A punto de cumplirse seis años y tres meses desde la fecha de cierre obligado del mirador de Humboldt, en La Orotava, el Ayuntamiento villero ultima su limpieza y reparación para volver a abrirlo al público, de forma temporal, aún sin servicio de cafetería. Será una transición mientras concluye el trámite del nuevo concurso público que dará una segunda oportunidad a este mirador. Se construyó a mediados del siglo XX para rendir homenaje al explorador y científico prusiano que le da nombre, autor de obras como Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente o Cosmos, y en el siglo XXI se complementará con un espacio dedicado a Bencomo, penúltimo mencey de Taoro, quien se cree habitó en unas cuevas cercanas, declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1986.

En 1799, Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland se embarcaron en una gran expedición científica por América, que incluyó una escala en Tenerife para ascender al Teide. En aquel viaje, el científico nacido cerca de Berlín quedó prendado por la belleza de la isla y, en especial, con la primera impresión que tuvo al observar el Valle de La Orotava de finales del siglo XVIII. Posteriormente confesó "no haber visto, en parte alguna, una imagen tan armónica, tan diversa, tan atrayente por la distribución de verdes y masas rocosas".

Viaje clave. Aquella breve estancia en Tenerife le permitió sentar las bases de su pionera tesis sobre los pisos de vegetación, clave para la apertura de nuevos campos de investigación para botánicos y geógrafos. Además, sus referencias a las islas se convirtieron en una de las primeras grandes campañas de promoción turística de Canarias. De aquel viaje de un personaje fundamental para la historia de la ciencia surgió un mirador que quiso inmortalizar su visita al Valle, aunque aquel vergel haya cambiado bastante en los últimos 221 años.

Aquel humilde mirador de mediados del siglo XX se mantuvo prácticamente sin cambios y sin grandes cuidados hasta 1999, año del 200 aniversario de la visita de Humboldt, cuando el Cabildo decidió que debía mejorar y relanzar aquel rincón privilegiado.

Lo que parecía una buena idea se ha convertido, al menos por el momento, en 21 años aciagos, repletos de sinsabores y críticas. Los trabajos para reacondicionar el mirador duraron 6 años y costaron más de 1,5 millones de euros. La imagen de búnker militar no gustó, tampoco la gran pared levantada entre el mirador y la carretera para aislarlo del ruido de los vehículos.

La etapa de Teidesoft. Si la reforma encontró más detractores que defensores, lo ocurrido con su gestión posterior recibe una crítica prácticamente unánime. El Ayuntamiento adjudicó la gestión del mirador a una empresa con mucha experiencia en informática y muy poca en hostelería. Teidesoft asumió la explotación del mirador en 2006 y comenzó una costosa y discutida reforma por numerosos defectos de fabricación, daños por vandalismo y algunas mejoras no autorizadas, como reconvertir en restaurante la planta baja. Este proceso retrasó otros cuatro años la apertura.

En 2010 se renegoció el contrato con la empresa Teidesoft, que finalmente se cerró con una duración de 30 años, con cinco de carencia, y una cuota mensual de 1.500 euros por la cafetería, el restaurante, la tienda y la terraza del mirador. Ese canon debió abonarse desde 2015, pero nunca se pagó. El Ayuntamiento ha perdido más de 85.000 euros en estos años.

Tres años de 21. En 21 años, el único periodo de relativa calma y utilidad que vivió el mirador fue de apenas tres años. Fue entre diciembre del año 2010, cuando por fin se inauguró, y el inicio de los numerosos conflictos laborales y empresariales que derivaron en una orden judicial de cierre y clausura que se concretó en julio de 2014.

Desde el verano de 2014 hasta el final del verano de 2020, el mirador de Humboldt ha permanecido cerrado y desprotegido. A expensas del vandalismo, el deterioro y las malas hierbas.

Marzo de 2017. En ese periodo de cierre, el Ayuntamiento de La Orotava empezó a mirar a la cercana Cueva de Bencomo, especialmente a partir de marzo de 2017, cuando la empresa pública Grafcan determinó que este BIC, ubicado por error en el término municipal de Santa Úrsula, pertenecía en realidad a La Orotava.

El Consistorio inició entonces gestiones con el Gobierno de Canarias y con los propietarios de terrenos para limpiar las cuevas, usadas como corrales de cabras durante décadas, y realizar allí estudios arqueológicos, desarrollados entre 2018 y 2019. Desde mayo de 2018, el Ayuntamiento villero anunció su intención de comprar la finca donde se ubican las cuevas, para lo que contaba con una partida de unos 100.000 euros. Pese a que esperaban adquirirla pronto, las negociaciones continúan abiertas.

El alcalde villero, Francisco Linares (CC), ha reiterado en varias ocasiones la intención de que toda la planta baja del mirador de Humboldt, que fue durante meses un restaurante, mantenga la titularidad pública para convertirse en el centro de interpretación del BIC de la Cueva de Bencomo, que se encuentra en una zona de difícil acceso, muy cerca del mirador.

Cuatro frentes. El Ayuntamiento villero tiene ahora cuatro frentes abiertos en el mirador de Humboldt: ultima la reapertura de su terraza, con un servicio de seguridad privada; tramita el concurso de adjudicación de la cafetería; continúa con la negociación de la compra de los terrenos de la Cueva de Bencomo, y sigue buscando el apoyo del Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife para impulsar el centro de interpretación dedicado al penúltimo mencey de Taoro, Bencomo, un personaje clave en la historia de la conquista de Tenerife y padre del mencey Bentor, cuya figura recuerda la escultura del mirador de El Lance, en Los Realejos.

Discrepancias. Aunque existen algunas discrepancias y dudas entre historiadores y arqueólogos, la declaración BIC del Gobierno de Canarias parte de la premisa que esta cueva fue en tiempos prehispánicos la residencia del mencey del reino de Taoro. En la época aborigen, la población residía en cuevas de barrancos y acantilados, y, en este caso, las cuevas habitacionales y sepulcrales discurrían desde el Barranco Hondo hasta La Punta de El Ancón. De hecho, en estas oquedades se hallaron restos humanos, cerámicas y cuentas de collar. En las últimas excavaciones, realizadas por la empresa especializada Prored, se hallaron restos de los siglos VIII y IV: un diente de cabra y una semilla de cebada carbonizada. También se hallaron punzones, restos de cerámica y herramientas de piedras, cuya antigüedad no pudo datarse por la contaminación generada por las toneladas de estiércol de cabra que los cubrieron durante décadas.

El futuro del mirador de Humboldt, ahora ligado también a la figura del mencey Bencomo, parece aclararse en esta nueva etapa que se concretará este martes día 6, cuando el Ayuntamiento de La Orotava celebrará una visita informativa. La primera después de casi diez años.