Las fotografías o vídeos de los miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME) mientras realizan trabajos de desinfección en espacios abiertos o en determinadas instalaciones públicas han sido muy habituales durante la última quincea, tanto en varios enclaves de Canarias como en la Península. En las últimas dos semanas, ha superado de forma amplia las trescientas actuaciones en este ámbito en todo el Archipiélago. Pero, ¿qué productos utilizan para limpiar?. ¿Y qué procedimiento se aplica en cada caso? ¿Qué significa N1 y N2?

Mochilas difusoras

El cabo mayor de la UME en la base de Gran Canaria, Reinaldo Estévez, explica que los equipos denominados N1 consisten en la utilización de mochilas difusoras o dispensadores de mano con los que se vierte agua con hipoclorito sódico al 18 por ciento. En la lejía convencional que se compra en un supermercado la aportación de dicho producto químico es del cuatro por ciento. Es decir, que tiene un poder desinfectante más de cuatro veces superior al de uso ordinario en domicilios.

Para trabajar con ese líquido, los profesionales de la Unidad Militar de Emergencias tienen que disponer de un equipo de protección individual (EPI) adecuado, ya que, en caso contrario, pueden sufrir quemaduras en la piel. En esa especie de cóctel con que se limpian las calles y edificios se combinan 99 litros de agua y uno de hipoclorito sódico. Junto a las mochilas difusoras o los dispensadores de mano, este producto también se aplica con papel, en el caso en que haya que desinfectar, por ejemplo, el teclado de un ordenador.

Los integrantes de la UME que llevan a cabo estas tareas disponen de equipos de respiración artificial (ERA), unas bombonas de oxígeno cuyo contenido se destina, por una parte, al soldado y, por otra, a generar una nube para que el hipoclorito sódico y el agua caigan sobre las superficies de una forma más lenta y en cantidades más finas, según refiere el cabo mayor.

En los casos se desinfección en espacios abiertos, estos profesionales utilizan mascarillas, guantes y monos de color negro, que después, según recomiendan los expertos, se pueden lavar a una temperatura que puede oscilar entre 60 y 90 grados centígrados. Cuando el trabajo se lleva a cabo en el interior de edificios, el uniforme se cubre con buzos de categoría 3, que incluye una capa antisalpicaduras, máscara y guantes de nitrilo. Así ocurre si no consta que en ese lugar haya estado una o más personas que hayan dado positivo al Covid-19. En el caso contrario, los miembros de la Unidad Militar de Emergencias tienen que llevar unas calzas, en vez de las botas de pocero. Y, cuando se termina cada trabajo, todo el equipo de protección individual se desecha al completo.

Vaporizadores electrónicos

Reinaldo Estévez aclara que en el Nivel II se hace, en esencia, lo mismo que en el I, pero mediante la utilización de "nebulizadores y vaporizadores electrónicos", con los que se logra que la desinfección llegue a muchos más sitios de un mismo espacio. Por ejemplo, si con el Nivel I se desinfectan objetos concretos, como mesas, sillas o la manecilla de una puerta, los nebulizadores y vaporizadores garantizan que el líquido desinfectante acceda a cualquier rincón del lugar en el que se vierta. En los casos en que en esos recintos no haya material sensible, desde objetos electrónicos hasta productos alimenticios, los soldados aplican peróxido de hidrógeno, que en cantidades elevadas puede ser corrosivo. Si hubiese material sensible, entonces optan por aplicar sanosil. Todos los componentes de la UME están formados para trabajar el denominado Nivel I y el conjunto de los militares tienen conocimientos básicos en riesgo NRBQ (nuclear, radiológico, biológico y químico), que después se actualizan o refuerzan con el paso del tiempo.

Los profesionales más especializados en estas acciones forman parte del Grupo de Intervenciones en Riesgos Tecnológicos, cuya base se encuentra en Madrid. Ante la actual situación de alarma, la UME ha enviado pequeños grupos de estos especialistas a todas las bases del país, entre ellas las de Tenerife y Gran Canaria.

Según Estévez, "cuando vamos a un lugar primero se actúa con el Nivel I; el II se aplica si ya ha habido un caso confirmado o sospechoso de Covid-19". Es decir, que el nivel superior se activa "a demanda de los propios mandos de la Unidad Militar de Emergencias". Matiza que "nunca va el Nivel II en solitario o por delante" del proceso de desinfección básico. El pasado jueves, el cabo mayor Estévez se hallaba en La Palma, donde se llevaron a cabo 19 actuaciones de este tipo. Desde el pasado 14 de marzo, cuando el Gobierno del Estado decretó el estado de alarma, la UME ha realizado en toda Canarias más de 310 intervenciones de desinfección.

Soldados en las calles

Esta unidad militar dispone de 80 componentes en la base de Los Rodeos (Tenerife) y otros tantos en la de Gando (Gran Canaria), al mando de un comandante. De todos ellos, unos 130 están desplegados sobre el terreno. Sus trabajos de desinfección se canalizan a través de la Delegación del Gobierno y el mando de operaciones del Ministerio de Defensa, que se encarga de la distribución de recursos. Estévez recuerda que la UME ejerce "la primera intervención de las Fuerzas Armadas, en este caso en materia de Protección Civil, con unos 3.000 profesionales en toda España". En este tipo de amplios despliegues, estos soldados transmiten su experiencia a los integrantes del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire.