Los vecinos afectados por el primer tramo de la obra de reposición y seguridad del talud de Santa Lucía desconocen el estado en el que se encuentran sus viviendas después de 60 días fuera de ellas. Se trata de algunos de los inmuebles comprendidos entre los números 117 y 140 de la carretera insular TF-616, al paso por esta localidad del litoral de Agache.

Durante esta semana están paralizados los trabajos, que serán reanudados el lunes. Aquellos que optaron por abandonar sus casas ante la inminencia del confinamiento para pasar el mismo en otro lugar, "no han sido autorizados a entrar en las viviendas para saber cómo están sus cosas, las que dejaron allí que son casi todas", explica el presidente de la Asociación de Vecinos Santa Lucía, Rafael de Armas.

Algunos de los vecinos que residen en este tramo de la intervención se marcharon por iniciativa propia y están residiendo en una caravana (una familia), en La Esperanza y en otros puntos del municipio o próximos al barrio. "Aprovechando la cuarentena, cerraron la carretera y empezaron las obras, pero sin hablar con los vecinos, tal y como prometió el alcalde", recuerda De Armas, quien enumera otros problemas generados en cuestiones básicas.

Por ejemplo, "obligan a la gente a caminar medio kilómetro para tirar la basura por el desplazamiento de los contenedores hacia el exterior del núcleo "con el argumento de que los camiones tenían problemas para operar aquí dentro, algo que se resuelve con otro tipo de camiones más pequeños". Y la lista sigue, porque "se incumple el compromiso" de permitir el paso hasta esta zona de Santa Lucía a la panadera, al cartero y al repartidor de bombonas, "pero no pueden porque se lo impiden". Además, "somos los vecinos los que limpian las calles y recogen las papeleras, cuyas bolsas de basura pagamos de nuestro bolsillo los que aquí vivimos". La causa es "que no nos envían el servicio de basura, sabiendo que esa es la situación en la que caminan todos, mayores y niños incluidos".

En Santa Lucía admiten que hay prioridades, "pero no debe haber abandono", por lo que esperan una reacción de la Alcaldía de Güímar en forma de "acciones que resuelvan estos problemas".

El 27 de febrero pasado fue cuando comenzaron "físicamente" los trabajos para asegurar el talud de Santa Lucía ante el riesgo de desprendimiento. La obra se mantuvo activa hasta esta semana, si bien el material esencial para completar los trabajos tendrá que llegar de la Península. De momento, los vecinos no se muestran muy satisfechos con el estado del barrio.