Si algo ha quedado claro durante la campaña por la carrera presidencial en Estados Unidos entre Donald Trump y Joe Biden es que la sociedad norteamericana está profundamente polarizada. Hoy, cuatro canarios residentes en EEUU cuentan cómo han vivido la jornada electoral y el recuento de votos.

Aníbal Martel (Gran Canaria, 1978) es un fotógrafo documentalista y corresponsal de agencias de prensa en Estados Unidos desde 2011 donde ha trabajado en ciudades como Boston, Nueva York o Carolina del Norte. Es también creador del proyecto cultural Cislanderus en el que nos descubre a los descendientes canarios de Louisiana.

Martel ha vivido en primer término la campaña electoral desde Carolina del Norte, uno de los estados clave que pueden dar o quitar las llaves a los inquilinos del 1.600 de la Avenida Pennsylvania. Para este fotógrafo, estas últimas elecciones “no han sido tan de vértigo como las vividas hace cuatro años” y quizás el motivo sea que “ha votado más gente por correo que el total de los votantes de las elecciones de 2016, con lo que la participación en las mesas electorales ha sido bajísima. De hecho, los fotoperiodistas hemos trabajado precisamente poniendo el acento en la escasa población que ha acudido a votar presencialmente este martes 3 de noviembre, tanto en los condados como en la propia capital”.

Martel recuerda que hace cuatro años “todos daban por sentado que ganaría Hillary Clinton, y a final fue Trump el elegido. En esta ocasión, la campaña ha tenido un tono de miedo, de no dar por sentado un resultado y el miedo a que repita Trump ha estado sobrevolando toda la campaña. Desde amigos, voluntarios en las mesas electorales y periodistas nadie ha sido capaz de ofrecer un resultado en el que hubiera un claro vencedor”.

Este fotógrafo profesional no ha visto con sorpresa el anuncio de Trump de llevar a la Corte Suprema el voto por correo para impedir su recuento, habida cuenta de que se estima que la mayoría de dichas papeletas apoyarían al candidato demócrata Joe Biden. “La cantidad de barbaridades que Trump ha dicho en estos cuatro años y a lo largo de esta campaña electoral ya no sorprende a la gente. Lo puede hacer, y es probable que lo haga porque así mantiene vivo su discurso entre sus seguidores hasta la toma de posesión en enero próximo. El peligro es que la radicalización puede aumentar de forma muy significativa en las próximas semanas a sabiendas, además, que tiene mayoría en el Tribunal Supremo después de haber elegido hace apenas una semana a una magistrada claramente republicana para suceder a la fallecida Ruth Bader Ginsburg”.

“Trump miente en sus discursos, pero le da igual porque hasta que no se comprueba que lo que ha dicho es mentira, repite su mensaje una y otra vez para que cale en la población. Luego, cuando se desmiente, el efecto es muy efímero”. “Trump puede decir ahora que ha habido fraude en el voto de correo, y seguro que no es verdad; llevará el asunto hasta el Tribunal Supremo, donde tiene a su favor a la mayoría de los jueces que deben decidir sobre este asunto y, lo más probable es que adopten una decisión favorable al republicano, con lo cual el mensaje de que hay fraude en el voto por correo acaba por convertirse en verdad judicial, lo que no quiere decir que sea la verdad”, reflexiona Aníbal Martel quien apunta a que “en caso de que su denuncia sea refrendada en los tribunales pondrá el sistema de EE.UU. a la altura de cualquier país no democrático”.

“Trump tiene un arma muy poderosa: su lenguaje tan básico. A pesar de que diga lo que diga, le llega a la mayoría de un país que no tiene formación. Su mensaje además cala entre aquellos que están descontentos y es capaz de lanzar cualquier fake sin inmutarse. Pero es que además, en el cara a cara lo pone muy difícil. Es tremendamente complicado mantener un debate serio con Trump, porque no entra en el discurso, lanza su fake y ahí queda”.

El fotoperiodista sabe muy bien cómo cala el discurso de Donald Trump entre a población republicana. “He trabajado en zonas rurales del interior de Estados Unidos, cinco año en Louisiana donde la población es profundamente republicana y esta es la parroquia a la que se dirige Trump, su mensaje cala y no se hacen preguntas de si lo que ha dicho el líder del partido Republicano es verdad o no”.

Sobre el voto que la comunidad latina le ha dado mayoritariamente a Donald Trump, Martel opina que “aunque pudiera parecer raro, la población latina que reside en Estados Unidos quiere vivir segura en un país que es hipercapitalista, donde las cosas les van infinitamente mejor que en sus países de origen, e incluso, muchos de ellos apoyan las políticas de Trump en contra de la inmigración irregular”, señala para añadir que “muchos de los latinos que han emigrado de países como Cuba o Venezuela consideran que los demócratas son los socialistas casi comunistas que gobiernan en sus países de origen, de los que han huido”. “Ellos quieren sentirse seguros dentro del muro, no fuera”.

Martel señala que “el Trump que hemos visto al final de esta Legislatura es el peor Trump que cabríamos esperar, y creo que este va a ser el discurso que va a mantener en los próximos cuatro años si finalmente se queda en la Casa Blanca porque ha ganado con un discurso mucho más duro que el que le llevó por primera vez a la Presidencia”.

