Los embalses de la Isla han logrado mantener los niveles de agua que registraban el pasado mes, a pesar de los trabajos de mantenimiento y reparación que se están llevando a cabo. De esta manera, de media las 22 balsas gestionadas por Balten se encuentran al 49% de su capacidad, un porcentaje muy similar al del mes pasado, cuando todavía no habían comenzado estas tareas que han obligado a vaciar por completo la balsa de El Saltadero, en Granadilla de Abona.

Así lo explica el consejero insular de Agricultura, Ganadería y Pesca, Javier Parrilla, quien indica que los trabajos que ha llevado a cabo el Cabildo a lo largo de los últimos meses, unidos a las precipitaciones que se han registrado la pasada semana, han permitido que no se pierda volumen de agua para riego en la Isla. De esta manera, asegura que la situación en la actualidad es "aceptable", aunque con un nivel inferior al que se registró por estas fechas el año pasado. Según los datos aportados por Balten, en abril de 2019 los embalses contenían 3.009.051 metros cúbicos de agua y un 60% de su capacidad, mientras que a principios de este mes se registraban 2.450.633 metros cúbicos.

Parrilla explica que hace dos meses se decidió emprender trabajos de impermeabilización en una de las balsas más importantes del sur de la Isla, la de El Saltadero, que con una capacidad de 457.811 metros cúbicos es la mayor de la comarca para el agua regenerada. "Este depósito fue construido con un sistema tradicional que confiaba en la calidad geológica de su fondo para evitar fugas", expresa. Pero después de casi treinta años de funcionamiento, los materiales de impermeabilización natural de su fondo estaban perdiendo eficacia y las filtraciones de agua "tenían unos niveles muy importantes".

Tras ser evaluada por un equipo de buzos se detectaron varias grietas importantes en el fondo del embalse. Por lo que el Cabildo se decidió a actuar de urgencia para "poder tener garantías de agua en los meses de verano sin ningún problema". Para llevar a cabo estos trabajos, primero se tuvo que vaciar por completo para realizar después las tareas de reparación, aunque Parrilla señala que el agua que había en su interior fue utilizada para riego. El consejero calcula que en un mes podrá estar de nuevo en funcionamiento.

De esta manera, parte del agua que de forma habitual iba destinada a El Saltadero se derivó hacia el embalse del Valle de San Lorenzo, que en estos momentos se encuentra al 92% de su capacidad.

Sin embargo, los niveles de agua no son los mismos si se tienen en cuenta las diferentes comarcas de la Isla. Parrilla afirma que en la parte norte preocupa sobre todo la zona entre La Guancha e Icod de los Vinos, no tanto por la escasez sino porque "los aportes de agua que tenemos y los que podemos comprar son de mala calidad", al tener unos niveles de conductividad muy elevados que impiden su uso para riego. Por eso, Balten adquiere poca cantidad para así "mezclarla con otra que tenga menos conductividad" y poder aportar agua de riego a una zona de la Isla en la que normalmente no ha habido problemas, pero a la que los bajos niveles de precipitaciones le están afectando mucho.

Para ello, "estamos buscando aportaciones de agua de distintas canalizaciones que tienen un nivel de calidad mejor, para poder aportar una menor cantidad del agua de peor calidad", explica el consejero tinerfeño.

En el caso de las cuatro balsas de Buenavista, el responsable insular valora que "los niveles se han incrementado del 33 al 44%", pero añade que se sigue trabajando para "tener garantías en el medio y largo plazo".

El consejero también indica que la lluvia que ha caído en los últimos días en la zona ha aliviado un poco la situación al hacer innecesario el riego, pero lamenta que esto solo ha ayudado a incrementar unos 9.000 metros cúbicos de agua, ya que las precipitaciones "no han sido muy significativas".

En cuanto a los embalses ubicados en el Valle de La Orotova, Parrilla certifica que se encuentran "en condiciones óptimas y van incrementándose". Por lo que el área que dirige está también realizando un trabajo para llevar agua desde la balsa de San Antonio, a través del canal del Norte, hasta el embalse de Valle Molina en Tegueste.

Por otro lado, Parrilla se muestra prudente ante la perspectiva de que la reducción del turismo favorezca la disposición de más agua para riego. "No tiene que ver una cosa con otra, porque no es el mismo circuito", aclara, aunque reconoce que propietarios que no estén vendiendo debido a esta situación están ofreciendo esa agua blanca que normalmente se dedica al abasto. "Estamos negociando si se puede comprar a precios óptimos para regadío", añade, pero recalca que se trata de una situación transitoria producida por el cero turístico que vive en estos momentos la Isla y no en un remedio a largo plazo. "Yo trato de buscar soluciones estables que no dependan de situaciones eventuales, para así tener una garantía para regadío", señala.