A las 09:40 horas de ayer, Tenerife volvió a enfrentarse a un gran apagón que dejó a toda su población sin luz durante varias horas. La interrupción del suministro ocasionó caos en algunos puntos de las vías urbanas, paralizó buena parte de la actividad económica y propició más de un quebradero de cabeza a los vecinos que se encontraron con la imposibilidad de realizar sus tareas cotidianas. Un suceso que, por desgracia, comienza a ser habitual en una Isla que ha sufrido en los últimos once años cinco ceros energéticos ocasionados por fallos técnicos.

Tenerife ha experimentado un nuevo gran apagón apenas diez meses después de que se haya producido el último. Fue en septiembre de 2019, cuando en la tarde de un domingo, a las 13:11 horas, un grave fallo en la subestación de Granadilla afectó a la totalidad de la generación en la Isla y produjo un cero de tensión.

A pesar de que el restablecimiento del servicio comenzó a las 14:50 horas en el área metropolitana, no fue hasta nueve horas después de producirse el cero energético cuando se dio por completada la reactivación del suministro en toda la Isla.

Un incidente por el que, tras llevar a cabo el pertinente expediente administrativo, el Gobierno de Canarias propuso una sanción de 10 millones de euros a Endesa, -por dos infracciones, una tipificada como grave y otra tipificada como muy grave-, y de casi 30 millones a Red Eléctrica, por dos infracciones administrativas tipificadas como graves y tres infracciones administrativas muy graves, según establece la Ley del Sector Eléctrico.

El expediente se encuentra en estos momentos en fase de alegaciones y tras ella, se hará la propuesta definitiva de resolución, concretando las infracciones que se han cometido y sus correspondientes sanciones.

Antes del gran apagón del pasado mes de septiembre, la Isla ya había experimentado en 2010 no uno, sino dos ceros energéticos con apenas días de diferencia.

El primero tuvo lugar el 18 de febrero de ese año, a las 12:08 horas toda la isla de Tenerife se quedaba sin luz. En esta ocasión el motivo fue un fallo en la central térmica de Las Caletillas que arrastró a toda la red. En ese momento, afectó a los 467.000 clientes que Unelco-Endesa tenía en la Isla.

Según se supo después, el motivo de la avería había sido que debido a la acción del viento en la madrugada del miércoles al jueves saltaron varias planchas de la cubierta de la central térmica, algo que provocó que se mojaran varios grupos, que quedaron inutilizados y generaron un cortocircuito en uno de los generadores diesel, que desencadenó una reacción en cadena que acabó apagando todo el sistema.

El segundo cero energético del año 2010 se produjo apenas diez días después del primero, el 1 de marzo. En esta ocasión, fue menos perceptible para la población, ya que el suministro se interrumpió a partir de la 1:19 horas de la madrugada y la reposición al completo se realizó a las 6:30 horas, cuando muchos tinerfeños todavía no se habían levantado. En esta ocasión la causa fue un fallo en la subestación de Candelaria que ocasionó la desconexión de toda la producción de la central de Las Caletillas, que arrastró a la de Granadilla, por lo que el apagón fue generalizado. Endesa tuvo que pagar 600.000 euros como sanción por este cero energético, ya que aunque el Tribunal Superior de Justicia de Canarias había fijado la multa en seis millones, el Supremo la redujo luego a esa cantidad.

Un año antes de este cero energético, la Isla había sufrido su primer apagón general. El 26 de marzo de 2009, Tenerife se queda sin luz a partir de las 12:50 horas, viéndose afectados los 420.000 clientes de Endesa. Las primeras hipótesis sobre el fallo lo acarreaban a la caída de un rayo entre las subestaciones de Arico y el polígono de Güímar, que provocó daños en las centrales de Las Caletillas y Granadilla, ocasionando un cero de tensión. La Isla fue recuperando el servicio de forma gradual hasta la noche.

Ya desde aquel momento expertos y también portavoces de Endesa y Red Eléctrica coincidieron en la necesidad de inversiones para mejorar el sistema. Un argumento que volvió a ser esgrimido ayer, once años después, para explicar la razón por la que Tenerife ha vuelto a sufrir un cero energético.