Un grupo de vecinos de Tacoronte, encabezado por Ángeles Dávila, ha creado un colectivo cuyo objetivo es rehabilitar el antiguo molino de El Calvario en Tacoronte. En estos momentos cumplen ya con todos los requisitos legales para constituirse formalmente como asociación de amigos para la conservación de este edificio. "Lo único que pedimos es que las administraciones se hagan cargo de su recuperación", indica Dávila, cuya familia, propietaria de la maquinaria, está dispuesta a cederla desinteresadamente si se atienden sus demandas.

El colectivo no quiere limitar los futuros usos de las instalaciones y señala que estas podrían abarcar "desde museo del gofio a convertirse en lugar donde celebrar actos culturales o en un taller relacionado con los molinos". Y es que estas paredes acumulan ya siglo y medio de la memoria de Tacoronte. El alcalde de Tacoronte, José Daniel Díaz Armas (NC), se muestra partidario de adquirir el inmueble y dedicarlo a un futuro museo del gofio.

Miguelina Rodríguez Pérez estuvo, junto a su marido, más de tres décadas elaborando gofio en este molino, hasta que cerró el negocio en el año 2001. Recuerda que en un solo fin de semana llegó a vender 400 kilos de gofio.

Propiedad en conflicto

En estos momentos el edificio está rodeado de un conflicto sobre su propiedad derivado de las sucesivas herencias de las que ha sido objeto. El resultado es que durante años Miguelina tuvo que hacer frente al pago del impuesto de bienes inmuebles (IBI), luz y agua. Hasta que optó por no asumir estos gastos. Por ello, sospecha que el edificio ha pasado a ser propiedad de Hacienda y cree que "tan solo las instituciones son las que pueden poner fin a este auténtico enredo administrativo".

Desde el año 2001, el molino ha caído en un serio abandono "del que solo podrá salir con el esfuerzo común de todos los involucrados: vecinos e instituciones", detalla este nuevo colectivo.