La devoción al Santo Hermano Pedro es lo que lleva todos los años a un grupo de personas a peregrinar cada mañana durante nueve días de julio hasta la cueva que sirvió de refugio a este religioso y recordar así el aniversario de su canonización. Una fe popular que parece robustecer con el paso del tiempo y que lleva a muchos de estos fieles cada día al santuario para encontrarse con el que fue el primer santo canario.

Así lo confirma María del Carmen Rodríguez, quien participa todos los años en esta peregrinación "por pura devoción". Para ella, el Hermano Pedro "es un santo muy cercano, que ha hecho mucho por nosotros", por eso mantuvo que no le cuesta nada llegar hasta el espacio religioso, donde a las nueve menos cuarto el grupo de peregrinos reza la Novena junto a otros devotos que se desplazan hasta el lugar en coche.

Continúan así con una tradición que nació hace 18 años, en 2002, cuando un grupo de fieles que no pudo acudir a Guatemala para asistir a la canonización del Hermano Pedro, quiso preparar esta cita desde la Isla realizando una Novena, peregrinación y rezo nueve días antes de la fecha fijada. Comandados por Tomás Rodríguez, recorren en apenas 40 minutos el camino que separa El Médano de la cueva a la que se trasladaba el Santo que era natural de Vilaflor, para cuidar de los rebaños durante el invierno.

Testimonio de las voluntarias

Teresa de Vera y Pilar Fernández son dos de las voluntarias que dedican tiempo y esfuerzo a mantener el espacio religioso en las mejores condiciones. Aunque no participan de la caminata, sí que se reúnen cada mañana en el santuario para rezar la Novena junto al resto de peregrinos. "Desde que era pequeña tengo mucha fe en el Hermano Pedro, me viene de familia", sostiene De Vera, quien manifiesta que desde hace muchos años "veníamos caminando desde Granadilla hasta aquí y le rezábamos". Fernández señala que el Hermano Pedro "ha sido venerado toda la vida, desde antes de que fuera santo", pero ahora la devoción hacia él parece haberse incrementado.

Son innumerables las personas y las historias que a diario pasan por este lugar de culto al aire libre, que sirve como punto de encuentro. Allí son muchos los que dejan ofrendas o recuerdos, otros acuden para cumplir promesas y no pocos le visitan para darle las gracias por algún favor concedido. En la cueva en la que solía guardar el ganado, los fieles depositan cuadros, figuras, rosarios, juguetes, velas y hasta muletas.

Quienes se encargan del cuidado del santuario certifican que el Santo "es gracioso, no porque cuente chistes sino porque concede gracias" y que son muchos los que han visto cumplidas sus peticiones. Desde un hombre que prometió "traerle lo que más quería" si intercedía para que él volviera a caminar y que cuando vio cumplido su deseo le llevó "un precioso timple grabado", hasta una señora alemana a la que la medicina daba un mes de vida y lleva ya seis años visitándolo, son muchos los devotos que aseguran haber visto cumplidas sus peticiones tras solicitárselas al Santo Hermano Pedro.

Aurora Barroso trabaja a diario en el espacio religioso adecentándolo y atendiendo a los peregrinos. Asegura que "no existe un único perfil" entre los devotos, ya que "a cualquier persona puedes encontrarte aquí". "Muchos se quedan sorprendidos por la paz que se respira y valoran mucho el silencio", afirma. Un silencio que se percibe a pesar de que el lugar se encuentre justo al lado de la pista del aeropuerto Tenerife Sur. "La gente viene aquí a cargarse de energía, algunos incluso terminan llorando y salen como nuevos", mantiene. Para ella, la humildad es uno de los valores que el Hermano Pedro practicó en su vida que toda persona debería aplicar en la suya, aunque señala que cualquiera de sus vivencias puede servir como enseñanza.

Difundir la vida del santo

Para difundir todavía más la vida y obra de este santo, el Obispado de Tenerife ha elaborado un nuevo formato de la Novena del Santo Hermano Pedro, una publicación que sirve como texto oracional, pero que también recoge las virtudes y la vida de este Santo. Un libreto que tiene el objetivo de divulgar la figura de este religioso, además de dignificar y recopilar unos textos que nacieron en 2003 para rememorar la canonización del que fue el primer Santo canario.