Con 78,3 hectáreas de superficie y con la catalogación de Sitio de Interés Científico con el propósito de "conservar y mantener un espacio costero de relevancia que sirve de refugio a aves marinas amenazadas, así como a limícolas y migratorias", el acantilado y las calas y playa de La Caleta componen un conjunto "de enorme relevancia paisajística". Así lo vende el Ayuntamiento de Adeje y el Cabildo de Tenerife. Hoy, como en otras muchas ocasiones, este lugar está "poblado" por quienes lo eligen para vivir o pasar largas temporadas. Las denuncias por ello proliferan. La Fundación Telesforo Bravo Juan Coello lo hace públicamente llegando a preguntarse cuánto tiempo más permitirá el Cabildo que se incumpla la ley en este lugar.

Este periódico pudo comprobar, en un recorrido por las cinco calas del Sitio de Interés Científico de la Caleta de Adeje -situada entre El Puertito de Armeñime y Costa Adeje-, que hay alrededor de un centenar de casetas y cuevas habitadas, una de las mayores ocupaciones que se recuerdan de este espacio, según un asiduo de este paraje costero singular. El mayor problema es el impacto que tiene esta actividad humana sobre esta parte de la costa sureña de Tenerife. Por ejemplo, en la playa de Los Morteros, la primera que se encuentran los visitantes si entran por el pueblo de La Caleta, los médanos están llenos de suciedad y malos olores provocados por los excrementos generados por estos asentamientos, de tal manera que los bañistas ocasionales que acuden allí para disfrutar de un día de playa tienen que marcharse de esta zona y colocarse en otros puntos del Sitio de Interés Científico.

No hay carteles que pidan prudencia o indiquen el valor de este paraje, el sendero litoral no tiene mantenimiento y es un peligro en algunos puntos para las numerosas personas que acuden a estas calas. Por el camino, hay esculturas hechas con piedras (una de un lagarto, por ejemplo), algunos habitantes venden piedras pintadas recogidas en este mismo lugar y otros ofrecen bebidas y hasta masajes. Mientras, son numerosas las cuevas convertidas en apartamentos con vistas privilegiadas al mar, incluso algunas con terrazas en las que se han colocado bancos para otear el horizonte.

El pasado fin de semana, ya con la posibilidad de bañarse en la mejor cala para hacerlo en aplicación del proceso de desescalada vigente en el marco del estado de alarma, la llamada playa de Diego Hernández, con arena rubia, aparecía repleta de gente, aún sin contar con las mínimas condiciones: no hay contenedores para depositar la basura, ni vigilancia, ni servicio de socorrismo, ni bandera que advierta de su estado... Eso sí, la orilla de la playa estaba saturada.

El impacto de estos asentamientos sin permiso en este paraje de gran valor, que viene de muy atrás ganándose la zona la fama de campamento hippie, empieza a ser muy visible en cada una de las calas. Basuras acumuladas, alteraciones en el terreno, marcas en los médanos...

En pleno periodo de confinamiento, "el deterioro en este ámbito continúa", señala la Fundación Telesforo Bravo. Eso ocurre "mientras todas las administraciones públicas competentes miran para otro lado: Cabildo de Tenerife, como órgano gestor del espacio natural; Gobierno de España, como titular del dominio público marítimo terrestre y de otras servidumbres; Gobierno de Canarias, gestor también de parte del ámbito costero, y Ayuntamiento de Adeje", municipio que alberga este espacio protegido.

Desalojos

La historia reciente está muy marcada por reiterados desalojos con la quema posterior de los elementos que utilizaron aquellos moradores, incluso. Pero la ocupación del Sitio de Interés Científico La Caleta de Adeje se produce de inmediato. La Guardia Civil ya ha procedido en varias ocasiones a desalojar el lugar. En 2016 efectivo del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) denunciaron a 62 personas y contabilizaron hasta 85 construcciones ilegales. En 2017 se desarrolló un operativo similar que terminó con la expulsión de más de un centenar de infractores, mientras que en 2018 la policía tuvo que obligar a 15 personas a abandonar la playa. En enero de 2019, el Cabildo de Tenerife se comprometió a poner vigilancia continuada, pero el asentamiento sigue existiendo.

