José Ramón Enjamio (Pontevedra, 1957) es un gallego -el cuarto de siete hermanos- que desde octubre del año pasado es el prior de la Basílica de Candelaria y organiza sus primeras Fiestas de Agosto al frente del santuario mariano "a medio gas" para sortear el contagio del Covid. Nacido en una pequeña aldea de Pontevedra, en los años sesenta su familia se trasladó a la periferia de Santiago de Compostela en una época en la que fue un feligrés revolucionario: corrió delante de los grises por participar en reuniones - cuando estaban prohibidas- para poner en marcha proyectos sociales de apoyo a los desfavorecidos. En ese escenario, un día se planteó darlo todo, y entró en 1975 en la orden dominicana, como novicio en León, siendo ordenado con treinta años. Ha prestado servicio durante un lustro como director de una residencia universitaria en Salamanca, luego 15 años al frente de un colegio universitario de Valladolid, donde acudían estudiantes de Ingeniería y Medicina, y después al frente de la editorial San Esteban. En 2016 las tres provincias de la orden se unificaron y recaló en la comunidad de la Basílica, donde fue elegido prior, una labor de la que hace partícipe a los otro cinco frailes aunque él sea el primero. Desde los años 90 ya mantenía contacto con Canarias, a donde venía a predicar en La Gomera o a hacer alguna sustitución, y conoció al recordado Jesús Mendoza, de quien destaca el valor de hacer parroquia en el pueblo, a pesar de estar también entregado a la Basílica.

¿Cómo se presentan estas Fiestas de Agosto marcadas por el Covid?

Ciertamente son unas fiestas atípicas. La pandemia ha matizado mucho todas las celebraciones, tanto religiosas pero más las sociales. Nuestra pretensión es mantener los actos religiosos como han sido otros años, pero cumplimiento con el protocolo sanitario.

¿Y dentro de la Basílica?

Dentro de la Basílica es obligatorio el uso de mascarilla, incluso cuando se saca la foto junto a la Virgen, mantener las distancias entre personas... La Virgen nos quiere sanos y nosotros tenemos que poner de nuestra parte. Son normas que tenemos que cumplir para que el virus no entre e impedir un rebrote. La gente colabora mucho.

En los días previos, ¿ha ido más o menos gente a ver a la Virgen de Candelaria ?

Hemos ampliado el horario los días previos, porque la Basílica va a estar cerrada esta noche y está prohibido peregrinar por los caminos de llegada a Candelaria. Estos días el templo, y así ocurrirá hasta el domingo, permanecerá abierto desde las siete de la mañana hasta las nueve de la noche.

¿Han habido peregrinos?

Estos días hemos visto afluencia de gente y peregrinos, como un pequeño grupo que llegó la tarde del miércoles a las nueve de la noche. A la hora del cierre de la Basílica entró por las escaleras de la Fuente de los Peregrinos un grupillo que venía desde Granadilla de Abona y entró al templo a ver a la Virgen. Ha sido emocionante: pudieron llegar, entrar, saludar a la Virgen de Candelaria y expresar su sentimiento, derramando alguna lágrima de emoción por llegar a la meta. La gente ha atendido a lo que hemos invitado y están llegando de forma escalonada.

¿Hay algún consejo para los mayores o personas con movilidad reducida?

A partir de las siete de la tarde, y hasta las nueve de la noche, la Basílica no tiene tanta afluencia de personas, y hemos recomendado para que los mayores o las personas con movilidad reducida que pasen a esas horas porque se pueden acercar más al trono de la Virgen, dentro del templo, y pueden contemplar más cerca a nuestra Chaxiraxi.

Pero no habrá peregrinación esta noche a Candelaria.

Del 14 al 15 están prohibidas las peregrinaciones a Candelaria por los caminos antiguos; no se puede poner puertas al campo. Este año no va a estar la Basílica abierta desde las nueve de la noche, a diferencia de otros años. Y hasta las seis de la mañana del día 15 estará cerrada; será entonces cuando se celebre la primera misa de peregrinos.

¿Hasta cuando se mantendrán estos horarios amplios?

A las nueve de la noche del domingo 16 se desactiva el dispositivo especial con motivo de las fiestas. Ya el lunes volverá a abrir la Basílica con el horario normal: ese día, después de las tres de la tarde.

No va a haber representación de los guanches ni procesión en la octava, que sería este domingo día 16...

No. No va a haber procesión; va a haber misa solemne con la representación de la Casa Real, aunque este año tampoco tendrá parada militar, sino que será recibido por el obispo de la Diócesis de Tenerife a la puerta de la Basílica, al igual que a la Corporación municipal y las autoridades civiles y militares invitadas. Será un grupo reducido. La misa de doce de mañana, sábado, será retransmitida por televisión; será una ceremonia sencilla y emotiva. Una vez que se complete el aforo de la Basílica no estará permitida la entrada.

