Juan Carlos Marrero está "atrapado" en Venezuela, junto a su madre y sus suegros, sin poder regresar a Tenerife. El sábado se cumplirán dos meses desde que llegó a la República Bolivariana para resolver unos trámites. Días después de ese 9 de marzo todo empezó a cambiar a nivel global. Y regresar a Canarias se ha convertido en un problema muy grave para ellos y decenas de personas más. Marrero nació en Venezuela hace 46 años y es hijo de "isleños". Desde 2010 reside en el Archipiélago, donde es autónomo. En la última década no había vuelto a su país de origen. Y, tras el fallecimiento de su padre, regresó por 15 días para gestionar documentación de su herencia.

"Me vine cuando aún el tema del coronavirus no estaba tan dramático ni se podía llegar a pensar en una pandemia", indica. Según relata, "me vine tranquilamente y a la semana de estar aquí todo había explotado ya; y, por mucho que cambié el vuelo para regresar, una semana antes fue cancelado". "Y me encuentro aquí, con mi madre y mis suegros, que aprovecharon para venir también por un asunto de papeleo", aclara. Este vecino de Guamasa tiene su propia empresa de comercio mayorista de artículos de limpieza. "Mi negocio está cerrado, sin producir nada", reconoce.

En su aventura para encontrar un vuelo de vuelta ha pasado por experiencias desagradables. Trató de regresar a la semana, "pero el día de venirme, al levantarme, me encontré con la noticia de que había sido cancelado". Una semana más tarde, se enteraron de que había un vuelo chárter de regreso, vía el aeropuerto de Barajas, "que descartamos porque era en el momento más crítico de los contagios en Madrid y no nos atrevíamos", ya que está con tres personas mayores de 70 años, una de las franjas de edad con más riesgo.

Remota posibilidad

Después, la compañía aérea reprogramó el vuelo para regresar el día 16 de este mes. "Ahora ya ha sido cancelado y la empresa nos ofrece un bono por el valor del billete y un 10 por ciento de descuento en futuras compras; es decir, cancelado sin la posibilidad de fijar otra fecha", comenta. Según refiere, "hemos hablado con el Consulado y nos dicen que aún no tienen vuelos proyectados y que, si los hubiese, la posibilidad de podernos ir es remota, por la gran cantidad de gente" que está en la misma situación. Expresa que "ya la impotencia que estamos viviendo es indescriptible". Y tratan de que las autoridades diplomáticas españolas "organicen vuelos de regreso para todos los españoles". "Por lo que entiendo y me dicen en el Consulado, somos muchos, muchos más que para llenar un avión, por lo que no entiendo la demora en organizarlos", afirma.

La información de los dos vuelos en los meses anteriores fue muy poca, según este empresario. "Del primero apenas nos enteramos y del segundo supimos cuando ya había pasado", señala, a la vez que matiza que se trata de pasajes "que tenemos que pagar, que no son gratis". Les han dicho que estén pendientes de las redes sociales del Consulado, que ahí colocan la información. Pero, según Marrero, si se accede a su cuenta de Twitter se puede constatar la falta de novedades. No obstante, él ha enviado los datos suyos y de sus familiares "para que sepan que aún seguimos aquí".

Están en un piso de su propiedad en Caracas; "¡Gracias a Dios, -destaca- porque en el interior del país la situación es más crítica!". Cuando se le pregunta si tienen algún tipo de auxilio por parte de los organismos públicos de la República Bolivariana, responde: "¿Atención por parte de las autoridades venezolanas?, ¿Con los no residentes en el país? Ninguna". Expone que "las autoridades españolas casi han brillado por su ausencia", ya que "desde un comienzo enviamos nuestros datos a la Embajada para informar de que nos encontrábamos aquí y jamás hemos recibido respuesta".

Llamadas

En cuanto a la posibilidad de llamar por teléfono a las instituciones diplomáticas, apunta que "puedes pasarte el día entero, que puedes hacerlo, ya que no hay otra cosa que hacer, y aún así no logras comunicación". "No creo que estén al tanto de la cantidad de españoles que nos encontramos aquí, parados y desamparados; de ser así ya estaríamos todos en casa con nuestras familias", advierte. Juan Carlos Marrero explica que, afortunadamente, él es una persona sana, pero su madre ha perdido ya varios controles médicos en Tenerife y se le acabó la medicación que precisa, la cual no hallan en Caracas. A su suegro también se le terminaron los fármacos para la patología crónica que padece y, de igual manera, se le han pasado las fechas de revisión para otra enfermedad.

"Estar aquí en Venezuela en estos momentos es bastante dramático; de por sí ya el país es complicado, pero ahora, además, está el problema de los contagios y la falta de medidas importantes para garantizar el confinamiento", manifiesta. Según Marrero, "literalmente, no hay gasolina, lo que ha llevado al desabastecimiento; cada día hay menos alimentos, menos medicinas y una hiperinflación indescriptible". Se siente desesperado, al llevar casi dos meses separado de su mujer y sus dos hijos, con su negocio "muriendo día a día, y sin ver una luz que me indique el día para regresar a casa".