Los efectos de la pandemia del coronavirus son globales y transversales. Casi ninguna actividad escapa al impacto del Covid-19, capaz incluso de apagar los fuegos que iluminan los cielos en las ocasiones especiales. La Pirotecnia Hermanos Toste, fundada en 1788, afronta sus 232 años de historia con el duro golpe que supone la suspensión de las Fiestas de Mayo en su municipio, Los Realejos, donde ponen color y ruido a la ofrenda de la calle El Sol en una de las mayores exhibiciones pirotécnicas de Europa. A esta histórica suspensión se suma la incertidumbre que se cierne sobre el resto de festejos de los meses de verano, la temporada alta de los fuegos artificiales.

La Pirotecnia Hermanos Toste ya estaba trabajando en los fuegos del 3 de mayo cuando se anunció la suspensión de todos los actos. Parte de ese trabajo quedará almacenado hasta 2021, pero el impacto de 2020 será duro en esta empresa con 15 empleados y numerosas contrataciones extras para hacer realidad exhibiciones como la suspendida en Los Realejos.

Fuentes de la empresa han explicado a EL DÍA que es irremediable que ya se estén planteando un expediente temporal de regulación de empleo (ERTE), puesto que toda su actividad y todas sus vías de negocio han quedado paralizadas por el coronavirus.

Crisis económica

Con el estado de alarma vigente nos e celebra ninguna fiesta en ningún municipio ni barrio, pero el futuro inmediato tampoco es alentador. Nadie garantiza cuándo será posible recuperar la normalidad respecto a los actos multitudinario y, mucho menos, cómo afrontará la difícil situación económica que se aproxima las instituciones públicas.

"Nosotros trabajamos habitualmente para los ayuntamientos, los festivales o certámenes, los hoteles y, en algunos casos, para bodas u otras celebraciones", explican desde la empresa realejera. "Ahora nada de eso funciona, el negocio se ha parado completamente. Tenemos cero ingresos y los gastos continúan exactamente igual que cuando había actividad", lamentan en estos días de absoluta incertidumbre.

"Es que ni siquiera se celebran bodas. ¿Quién va a pensar en tirar voladores ahora?", reconocen. Pese al duro impacto que esta situación puede tener en las cuentas de la empresa y en la situación de sus propietarios y empleados, la Pirotecnia Hermanos Toste entiende justificada la paralización del país: "Hay que respetar esta situación para poder salir adelante, la salud es lo prioritario".

La esperanza es julio

La Pirotecnia Hermanos Toste aún confía en que la normalidad se pueda recuperar, al menos para los fuegos artificiales, en el mes de julio. Ese es el mes de las fiestas de la Virgen del Carmen, un importante nicho de negocio para este sector. Faltan cuatro meses y esta histórica empresa mantiene la esperanza, pero las previsiones de los ayuntamientos no son tan halagüeñas. Ningún municipio ha suspendido aún los festejos de verano, pero prácticamente todos los gobiernos locales del norte de Tenerife reconocen que las celebraciones peligran, incluso las del mes de agosto o las del otoño e invierno.

El propio alcalde del municipio de Los Realejos, Manuel Domínguez (PP), que ha sido el primero en decretar la cancelación total de unas fiestas mayores en el norte de Tenerife, reconocía este viernes que "al día siguiente de la finalización del estado de alerta que nadie espere que se permitan celebraciones masivas, tendremos que ir recuperando todo de forma paulatina".

La suspensión de las fiestas más esperadas del año para los realejeros ha sido "una decisión difícil, pero responsable", según Domínguez, en un contexto mundial que tendrá consecuencias a medio y largo plazo. Sin querer anticiparse a las decisiones del Gobierno de España, el alcalde realejero ya dejó entrever que es posible que también se tengan que suspender otros festejos posteriores, como los de la Virgen del Carmen, previstos en julio.

El Corpus, en riesgo

El Ayuntamiento de La Orotava, que en el mes de junio celebra sus fiestas más importantes, en honor al Corpus, San Isidro y Santa María de la Cabeza, también se plantea muy en serio la suspensión. Fuentes municipales han reconocido a EL DÍA que esos festejos, que cada año congregan a miles de personas en la Villa, "están mucho más cerca de suspenderse que de poder celebrarse".

El Ayuntamiento de Puerto de la Cruz tiene unas semanas más de margen antes de adoptar una decisión definitiva respecto a las Grandes Fiestas de Julio, que incluyen la multitudinaria embarcación de la Virgen del Carmen. Esperarán, pero el riesgo de suspensión es muy real. Esas dudas se cierne también sobre otras muchas fiestas patronales previstas para verano en Garachico o La Victoria, por ejemplo.

El alcalde de Santa Úrsula, Juan Acosta (AISU), que es médico de profesión, ha mandado esta semana un mensaje muy preocupante para la actividad de la Pirotecnia Hermanos Toste, y de otras empresas que necesitan de las fiestas populares para poder sobrevivir: "Todo dependerá de la evolución del virus, pero lo más probable es que las multitudes se limiten durante lo que resta del año", por lo que ni siquiera tiene claro que las fiestas patronales de su municipio puedan celebrarse en octubre.

Acosta recuerda que tras el verano, con la llegada de los meses más fríos, el Covid-19 podría repuntar de nuevo, por lo que "las aglomeraciones de personas tampoco serían recomendables, aparte de que la situación económica no estará para festejos".