¿Algún consejo para mañana?

Si hay personas que tienen previsto pasarse por Candelaria entre las once de la mañana a las dos de la tarde de mañana, que retrasen su llegada porque en ese periodo la Basílica estará cerrada por aforo completo.

¿La pandemia ha alimentado la fe?

Ha removido los corazones. En un sector de personas que tenían la fe aletargada o adormecida, la pandemia ha reavivado ciertos valores o ideales que tenían adormecidos, si no casi perdidos, y la gente la ha retomado de nuevo.

¿Ha sido testigo de ello?

Estos días he visto a bastantes hombres y mujeres, de edades entre los 20 y los 40 años, que ante esta situación que les ha tocado vivir -algunos están en el ERTE, otros en el ERE o en el paro-, están volviendo a revivir la fortaleza de la fe en estos momentos de crisis y de incertidumbre.

¿Queda la fe como el único clavo ardiendo

La fe es esa luz que en los momentos de duda u oscuridad te mantiene viva la esperanza para seguir luchando y volver a retomar proyectos, es fundamental para descubrir el sentido de la vida cristiana y humana.

¿Qué busca el hombre?

Uno lo que quiere es encontrar el sentido a la vida; lo que quiere es ser feliz. Hay muchas cosas que hasta ahora eran los focos de la felicidad que se han derrumbado. Lo único que da sentido a la vida y ayuda a los seres humanos es la fe, que es amor. Es lo que realmente une a las generaciones. Cuando uno no se quiere, está desunido. En estos momentos de incertidumbre se encuentra el sentido de la vida en la fe y el amor. Así no se pierde nunca la felicidad.

¿Cuando viene la época de bonanza nos olvidamos de la fe?

Ya lo dice el refrán... "nos acordamos de santa Bárbara cuando truena" (se ríe). También nosotros nos acordamos de nuestra Chaxiraxi cuando la vida nos pega un revés y vemos cómo han tambaleado esos fundamentos donde teníamos nuestras vidas y comprobamos que esos ideales y valores nada tienen que ver con los del evangelio, porque hemos construido sobre arena.

¿Hay un resurgir de vocaciones?

Esto no es nuestro; Dios es el que llama. Ya ocurrió cuando llamó a doce, y la gente responde. Hay un resurgir, una vuelta. Somos nosotros los que tenemos que rearmar y darle fondo a la juventud ahora que estamos diciendo que hay bastantes descerebrados por los rebrotes. Otra vez, nosotros tenemos que llenar de fondo la vida de esas generaciones; y hay muchas personas que se lo toman en serio y muchos se están replanteando la vocación y la vida cristiana. Hay un renacer. Esto es cuestión de El y a El le dejamos; llevará su obra a su fin con nuestra ayuda o incluso de nuestra oposición.

¿Cómo descubrió su vocación?

Surgió después del mayo francés (se ríe). Entre los años 1972 y 1975, corriendo delante de aquellos grises que llamábamos nosotros los mocasines, corre, corre, cuando estábamos en aquellos barrios creando ese ambiente de ayuda, solidaridad...; cuando estábamos creando cooperativas para que los hijos de los trabajadores tuvieran sus guarderías. Ahí me planteé mi vocación; estaba trabajando de dependiente en una perfumería y al final dije: "O todo o nada". Y dije: "Pues todo". Y también me fue enamorando el trabajo de otras personas, y quise ser como ellos y decidí la vida religiosa.

Entonces, fue un feligrés revolucionario.

(Se ríe). Un poco sí, porque teníamos comidas en lugares donde estaba prohibida la asociación en encuentros a comienzo de los setenta; estábamos generando en el barrio donde me crié esa conciencia de apoyo mutuo en las periferias de Santiago de Compostela. Junto a albañiles del nuevo barrio construimos una guardería infantil... Estábamos unos cuantos que al final decidimos entregarnos de pleno a ese trabajo y yo opté por la orden de predicadores donde canalizaba todas mis inquietudes.

Vamos, que tuvo un Jesús Mendoza que le entusiasmó y quiso seguir su estilo de vida.

Conocí a Jesús Mendoza en los años noventa porque venía por aquí a predicar a La Gomera y también en la Semana Santa, y a hacer alguna sustitución porque estaba de director de algún colegio mayor, lo que me permitía ausentarme en verano y Semana Santa. Aprovechaba para desarrollar esa dimensión pastoral que yo añoraba. Desde aquella experiencia, las Islas me enamoraron. Hace cinco años tuve la oportunidad de venirme a Candelaria y ni lo dudé.

¿Cambió de comunidad?

Procedo de la comunidad de San Esteban de Salamanca; allí tenemos una comunidad muy amplia. Tenemos una facultad de Teología, la editorial San Esteban -de la que fui administrador y subdirector quince años- y después tenemos la parte museística de ese convento del siglo XVI por el que pasaron Francisco de Victoria, Domingo de Soto, Amancio de Corpus Christi... grandes hombres del siglo XVI que orientaron y ayudaron a Colón a irse a América.

