Día, o semana, de reencuentros en la capital tinerfeña o La Laguna, entre los camareros y la clientela de toda la vida que escenificarán en las terrazas, al 50 por ciento de la capacidad, el desembarco de la nueva normalidad que comenzó de forma tímida vendiendo en la puerta del negocio la comida para llevar y que desde hoy permite tomar asiento, aunque fuera de la sala de los restaurantes, cafeterías y bares. Junto al sector servicios, se incorporan a la actividad comercial gimnasios o centro de alto redimiendo deportivo, concesionarios de automoción...

En este tiempo de desescalada se puede medir en kilómetros la distancia que existe entre la microeconomía de los establecimientos de toda la vida de la plaza de Weyler, la calle de La Noria, la avenida de Anaga o el Callejón del Corinto y la macroeconomía del Sur de la Isla. Con la salvedad de las cafeterías y restaurantes del casco de los pueblos de la comarca y las medianías, los establecimientos que tienen su razón de ser en el turismo prefieren aplazar su reapertura a la del Aeropuerto Tenerife Sur-Reina Sofía.

Y a mitad de camino entre el Sur, el Norte y el área metropolitana de Tenerife, los restaurantes McDonald's, con casi una quincena de negocios que se reparten por la geografía insular y que dan trabajo a unos 600 empleados de los cuales se incorporarán de los ERTE desde hoy unos 180, según los datos aportados por Ramón Fariña, franquiciado de la firma, y fundador de la Asociación de Empresarios de Restauración y Ocio (Aero). Explica que se reincorpora el 35% de la plantilla porque no están abiertos aún los salones interiores y las terrazas sólo están al 50%, una tónica común en el resto de los casos del sector.

Este empresario madrileño y afincado en Tenerife recuerda el antes y el después del Covid-19. "El 1 de marzo estaba en el estadio Santiago Bernabeu entre 80.000 aficionados y desde el día 13 todos quedamos confinados".

Su testimonio coincide una quincena de empresarios consultados por EL DÍA. Tras decretarse el estado de emergencia, el primero objetivo fue que todos los trabajadores tuvieran capacidad financiera, y desde hoy el reto es reabrir con el 100% de la seguridad para empleados y clientes. En el particular de los restaurantes McDonald's entran en servicio los establecimientos de Parque Bulevar, que cuenta con servicio a domicilio gracias a un acuerdo con Glovo, servicio en mostrador y 50% de la ocupación de terraza; sin servicio a domicilio, recuperan su actividad con McAuto, mostrador y terraza los negocios que se localizan en Taco, Los Rodeos, Las Caletillas, Alcampo La Laguna, Las Chafiras, Adeje, playa de Las Américas o Adeje, así como el de La Palma. Quedan pendiente el volver a empezar con los McDonald's de la plaza de la Candelaria, en Santa Cruz, Puerto de la Cruz o los que están dentro de centros comerciales -que podrían abrir en la segunda fase, prevista desde el 25 de mayo- a los que se sumará la puesta en marcha de los restaurantes de las zonas turísticas.

Más de la mitad de los McDonald's abre desde hoy con las máximas medidas de seguridad (cubiertos reciclables -algo en lo que ya venían trabajando desde hace tiempo, advierte Ramón Fariña-, a lo que intensificarán la desinfección aplicando la normativa decretada por el Gobierno contra el Covid-19). Al igual que este empresario, Carlos Quintero, con sus negocios en La Noria, Imeldo Serís o el parque García Sanabria; o Eduardo Echeto, de la avenida de Anaga, el principal reto es "basar todo en la confianza", que la clientela se encuentre segura. Será una percepción que entrará por los ojos: con cocineros con mascarillas y camareros con máscaras protectoras, con mesas más distantes entre sí -a un mínimo de dos metros de distancia-. Así, antes de que le sirvan uno manices con la caña o una galletita de cortesía con el cortado o barraquito se les ofrecerá el hidroalcohólico o toallitas desinfectantes. Algunos, como en la terraza de la plaza de Weyler, hasta han habilitado un único acceso a la terraza y someterán a desinfección la suela de los zapatos de la clientela.

Cafés en vasos desechables, como los cubiertos -biodegradables- y permanencia limitada en algunos casos para marcar el tiempo al deseo de socializar. Carlos Quintero es optimista: la gente tiene ganas de consumir; Eduardo Echeto es más prudente y prefiere verlas venir. Igual el público no está por comidas copiosas, dice.

También las cartas cambian su fisionomía. No habrá carpetas, para evitar riesgos, sino que se expondrán o serán digitales.

De la misma forma reabrirán las terrazas de establecimientos de similares características en La Laguna, como la cafetería Venezia, aunque solo sea con tres mesas por fuera y seguir sirviendo desayunos y almuerzos en la puerta para que se lo lleven los clientes.

Reabren tres de los siete establecimientos del grupo Compostelana, en uno en la plaza de España de Santa Cruz, y dos en Puerto de la Cruz, con su apuesta por fidelizar clientela con un menú hecho con productos de la tierra y en un ambiente de confianza.

Más geles, guantes, mascarillas y caretas protectoras. Otro denominador común en estos casos: cada vez que se utilice el baño se procederá a desinfectarlo.

Los gimnasios admiten más limitaciones para abrir, no en balde su actividad es en espacio cerrado. Su ocupación máxima permitida se limita a un tercio del total y tendrán que higienizar para aparato que utilice el cliente.

Mientras en Puerto de la Cruz se prevé la reapertura de la mitad de negocios del casco, los empresarios del Sur del grupo El Cine -tres establecimientos- o Monkey -con cinco negocios y 49 empleados- o Gourmethland -26 restaurantes o asadores y más de 600 trabajadores- prefieren esperar en la mayoría de los casos a que reabra el aeropuerto del Sur de Tenerife o se restituyan el tráfico portuario en Los Cristianos. Dos velocidades de la economía insular.