Álvaro Santana Acuña es un tinerfeño que da clases de Sociología en las Universidades de Whitman College, en el estado de Washington, y Harvard en verano, aunque lleva algo más de un mes en su isla natal debido al cierre de su universidad por la pandemia para continuar con un proyecto de investigación en Francia. No obstante ha estado pegado a la jornada electoral al estar en permanente contacto con los profesores y alumnos a los que les imparte de forma telemática la asignatura de Sociología Política.

Para Santana Acuña, “los resultados aún provisionales son una señal de la gran polarización política que se vive en el país; creo que nunca antes el país había estado tan polarizado, no solo en lo que a resultados electorales se refiere, sino a cómo la gente de la calle siente la resolución de las elecciones. Una pista de esto es también la altísima participación que se ha registrado”. Para este profesor, “el que gane las elecciones, sea Trump o Biden, va a heredar un país tremendamente enfrentado entre partidarios de uno y otro candidato”.

Esto también parece vislumbrarse ya conociendo los resultados del voto popular, que dan mayoría para Biden, pero el sistema electoral estadounidense posibilita a un candidato a ganar las elecciones a pesar de no contar con la mayoría de los votos depositados en las urnas, debido al sistema de colegios electorales implantado en el siglo XVIII. El profesor Álvaro Santana Acuña señala que “muchos politólogos señalan que este sistema está desfasado, es elitista y clasista que no tiene una justificación para que siga funcionando en el siglo XXI, pero para que haya un cambio, deben ponerse de acuerdo tanto el Congreso como el Senado para legislar una reforma de semejante calibre. Sin embargo, al partido Republicano no le interesa porque sus dos últimos candidatos que han ocupado la Casa Blanca, George W. Bush y Donald Trump, han ganado precisamente por este sistema de colegios electorales y no por el voto popular”, recuerda.

Santana Acuña coincide con otros canarios residentes en Estados Unidos al identificar el “miedo” con la sensación que perciben los norteamericanos no republicanos ante unos resultados que podrían ser favorables al candidato demócrata. Añade que algunos comercios en los que se venden armas las han retirado de los expositores para evitar que pudieran hacerse con ellas en una entrada sin control a la tienda ya que diferentes informaciones periodísticas ya han señalado un incremento de la compra de armas en los últimos días en varios estados.

“A estas horas ya se sabe que la victoria electoral va a estar muy reñida incluso con sorpresas como la ocurrida en el estado de Texas, donde los demócratas estuvieron a punto de ganar tras más de 40 años de fortín republicano”, indica. “En Georgia, Pennsylvania y Wisconsin serán los votos por correo los que finalmente decanten una victoria a Biden, lo que ha llevado a los republicanos a anunciar que intentarán anularlos en los tribunales y todos sabemos que Trump ha colocado a dos magistrados republicanos en la Corte Suprema, teniendo la mayoría en ese órgano jurisdiccional”.

María Martín es una tinerfeña que lleva más de 20 años trabajando como orientadora para el Departamento de Educación de la ciudad de Nueva York. Comenta que siguió hasta la medianoche los resultados electorales, pero “no nos quedamos más tiempo porque creemos que no se sabrán a ciencia cierta hasta dentro de un par de días”.

“Tenía la expectativa de que hubiera un margen más amplio entre Trump y Biden, sin embargo creo que aunque el candidato demócrata parece ser una buena persona, su partido no acaba de modernizarse. Creo que la cúspide del partido demócrata impidió el paso de nuevos líderes como Jorge Castro o Bernie Sanders, que hubieran tenido mejores resultados”.

Sobre los calificativos de Trump respecto al “fraude” del voto por correo, María Martín señala que “es algo que ya esperábamos que sucediera. Para mi no es ninguna sorpresa”. Añade que “Trump ha estado debilitando el sistema postal desde hace meses después de poner al frente a un individuo cuya única virtud es ser donante de Trump y estar vinculado con el negocio privado postal”. “Hace un mes mandé un carta de Nueva Jersey a Manhattan y tardó un mes en llegar a su destino”.

Para esta orientadora del sector educativo, “la reelección de Trump, en caso de que se haga efectiva, va a producir un recrudecimiento de persecución de las minorías porque es un supremacista blanco demostrado; un aumento de la desigualdad y deterioro de las relaciones internacionales y un ascenso del discurso fascista”. Y es que Martín recuerda que “Trump ha culpado de la pandemia a China y a los gobernadores demócratas, lo que ha calado en muchas partes, además de los conflictos raciales que existen con una población negra que alcanza el 14% del total y que Trump no ha querido resolver, sino avivar más las llamas”.

Juan Pedro Martín se instaló hace tres años en San Diego (California) y trabaja de contable en una empresa de construcción. Dice que la noche electoral la vivió “cenando comida mexicana y pegado a la televisión hasta que vi que no se llegaría a saber el resultado hasta bien pasadas unas cuantas horas”.

Señala que “realmente esperaba un resultado muy ajustado, es lo que veía en la calle porque Trump tenía más apoyo de lo que los medios de comunicación decían”.

Señala que sinceramente cree que pinta mal el asunto de llevar a los tribunales los votos por correo, pero cree que Trump puede estar en lo cierto, que haya habido fraude electoral. “Suena raro que los estados necesarios para llegar a los 270 electores se decanten de la noche a la mañana para Biden”.

Si hay cuatro años más de Trump, Juan Pedro Martín considera que “podrían haber disturbios y protestas. En cambio, si Biden gana tendremos a la primera potencia y democracia del mundo en manos de un presidente débil y manejado por otros”.