El goteo de cierres de establecimientos hoteleros y comerciales y la consecuente pérdida de empleo en el sur de la Isla alcanza niveles altamente preocupantes, cuestión de la que se responsabiliza a la pasividad con la que el Gobierno de Canarias y, de forma más concreta, su presidente, Ángel Víctor Torres, afronta la decisión de implantar los test de detección del coronavirus en los aeropuertos y puertos del Archipiélago. Así lo transmiten voces autorizadas del Círculo de Empresarios y Profesionales del Sur de Tenerife (CEST), que lleva cuatro meses "clamando en el desierto" en su demanda de esta medida.

Todo apunta a que pasado mañana habrá cientos de vehículos en la caravana lenta que, como medida de protesta, recorrerá los más de 70 kilómetros que separan Costa Adeje de la sede de Presidencia del Gobierno en Santa Cruz de Tenerife. La convocatoria la realiza el CEST con el lema ¡Test en aeropuertos, ya!. Se trata de una caravana "por la protección de Canarias, el empleo y el futuro" y debe servir no solo para hacer visible la queja y preocupación de la sociedad, sino para que el Ejecutivo regional se sienta "apoyado por la población" y "ponga en marcha esta medida urgentemente", según explica el Círculo.

"Intentamos que esta caravana no tuviera lugar buscando el compromiso del Gobierno, pero es imposible. Tenemos que hacerla a la fuerza. Estamos indignados con esta pasividad de las autoridades". Estas palabras de Juan Correa, presidente de la Asociación de Representantes de Artistas de Tenerife (ART), son consecuencia de "la decepción brutal" con Torres que reina en la comarca. "La ley le permite adoptar decisiones en este ámbito y aplicar los test en aeropuertos y puertos, pero no lo hizo para no contradecir a su jefe, Pedro Sánchez. Respondió con evasivas a las demandas del CEST y del FAST en las reuniones mantenidas. Da vergüenza y miedo este Gobierno".

Correa, que gestiona una plantilla fija de unos 80 empleados -que llegan a ser hasta 150, con las contrataciones esporádicas-, hoy mantiene activos a siete de los fijos y llega a 15 con los eventuales en una empresa que oferta espectáculos a los recintos turísticos. Considera que es un reflejo perfecto de los efectos de la crisis sociosanitaria en el Sur. "El momento actual es muy delicado porque hay un grupo de hoteles muy importante que piensa cerrar en octubre. Con los préstamos ICO, aguantaría hasta fin de año, pero si no se soluciona la situación hasta entonces, cerraremos o solo trabajaré yo y el equipo se mantendrá en el ERTE".

Junio es el momento en el que debieron comenzar los controles en la llegada de visitantes mediante los test. El ejemplo de Madeira les da la razón a quienes, como el CEST, así lo plantean. En el Archipiélago portugués "tuvieron hasta un 70% de ocupación, lo que refleja su éxito. Nos hubiera permitido crear un corredor con Canarias desde los mercados emisores tradicionales, reflexiona el empresario, quien, tras poner en valor la llegada de turismo peninsular en verano, no obvió que "si lo hubiéramos controlado con los test, las cifras de contagios en Canarias hoy serían notablemente mejores. Aquí llegaron visitantes procedentes de zonas con los mayores focos de coronavirus del país, pero no estaban los test".

En ello incide Lorenzo Reverón, empresario de la restauración (Grupo Gourmetland) y vocal del CEST, quien también considera que debieron y deben aplicarse a quienes viajan entre las Islas. "La subida experimentada en las cifras de contagios el mes pasado ha sido por no haber hecho los test". Con el aval de su experiencia, vaticina que "la solución será complicada, para el año que viene. Este verano nos hemos dormido, no han empezado a hacer algo, ni siquiera test. Hemos perdido el verano y el invierno va de camino, porque, encima, los mercados emisores de turistas están con el mismo problema. Es la pescadilla que se muerde la cola".

Una larga agonía

En su análisis, percibe falta de conciencia acerca de que "esto será una agonía muy larga, aunque el turismo vaya llegando". Sin mostrarse convencido de ello, apunta que "en año y medio recuperaremos la normalidad, no será tan rápido como decían. Mucha gente se quedará en el camino. Está clarísimo". Pero la actividad empresarial está en la UVI: "Cuanto más tiempo pasa, más riesgo de quiebra".

Con 26 restaurantes y 600 empleados antes de la pandemia, Lorenzo Reverón dice que 560 continúan en el ERTE. En julio y agosto abrió el 10% de los locales, pero ayer cerró los dos últimos que mantenía activos en la zona turística. Los ingresos cayeron muy por debajo de lo que cuesta mantener las puertas abiertas y el gasto, solo en Seguridad Social, asciende a 300.000 euros. De los 26 restaurantes, siete no reabrirán, "estamos entregando las llaves", lo que afecta a unos 200 empleados. "A base de préstamos, intentamos aguantar los establecimientos que son de nuestra propiedad lo máximo posible, aunque tenemos hipotecas, pero no podemos sostener los que tenemos alquilados". Y la perspectiva no induce al optimismo, por lo que "este año no creo que podamos volver a abrir. Cada mes que pasa, más ruina. Me quedo con los trabajadores, porque no puedo hacer otra cosa, a la espera de conocer qué solución dará el Gobierno al tema. ¿Qué hacemos con ellos? Es una situación dramática", apostilla.

Con la aplicación inmediata de los test como objetivo principal, Juan Correa sostiene que la caravana convocada para el miércoles "es una iniciativa que parte del sur de Tenerife, pero nos representa a la Isla y a Canarias. Estamos todos con el mismo pensamiento". Criterio con el que coincide Lorenzo Reverón, quien en su llamamiento a la particicipación incide en que "esto es un tema de todos". Considera que la asistencia será masiva porque, "si no lo hacemos, al cabo de unos meses nos lamentaremos de no haber salido a la calle". Además, pide "que nadie interprete que esto es un tema del Sur, no, es un asunto de la Isla. Tenemos que decirle al Gobierno de Canarias que tiene que tomar medidas con urgencia". El empresario tiene claro que "esperando no vamos a solucionar nada".