife a José Ubaldo Hernández González. El consejero nacionalista, Efraín Medina, agradece a todos los grupos políticos de la Corporación el apoyo unánime a una moción “que es de justicia”.

Luchador incansable. José Ubaldo siempre fue conocido por su lucha incansable en aras de la pulcritud de la vestimenta tradicional y por una férrea y constante defensa de la cultura de Canaria. Ha colaborado en multitud de ocasiones con el Cabildo tanto en exposiciones puntuales como en la difusión de la vestimenta tradicional y en charlas educativas. Según el propio texto de la proposición lo “un colaborador incansable para la Isla en general”. Efraín Medina puntualiza que Hernández “desarrolló, ademas, una importante y potente labor en el tejido social y el desarrollo comunitario entre sus vecinos”.

Esto quedó patente en las numerosas y sentidas muestras de dolor y consternación que ha causado su repentino fallecimiento. “Fue un tinerfeño que entregó su saber por toda Canarias” valora Medina quien añade como un añadido fundamental que diera “mucho trabajo” a artesanos y en mucha mayor medida artesanas de oficios como las sombrereras de palma, las expertas en fieltro, tejedoras, confeccionistas de trajes tradicionales, zapateros y sastres, entre otras profesiones, para dejar en definitiva un enorme legado a futuras generaciones. El consejero nacionalista subraya que “José Ubaldo era un ejemplo de emprendimiento, de ilusión por lo que hacía”. Pero, sobre todo, por la bondad y la generosidad con las que lo hacía. Y con una responsabilidad social personal que lo querido en todos y cada uno de los rincones de Tenerife y Canarias. “Hoy le rendimos honor a quien honor merece”, resume Medina.

Trayectoria.

Son muchas las facetas por las que se conocía a Ubaldo. Tanto su buen hacer en diferentes talleres como la labor de dinamizador cultural fueron reconocidos no sólo en Tenerife sino en otras islas de la Comunidad Autónoma e, incluso, a nivel nacional e internacional. El buen hacer y la rigurosidad en el trabajo lo llevaron a estar presente en Fitur 2018 y en la World Travel Market de Londres. Allí mostró esta singularidad de Canarias, seña de identidad y tradiciones de la tierra. Las manifestaciones de su trabajo también se reflejaron en la organización de numerosas exposiciones sobre vestimenta tradicional. Así, en la última edición de las fiestas de San Benito Abad obtuvo un gran reconocimiento del público por su precisión y magisterio al describir el traje típico.

El Cabildo, a propuesta del grupo Sí Podemos Canarias, concede el título de Hijo Predilecto de Tenerife a título póstumo al doctor Antonio Bello Pérez. Ruth Acosta, consejera insular ha defendido esta declaración, apoyada unánimemente por todas las formaciones políticas. Entiende que “es un homenaje de justicia, pues nos hemos hecho eco de la petición de organizaciones, ayuntamientos y particulares. Considera que se trata de “una demanda popular con mucho recorrido y estamos muy satisfechas con su aprobación”.

Brillante currículo. Antonio Bello fue doctor en Ciencias Biológicas, fundador del primer Departamento de Agroecología en España, investigador y profesor. Destacó especialmente su inconmensurable labor para mejorar la calidad del trabajo agrícola mediante su persistente interés en eliminar los agroquímicos de la agricultura. En este sentido, la consejera de Sí Podemos Canarias resalta su “aportación esencial en la eliminación del Bromuro de Metilo (BM) como desinfectante o esterilizante de suelos agrícolas”. En el ámbito agrario, Ruth Acosta también destaca el gran trabajo de Antonio Bello por impulsar “la investigación participativa con las agricultoras y agricultores de distintas zonas y sobre diferentes cultivos”. La consejera insular destaca la “huella imborrable que dejó el doctor Bello entre sus amistades y quienes trabajaron por una agricultura bien hecha junto a él”. Falleció en febrero de 2015.

Dignidad. De su madre, Doña Chana, maestra nacional, heredó Antonio una vocación por la docencia que le llevó a cursar estudios de Magisterio. En su época estudiantil fue ayudante becario de la Cátedra de Ciencias Naturales del Instituto Ramiro de Maeztu, entre otros. Un adelanto de su posterior tarea como profesor de Zoología en la Universidad de Navarra y en la Facultad de Ciencias de la Universidad Complutense de Madrid. Muchos de sus discípulos se incorporaron como becarios a su vez para realizar estudios de doctorado y seguir sus pasos en la investigación.

Por lo tanto, ha formado a toda una generación de fitopatólogos y agroecólogos, sin olvidarse de los papers, articulistas en revistas de ciencia. Todo ello se refleja en el buen número de tesis doctorales y proyectos de licenciatura que ha dirigido y en los que ha colaborado, no sólo en España sino también en otros países, especialmente en Cuba y Uruguay. Esto le valió el nombramiento de Miembro de Honor de la Cátedra de Ecología y Agricultura Sostenible de la Universidad Agraria de La Habana “por su destacada labor en las tareas relacionadas con la Agricultura sostenible y el Medio Ambiente, así como por su contribución a la formación de docentes de dicha Universidad”. En España fue finalista del Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica.

De espíritu indomable, incansable estudioso, con una gran capacidad de trabajo, férrea disciplina y generosidad para transmitir sus ideas y compartir sus logros, pero también con un tremendo espíritu crítico. Amigo de sus amigos “y, sobre todo, de sus enemigos”, pues en él no cabía el rencor, según dicen los que le conocían. Siempre dispuesto a tender su mano a quien lo necesitaba. Con una coraza de frialdad que escondía “una gran sensibilidad y ternura”. Cabe destacar su aportación esencial en la eliminación del BM como desinfectante o esterilizante de suelos agrícolas, pero también su labor reivindicativa del mundo rural en multitud de artículos de prensa y conferencias producto de su colaboración con asociaciones y sindicatos agrarios.

Ruth Acosta y su grupo en el Cabildo esperan que la declaración como Hijo Predilecto de Tenerife de Bello pueda propiciar la puesta en valor del espíritu crítico del profesor, de su dignidad y, sobre todo, de su gran aspiración vital y profesional: una agricultura libre de contaminantes y agroquímicos. Una distinción que sirva para impulsar otros avances en el desarrollo de la agroecología en Tenerife. La Isla que lo premia.