La suspensión de la Romería en honor a San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza en La Orotava debido a la pandemia provocada por el coronavirus no acabó por completo con la fiesta. Muchos villeros trasladaron a sus casas la celebración, llenando azoteas, garajes y terrazas de música, baile y risas. "La fiesta más bonita que hay en Canarias", tal y como asegura la popular copla, pudo celebrarse este domingo 21 de junio, aunque solo en familia o con amigos, en un día atípico que seguro será recordado por los vecinos.

Aunque caminando por las calles de La Orotava pocos elementos hacían recordar que el de este domingo no fue un día cualquiera para los villeros, ya que debería haberse celebrado su popular romería, si se prestaba atención podía oírse música a través de las ventanas, gente reunida en las viviendas y algún tenderete en las azoteas. Aunque la mayor parte de los grupos no iban ataviados para la ocasión, algunos sí que decidieron celebrar como es debido esta fiesta y acudieron con los trajes tradicionales.

Este fue el caso de un grupo de amigos que se reunieron en una casa de la calle San Blas a festejar la romería. Con guitarras, timples y panderetas cantaban como lo hubieran hecho acompañando a su carreta por las calles del municipio. "No nos íbamos a quedar en casa el día de la romería", aseguró Neil John Montgomery, uno de los jóvenes que acudió a este tenderete. Este villero insiste en que el objetivo principal de esta fiesta "es disfrutar", por lo que afirma que aunque no lo puedan hacer en la calle, no van a renunciar a pasarlo bien.

El objetivo era pasar la tarde en compañía de los amigos, cantando, bailando y comiendo, por lo que tampoco pudieron faltar algunos de los elementos gastronómicos más significativos de esta fecha como son el queso, el gofio, los huevos duros o el pan con chorizo.

"Todos los años lo vivimos con mucha ilusión, porque para un villero es un sentimiento muy grande", asegura, por lo que "aunque por las circunstancias actuales no podemos celebrarla como siempre, no podíamos dejar que la tradición decayese".

Por eso, estos amigos se han empleado a fondo durante toda la semana de fiesta y han cumplido con el programa virtual propuesto por el Ayuntamiento orotavense, que incluía talleres gastronómicos, una cata de vinos en casa o admirar las alfombras de forma online.

"Ha sido un día triste, pero emotivo", lamentaron José Miguel Gutiérrez y Cristian Martín, miembros de la Hermandad de Labradores de San Isidro. Para el primero, las calles vacías del municipio en un momento en el que debería estar celebrándose la tradicional romería representan "la tristeza de un pruebo que siempre lleva en el corazón sus fiestas".

Sin embargo, ellos se habían sentido emocionados porque este domingo renovaron su promesa como miembros de esta Hermandad en la eucaristía en honor a San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza, que se celebró por la mañana.

"Entendemos que debe primar la seguridad por la situación que estamos pasando, pero no dejamos de sentir pena por no poder celebrarlo en la calle", indicó Martín.

La de ayer fue una celebración diferente, que solo pudo festejarse de puertas para adentro en las casas de los villeros, pero que permanecerá en la memoria del municipio, que no dejó de honrar a sus patronos a pesar de las circunstancias adversas.