La escasa lluvia caída en el último mes y la reducción drástica de la actividad turística mejora la disponibilidad de agua para el riego en el Sur de la Isla, especialmente en la zona alta. La presidenta de la Asociación de Agricultores y Ganaderos (Asaga) Canarias, Ángela Delgado, se muestra preocupada por el caso de Vilaflor, municipio que alberga una de las tierras productivas mejor valoradas.

En la actualidad, la balsa de Llanos de Trevejos se abastece, básicamente, de agua procedente de la galería Tágara, "cuya conductividad alcanza el nivel de los 1.800. O sea, es casi salada y está terminando con el suelo agrícola más prestigioso del sur de la Isla".

El objetivo del sector agrario es complementar ese abastecimiento con agua de mejor calidad de forma que la mezcla reduzca la conductividad de forma sustancial. La solución pasa por la galería Niágara, emplazada en la Corona Forestal por el Suroeste. "Falta un empalme entre las dos galerías", obra aún por realizar.

Todo ello, con el complemento "de la aportación de agua que realizará Balsas de Tenerife (Balten) procedentes de la estación desaladora de agua de mar (EDAM) de Fonsalía (Guía de Isora). "Se trata de equilibrar y compensar a los propietarios de quienes aportarían el agua para la zona alta, que verían reducida la cantidad de ella que llevan hasta la zona costera y, con ello, además, las acciones no irían en menoscabo de la producción del litoral", añade Delgado.

Para la producción actual y a corto plazo, el agua de riego está garantizada para el cultivo de la papa, cuya cosecha concluye en dos meses; en el caso de los plátanos el suministro está cubierto "y quienes se quejan algo son los agricultores de frutas y hortalizas que tendrán que sembrar en pleno verano", momento para el que habrá que esperar a la evolución del desarrollo de las infraestructuras y los proyectos programados.

La presidenta de Asaga, Ángela Delgado, se muestra algo optimista ante la ligera mejoría que registra el sector primario respecto a la catastrófica perspectiva que se dibujaba a mediados de febrero, cuando el problema no era el precio del agua de riego, sino la peligrosa merma de la misma.