El sur de la Isla recibió ayer a la primera fase de la desescalada con una sensación agridulce. La felicidad de los residentes que celebraron el fin del confinamiento brindando en las terrazas chocó con la desesperanza de los pocos comerciantes que abrieron sus puertas para comprobar cómo sin turistas se desploman sus ventas.

Kishore Bhatia esperaba pacientemente en su zapatería de Los Cristianos a que entrara algún cliente después de dos meses con la persiana bajada. Sin embargo, reconoció que sin visitantes que paseen por las calles de este núcleo turístico será difícil mantenerse a flote. "Han venido residentes a comprar cosas puntuales que necesitaban con urgencia, pero nada más", lamentó. La mayor fuente de ingresos de esta tienda salía de los bolsillos de los extranjeros, por lo que Bhatia espera que pronto puedan volver los turistas para poder salvar su negocio. "Vivimos de los visitantes porque hacen un mayor gasto, si no hay vuelos será difícil que nos recuperemos", sostuvo.

En la misma situación está Lorenzo Perera, propietario de una floristería en una calle céntrica. Todavía no se ha animado a abrir al público, aunque sí mantiene activa la venta a domicilio. Asegura que parte de su negocio se sustenta sobre todo "en el gasto de extranjeros residentes, que vienen a la Isla a pasar varios meses sobre todo en invierno", por lo que espera que poco a poco vaya reactivándose. Perera mantiene que antes de abrir su negocio necesita "tener claras cuáles son las normas para que pueda entrar la clientela al local" y conocer también cómo actuar en el caso de que toquen alguna de las plantas expuestas. "Yo no puedo ponerles desinfectante", señaló.

Por eso, de manera preventiva continúa prohibiendo el acceso al público y aseguró que bajo su punto de vista "se está abriendo demasiado la mano muy pronto" y criticó que muchos "vayan sin guantes ni mascarilla a todos lados".

La situación era bien diferente en las terrazas de aquellos establecimientos hosteleros que este lunes abrieron sus puertas por primera vez después de 57 días. Aunque eran pocos los locales que decidieron ponerse a trabajar, sus mesas estaban llenas de gente que pedía cañas, cortados o algo fresquito para luchar contra el calor.

Brindando se vieron ayer por primera después de dos meses María Ángeles Morago, Jaime Ruiz y Maite Medina. "Estamos muy ilusionados, llevamos mucho tiempo pensando en este momento", aseguró Morago. "La cerveza no sabe igual en casa; como en una terraza en ningún lugar del mundo", sentenció Ruiz. Este grupo aprovechó también el encuentro para dar "cierta envidia a otros compañeros que se encuentran en zonas de la Península donde no han pasado a la fase 1", expuso Morago.

Moja Szwick aseguró que no le resultó fácil encontrar una terraza abierta para poder inaugurar el desconfinamiento. "Tuvimos que venir hasta el centro para encontrar algo", señaló y finalmente acabó sentada en una de las mesas de la pizzería Mister Pizza. Esta extranjera residente en Arona afirmó que estaba deseando poder salir a la calle y tomar algo bajo el sol. "No queríamos perdernos el primer día de apertura", indicó.

A pesar de que la normalidad pareció volver a Los Cristianos, todavía ciudadanos y establecimientos deben cumplir con unas estrictas normas de seguridad, como la limitación del aforo de las terrazas al 50% y la distancia mínima de dos metros entre las mesas. Pero también en esta fase se debe lidiar con otra restricción que causó algún que otro quebradero de cabeza, el cierre de los baños y aseos, que hizo preguntarse a más de uno a dónde ir para aliviar la vejiga después de un par de cervezas.

Aunque los reencuentros fueron ayer la tónica habitual, hubo otros que han pasado unidos el confinamiento y que tampoco han querido separarse para ponerle fin. Este es el caso de Millán Ventura y Francisco Mesa, dos vecinos que se acercaron hasta una terraza de Los Cristianos para celebrar la vuelta a la llamada nueva normalidad. Ahora que ya pueden salir a la calle "hemos ido buscando los sitios a los que normalmente íbamos antes para ver si estaban cerrados o no" y lamentaron que la mayoría continúa con la persiana bajada. Mesa indicó que pasar más de 50 días encerrados en casa "ha sido difícil", aunque reconoció que "a todo te acabas adaptando". Tanto él como Ventura aseguran que el confinamiento "también ha traído cosas buenas" como "acercarse más a la familia y darle más valor al tiempo".

El bullicio que se vivió en Los Cristianos se contrapone con la calma que se experimenta todavía en otros puntos del Sur como Costa Adeje, donde nada parece indicar que haya llegado la nueva normalidad. Tiendas y comercios cerrados, terrazas recogidas y ni un alma por la calle. Entre toda esa tranquilidad, uno de los hoteles de la zona ha decidido abrir sus puertas para acoger desde esta semana a todos aquellos residentes "que quieran olvidarse de esta etapa tan difícil y venir al Sur a desconectar". Así lo explica Roberto Ucelay, propietario de Los Olivos Beach Resort y presidente del Círculo de Empresarios de Tenerife (CEST). Aunque asegura que las perspectivas no son buenas "alguien tiene que empezar". Este establecimiento ha mantenido su actividad para dar alojamiento a personas que durante el confinamiento tuvieran que pernoctar en el sur de la Isla, por lo que su ritmo no se había paralizado del todo. "Somos pesimistas pero tenemos ganas de trabajar y de atender a todos los tinerfeños que quieran venir", asegura Ucelay.

El alojamiento reabre con nuevas medidas de seguridad como la prohibición de permanecer en los espacios comunes y con estrictos protocolos de limpieza tanto de las habitaciones como de otros espacios del hotel. "Cada habitación cuenta con su propia cocina, por lo que los clientes pueden comprar ellos mismos para cocinar o bien recurrir al room service, que sirve platos individuales en la habitación", indica.

Ucelay explica que trabaja de forma conjunta con el Ayuntamiento de Adeje para que cuatro playas del municipio -Torviscas, El Duque, La Enramada y Fañabé- puedan abrir esta misma semana para que los visitantes puedan pasear y disfrutar de las terrazas, aunque para poder darse un baño todavía habrá que esperar algo más de tiempo.

Aparte de Los Olivos Beach Resort solo otro establecimiento hotelero reabrió ayer en la Isla, el Puntal del Rey ubicado en Las Caletillas.

De esta manera, la comarca sur trata de adaptarse a la nueva normalidad, aunque para los comercios, restaurantes y alojamientos todavía falta uno de los aspectos más relevantes para su economía, los turistas, para los que no existe todavía una fecha de vuelta.