¿Es muy larga la sombra del recordado Jesús Mendoza?

Claro, aquí en Candelaria lo fue todo, donde estuvo muchos años viviendo y estuvo en la parte social y quiso construir comunidad, como fue en la parroquia de Santa Ana. Dentro de la Basílica estuvo trabajando muy duro, y de hecho murió aquí. Hay que reconocerle todos los esfuerzos que hizo, como los grandes sueños con la residencia de mayores, la conciencia de parroquia de Santa Ana... Cuando está una iglesia cerca de una Basílica, parece que una vive a la sombra de la otra. Y él intentó crear un ambiente de parroquia de Santa Ana sin menospreciar el ambiente de Basílica, que es muy diferente y distinto. Fue el alma mater durante muchos años; en octubre se cumplen siete años que falleció.

¿Asusta tener la encomienda de la Basílica como prior?

Tengo que confesar que durante tantos años que llevo de dominico, cuando me eligieron de prior en otras comunidades, el padre provincial siempre aceptó mi renuncia porque estuve desde 1982 en todas las comunidades de administrador. Es más difícil encontrar un administrador que hallar un prior. Pero aquí, en Candelaria, una vez me eligieron prior, no tenía motivos para pedirle al provincial que no aceptase esa decisión de la comunidad. La suerte que tengo es que junto a otros los cinco frailes hacemos juntos la tarea; es una actividad que no se lleva sola, sino con la ayuda de los demás. Son ellos también los que sostienen y mantienen la actividad pastoral en la Basílica. Están trabajando juntos, programamos juntos y lo llevamos a cabo siempre juntos. Unos colaboramos con otros para que lo que hemos decidido se llegue a conseguir. Estar de prior en esta casa de Candelaria con cinco frailes no me ha asustado tanto gracias a que los frailes me hacen la vida agradable y colaboran.

También tienen la encomienda de las parroquias del pueblo.

También se hace eso. Lo bueno que tenemos la comunidades religiosas es que la ausencia de un miembro por cualquier circunstancia no lleva a la ausencia del trabajo; cada uno es responsable y los demás estamos apoyando esa actividad por si hay que suplir por alguna circunstancia; el trabajo es común tanto para las parroquias como para la Basílica.

¿En algún momento los dominicos se han planteado dejar que sean los sacerdotes diocesanos quienes cuiden de la Basílica?

Eso será cuando no haya suficientes vocaciones dominicanas para estar en esta presencia. En 2016 tuvimos la fusión de provincias -la provincia de España, la de Aragón y la bética; ahora somos una, la de Hispania-, y decidimos que la presencia en Candelaria, como es nuestra única presencia en las Islas, se mantenga mientras haya frailes dominicos suficientes. Nos estamos replanteando la presencia en otros lugares. Ahora teníamos un capítulo provincial electivo que lo suspendimos hace tres días porque nos íbamos a reunir más de setenta frailes, priores y delegados de las distintas comunidades a doce kilómetros de Aranda del Duero. Y tal y como está la situación allí hemos tenido que postergarlo al año que viene. La finalidad de ese capítulo era replantear otras presencias, y si no es viable, entregarlas a las diócesis. Desde 2016, los dominicos decidimos que esta presencia en Canarias vale la pena mantenerla los dominicos mientras hayan frailes suficientes.

¿Cuál es su plegaria o deseo que le ha encomendado a la Virgen?

Hay muchos deseos. El primero, viendo las lágrimas de algunos jóvenes o personas ante la Virgen por el futuro incierto, lo que estoy pidiéndole es que se encuentre pronto una vacuna o un medicamento para que podamos volver a la normalidad, para que las personas que están viendo que pueden quedarse sin trabajo -porque dependemos del turismo-, puedan volver a su puesto de trabajo. Esto ha afectado a muchas personas y estamos con mucho temor, como ocurre entre los que están en el ERTE. Hay muchas familias que lo van a pasar duro. Le pido a la Virgen que podamos encontrar esa vacuna o medicación para que se pueda recuperar ese trasiego y se permitan las llegadas de turistas para que de nuevo se pueda recuperar una cierta normalidad. Esa es la angustia que veo en el rostro de muchas personas. Y también pido para la juventud cordura ante esta situación; que todos nos cuidemos. La juventud tiene que cuidar a sus padres y abuelos, y también entre ellos porque son el futuro. Le pido a la Virgen que se llenen de ideales cívicos, cristianos, evangélicos... que sigan luchando para crear una sociedad más justa, igualitaria, solidaria... Una gran pandemia hoy es que la juventud está sin ideales, y necesitamos que la Virgen los llene de ideales para que los jóvenes realicen esos sueños y repercuta en nuestra sociedad. Me gustaría que la Virgen les de paz y sosiego a las familias ante esta incertidumbre.