La Fundación Canaria José Luis Montesinos es una asociación sin ánimo de lucro que desarrolla su labor solidaria en el Puerto de la Cruz desde el año 2014. Hace dos años y medio, este colectivo que preside Lalo Martín asumió la responsabilidad de gestionar el Banco de Alimentos de la ciudad turística y, desde el inicio del estado de alarma por la pandemia del coronavirus, ha visto duplicarse la demanda de comida. Hasta el 14 de marzo, esta fundación atendía a 480 familias del municipio, pero en la actualidad ya son más de 900 y la previsión es que ese número siga creciendo en las próximas semanas.

"Esto marcará un antes y un después. Y los mayores problemas llegarán cuando la gente salga a la calle y vea que todos los hoteles están cerrados y que la economía se ha parado. Va a costar arrancar todo de nuevo y eso asusta un poco", reconoce Lalo Martín.

Unas semanas antes de la declaración del estado de alarma, el banco de alimentos había recibido 27 toneladas de alimentos. Unos fondos que han permitido atender las numerosas situaciones de urgencia que se han ido planteando en las últimas semanas y afrontar una demanda que se ha duplicado en apenas 40 días. Un crecimiento que no parece tener freno y que se agravará: "Las próximas semanas esperamos una demanda brutal", afirma Martín.

La crisis les sorprendió con el almacén lleno y, además, el cierre de los hoteles y restaurantes ha generado un incremento notable de las donaciones, "pero eso va a terminar y nos preocupa el futuro", insiste Lalo Martín.

El programa europeo de ayuda a personas desfavorecidas prevé dotar al Banco de Alimentos de Puerto de la Cruz con unas cien toneladas de comida este año, pero la situación obliga a buscar más recursos a diario y a utilizar "los contactos, los amigos de amigos y las cadenas de favores para lograr alimentos para todos".

Las donaciones; el apoyo de la patronal hotelera, a través de establecimientos como el hotel Bahía Príncipe San Felipe, y de empresas como Coca Cola, Fuente Alta, Loro Parque o La Fast permiten al banco de alimentos incorporar recursos. Pero esta fundación también sabe compartir y cuando hay excedentes que podrían perderse también colabora con Cáritas, que atiende a personas sin hogar en la ciudad, o Cruz Roja.

La Fundación necesita más alimentos enlatados, legumbres, arroz, galletas y pañales de las tallas 4 y 5. "De leche vamos bien ahora, aunque es de lo que suele escasear -indica Martín-, y también acabamos de recibir una importante donación de comida para niños".

Esta entidad no se limita al reparto de alimentos. Con el confinamiento obligado de toda la población y ante la necesidad de proteger a los colectivos más vulnerables, ha comenzado a repartir a domicilio y a prestar ayuda a personas mayores o enfermas en tareas cotidianas como hacer la compra y otras gestiones como acudir al banco, recoger medicamentos en la farmacia o simplemente sacar la basura de casa.

Los voluntarios trabajan en grupos separados para evitar que un posible contagio afecte a todos. Cualquier mano es bienvenida, así que Martín lo agradece: "La gente viene a conocer nuestro trabajo, ven que su ayuda llega y que se queda muy cerca, allí donde está el vecino que más lo necesita".