En octubre de 2019 se inició por segunda vez la ansiada obra de la escalera de acceso a la playa de Los Patos, en la costa del paraje agrícola protegido de El Rincón, en La Orotava. Esta actuación, presupuestada en unos 500.000 euros, debía terminar entre los meses de julio y agosto de este año, pero se volvió a paralizar durante el estado de alarma, no se ha retomado y ahora es imposible que se cumplan los plazos. El gobierno local (CC) confiaba en reabrir la playa siete años después del cierre, pero la realidad es que Los Patos continuará cerrada por octavo verano consecutivo.

El exalcalde Isaac Valencia (CC) ordenó la clausura y demolición de la escalera de acceso a Los Patos en julio de 2013, debido a su mal estado de conservación y al riesgo de derrumbe, alertado por los técnicos. Entonces ni el más pesimista hubiera podido imaginar que la playa seguiría sin escalera ocho veranos después.

Fuentes del Ayuntamiento de La Orotava han confirmado a EL DÍA que existen problemas con la obra que "sólo puede resolver el Consorcio de El Rincón", la entidad que la adjudicó y que está integrada por el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Tenerife, el Ayuntamiento de La Orotava, la Agrupación de Propietarios, la Asociación de Vecinos Unión Vistas del Teide y la Coordinadora Ecologista de El Rincón.

A principios de febrero de este año se celebró una reunión preparatoria para la reactivación de la actividad de consorcio, que estaba parada desde mayo de 2019. Una intención que se retrasó y se vio truncada por la declaración del estado de alarma, el 14 de marzo. Con la pandemia del Covid-19 en pleno apogeo, los trabajos se paralizaron en el acceso a Los Patos, donde han quedado los andamios y una gran grúa, donde hace casi tres meses que nadie trabaja.

Mientras se espera por la reactivación del Consorcio de El Rincón para desbloquear esta obra gafada, la playa de Los Patos seguirá siendo oficialmente inaccesible, aunque no pocos bañistas se juegan actualmente la vida para llegar a este extenso e idílico arenal.

La obra marchaba bien y todo caminaba en la buena dirección para que estuviera terminada en julio. Las dificultades técnicas se habían solventado y avanzaba con relativa rapidez por la escasez de lluvias en invierno, hasta que, coincidiendo con el estado de alarma, un conflicto con la empresa, cuyos detalles no han trascendido, ha vuelto a paralizar los trabajos cuando se centraban en instalar los soportes de la futura estructura, que se complementaría con una malla protectora para evitar desprendimientos.

Esta obra de 500.000 euros incluye una nueva escalera, adosada al acantilado, así como la mejora del sendero hasta la propia arena. El proyecto prevé una parte desmontable en el tramo más expuesto al mar. Linares reconocía el 18 de febrero pasado que esta obra había sido "toda una historia", pese a que siempre se contó con partidas económicas disponibles: "Hay que pedir tantos permisos y Costas es tan inflexible, que su tramitación resultó muy compleja".

La obra se adjudicó a finales de abril de 2019 a la empresa Grupo Urvios, pero su inicio se retrasó casi seis meses por la dificultad de cerrar acuerdos con propietarios de fincas de la zona para garantizar el acceso de materiales y operarios, así como el almacenamiento de los elementos necesarios.

El acuerdo cerrado con los propietarios de las parcelas tiene un plazo de diez meses de duración. Un periodo en el que el Ayuntamiento villero no tenía que compensar a los dueños por el uso de los terrenos. Parece evidente que la obra retrasará ahora su finalización más allá de agosto de 2020, lo que obligará al consistorio a formalizar y abonar un arrendamiento de las parcelas utilizadas. Un coste extra en un momento de dificultades económicas.

Un nuevo revés que se suma a una historia llena de obstáculos. La obra de reconstrucción de la escalera se había encomendado por 106.000 euros en 2014. Aquellos trabajos comenzaron con la demolición de la vieja escalera y la instalación de andamios, pero un derrumbe en una pared inestable obligó a paralizar la actuación pocos meses después de su inicio para redefinir todo el proyecto y casi quintuplicar su coste. Unos trámites que se demoraron cinco años.

Las buenas noticias de 2019 y principios de 2020 se han convertido en otro revés: una paralización que obliga a mirar, con recelo, al verano de 2021, que puede ser el de la reapertura esperada o el noveno verano seguido sin la ?playa de Los Patos.