La paralización económica provocada por la situación de emergencia sanitaria de los últimos meses ha agravado la crisis que atravesaba desde hace varios años el sector tomatero de Tenerife, dejando la actividad al borde de la extinción en la Isla. La exportación de esta hortaliza cayó la pasada campaña más de un 25% respecto a los datos de la anterior, situándose en los 3,8 millones de kilos, y los cosecheros han comenzado a buscar por primera vez cultivos alternativos para reconvertir el sector.

Así lo asegura el presidente de la Asociación de Cosecheros Exportadores de Tomate de Tenerife (Aceto), Francisco Echandi, quien lamenta que "el tomate atraviesa una crisis importante desde hace tiempo", debido al aumento de los costes de producción, la competencia de terceros países y el brexit. Factores a los que ahora se unen la paralización económica que ha obligado a dejar de recoger una parte de la cosecha de este año y que impulsa a otros países a optar por el autoconsumo.

Echandi expone que con la llegada de la pandemia los compradores comenzaron a demandar que el producto estuviera protegido por un envoltorio para evitar el contacto. "Nosotros estábamos preparados para exportar a granel y al pedirse este formato nos vimos obligados a dejar sin cosechar entorno al 9% de la producción", ante la imposibilidad de hacer frente a estos costes extra. Esta circunstancia hizo que los 4,2 millones de kilos que se preveía exportar, se redujeran hasta los 3,8 millones.

Sin embargo, el representante del sector puntualiza que si se hubieran alcanzado los 4,2 millones previstos, esta cifra también habría estado muy por debajo de la alcanzada en la temporada anterior, cuando el sector en la Isla exportó 5,6 millones de kilos de tomates. Una cantidad que está muy alejada de los números que se registraban hace 15 o 20 años, cuando solo de la Isla de Tenerife salían cada año más de 100 millones de kilos.

Ahora, en todo Tenerife apenas se cultivan 35 hectáreas de esta hortaliza de exportación, el 95% en el término municipal de Granadilla de Abona, mientras que el 5% se localiza en Arico. "Debido a todos los factores negativos a los que se ha enfrentado el sector la gente ha tirado la toalla hace mucho tiempo, antes había 34 empresas productoras y ahora solo quedan dos", lamenta.

Echandi específica que en la actualidad en la Isla se siembra solo la cantidad de hectáreas necesarias para cumplir con los acuerdos comerciales establecidos previamente. "Lo poco que se siembra es después de pactar un precio que nos permita cubrir gastos", expone.

A la competencia de terceros países, el incremento de los costes de producción y los daños de las plagas se une ahora los efectos del brexit, ya que la salida del Reino Unido de la Unión Europea ocasionará que los productores canarios no puedan acogerse a las ayudas al transporte y comercialización, ya que se obtienen solo para las exportaciones a los países miembros.

Echandi afirma que la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias, en coordinación con el Ministerio, "están tratando de articular alguna fórmulas para que podamos salvar este escollo". Una de las alternativas sería incrementar el importe de las ayudas por hectárea cultivada, que ahora mismo se sitúa en los 15.000 euros. Sin embargo, "desconocemos si es factible", ya que Echandi mantiene que las propuestas "pueden no ser admitidas por Europa y que entiendan que no es lógico mantener un cultivo necesitado de tanta compensación".

El presidente de Aceto recalca que existen estudios técnicos y económicos que ya señalan "que el sector del tomate es inviable con el escenario actual". Echandi hace referencia a la revisión del informe elaborado por el grupo de investigación de Economía Agroalimentaria en Canarias de la Universidad de La Laguna (ULL), que comanda José Juan Cáceres. "En él, se actualizan los datos teniendo en cuenta la subida del salario mínimo interprofesional de los dos últimos años, ya que el la inversión en mano de obra representa el 60% del coste total de la producción y venta de un tomate", detalla, por lo que el estudio determina que "con la competencia de Marruecos, los costes salariales de otros países competidores, los nuevos costes aquí, los precios de venta y las subvenciones que recibimos no se puede cultivar tomates en la Isla".

Los productores han reclamado a la administración "un nuevo plan para que podamos seguir con la actividad", aunque Echandi reconoce que "por primera vez en la historia del sector tomatero se ha oído hablar de reconversión del cultivo". En este sentido, asegura que se ha encargado la elaboración de un nuevo estudio que analice otras alternativas que puedan desarrollarse en las zonas de cultivo con invernadero, que ahora ocupa el sector tomatero. "Tenemos que buscar productos que se adapten al clima tropical de Canarias" y que además sean de difícil producción en otros países.

Echandi explica que lo que ha pasado con el tomate es que su producción se ha implantado también en lugares que por sus condiciones climáticas naturales "solo podían producirlo durante unos meses", mientras que el resto del año Canarias era el proveedor casi exclusivo de estos países europeos. Una situación que ha cambiado con la ayuda de la tecnología que permite que se pueda cultivar esta hortaliza en momentos del año en los que antes no era factible.

El presidente de Aceto valora los arándanos o la papaya como buenas alternativas para sustituir al tomate en la Isla. "Son productos bien recibidos por la demanda y difícilmente pueden ser producidos en otros climas", afirma. Otra opción sería que el sector optase por variedades de tomates con más valor añadido como los cherry. Sin embargo, señala que no es factible que todas las hectáreas en las que en la actualidad se siembra tomate canario redondo pasen a producir otras variedades, ya que su demanda es menor.

Echandi insiste en que la incertidumbre será la protagonista de la próxima campaña. "No sabemos si dentro de unos años habrá tomate en Tenerife, todo tendría que cambiar drásticamente", indica.