En el momento actual, a quienes allí se encuentran se da la circunstancia de que "incluso, un restaurante les va a llevar comida", afirma la Fundación. "No entendemos cómo, si hay una problemática social, Servicios Sociales del Ayuntamiento se desentiende y, en todo caso, no comprendemos cómo se permite que en un espacio natural protegido continúe impunemente esta ocupación irregular". Este periódico constató que en el Sitio de Interés Científico La Caleta de Adeje actualmente están colocadas más de un centenar de casetas, además de las cuevas que se emplean como viviendas, siguiendo el tipo de construcciones utilizadas en la comarca como parte de las residencias habituales a mediados del siglo pasado.

El pasado diciembre, desde el gobierno del Cabildo de Tenerife se anunciaba el propósito, para este mandato, de actuar contra las acampadas ilegales en espacios naturales protegidos de la Isla. Así lo confirmaba la consejera responsable del área de Gestión del Medio Natural y Seguridad, Isabel García, quien aseguraba que se reforzará el control para evitar que esta actividad continúe reproduciéndose, sobre todo en playas del Sur, pero también en otros entornos como Anaga y la reserva natural especial del Malpaís de Rasca.

De hecho, en aquella ocasión la consejera insular García Hernández anunciaba que quería "poner fin" a esa situación y para ello abriría un expediente y, en colaboración con el resto de las administraciones implicadas, esperaba llevar a cabo una nueva operación para desalojar y limpiar esta zona del litoral adejero. "El personal de Medio Ambiente no es suficiente para este tipo de actuación, por lo que estoy tratando de buscar la manera de poner allí otro tipo de vigilancia, al menos en los horarios que son susceptibles de que se monten casetas", aclaraba en los primeros días de diciembre.

A partir de aquí

Los dos últimos informes de los que dispone el Cabildo sobre la situación que se vive en este Sitio de Interés Científico La Caleta de Adeje datan de marzo y mayo, "constatando la evolución del problema". Cabildo, Subdelegación de Gobierno, Seprona y Ayuntamiento acordaron hace dos meses suscribir un convenio o protocolo para que cada una de las partes aplique permanentemente sus competencias garantizando "la vigilancia del lugar posterior al desalojo", que tendrá lugar en una fecha a determinar en breve. Previamente, es el Ayuntamiento de Adeje el que tiene que identificar a quienes ocupan el lugar -"mayoritariamente ciudadanos europeos a los que no se les puede deportar y a los que hay que buscar una alternativa previa, porque no se trata de generar otro problema social"- y comunicar el desalojo.

Isabel García asegura que en el Presupuesto del Cabildo permanece la partida económica "que servirá para apoyar a las administraciones implicadas y encargadas de afrontar, por ejemplo, la vigilancia". La consejera insular insta a la Subdelegación de Gobierno, al Seprona, al Ayuntamiento "y hasta a la Policía Canaria" a intervenir "sin riesgo para las personas", al ser plenamente consciente de la situación, "porque, al fin y al cabo, ahí hay un problema de orden público".

La responsable del área insular de Gestión del Medio Natural se muestra vehemente al expresar que "estoy deseando recuperar La Caleta de Adeje, ese lugar maravilloso y paradisiaco". Eso conlleva "derruir las chozas y cabañas que hay allí, porque las casetas son un problema menor porque se levantan y ya está". Isabel García entiende que eso se hará a corto plazo "con la debida y preceptiva autorización", resaltando que toda la actuación está gestándose y es el resultado "del trabajo permanente que desarrollamos desde el Cabildo. No miramos para otro lado, pero es claro que el estado de alarma también ha influido en las tramitaciones necesarias".