"Al principio, cuando nos comunicaron que teníamos que volver a Tenerife, nos pareció algo extremista, pero al llegar a la Isla recibimos un choque de realidad". Con estas palabras resume Indhira García cómo han vivido la experiencia los 33 jóvenes tinerfeños que estaban haciendo prácticas en Cabo Verde, Senegal y Marruecos y que han tenido que ser repatriados por el Cabildo insular debido a la crisis del coronavirus. En el caso de García, que se encontraba en Cabo Verde, los becarios no se creyeron hasta el último momento que tuvieran que ser repatriados. "Estábamos tranquilos, porque no se había detectado ningún caso en el país e incluso parecía más seguro estar allí que aquí", explica.

Sin embargo, en los últimos días de su estancia, cuando ya se les había comunicado la decisión de que deberían volver a la Isla, "empezaron a detectarse algunos contagios y las autoridades comenzaron a tomar medidas". Fue ahí donde esta joven comprendió que se trataba de una situación "que nos afectaría a todos", aunque reconoce que volvió "con toda la pena del mundo".

El grupo vivía en la distancia las medidas de confinamiento que estaba poniendo en marcha España. "Lo veíamos todo con incredulidad, a través de lo que nos decían nuestras familias", asegura, por lo que su llegada a Tenerife el pasado domingo "fue para mi un shock al tener que adaptarme a las nuevas rutinas que incluyen guantes, mascarillas y desinfección".

García pudo volver junto al resto de sus 27 compañeros que se encontraban en Cabo Verde en un avión fletado por el Cabildo, ya que no se encontró ninguna alternativa en un vuelo comercial. En el caso de Miriam Cruz, llegó a la Isla el pasado sábado junto a los otros dos becarios que se encontraban en Senegal, en vuelos regulares vía Gambia. "Lo peor ha sido la incertidumbre de no saber si los vuelos se cancelarían y cuándo los programarían", expone y manifiesta que el grupo "no pensó que tuviéramos que ser repatriados hasta el último momento". Cruz explica que las medidas en España "se fueron implantando de un día para otro cogiéndonos por sorpresa".

No era fácil conseguir que los tres jóvenes volvieran a la Isla, con el espacio aéreo de Senegal prácticamente cerrado y las sucesivas cancelaciones de vuelos. "Estábamos pendientes porque podían haber cambios, aunque finalmente todo fue según lo previsto y nos hemos sentido muy acompañados", asegura. El grupo llegó a Senegal el pasado 2 de marzo, cuando el Covid-19 todavía no había sido declarado pandemia "y nada hacía presagiar que ocurriría todo esto". En la primera semana de su estancia "comenzaron a detectarse los primeros casos en Senegal", unos contagios que se incrementaron hasta los 56 en su tercera semana y se empezaron a tomar medidas. "Se suspendieron las clases y era obligatorio desinfectarse las manos antes de entrar al banco o al supermercado", asegura, por lo que tanto ella como sus otros dos compañeros asumieron que "si no regresábamos íbamos a tener que guardar cuarentena allí".

Las familias y amigos

Los becarios coinciden en que quizá los peores que lo han pasado en estas semanas son sus familias y amigos, que se preocuparon por ellos desde Tenerife. "La familia ha estado bastante inquieta sobre todo por el desconocimiento y la impresión que se tiene aquí de lo que es África y su cobertura sanitaria", valora Cruz. Para ella ha sido una pena tener que interrumpir su estancia en Senegal, pero reconoce que "era la mejor opción porque nadie sabe cuánto va a durar esto". Por su parte la consejera responsable del programa de Becas África, Liskel Álvarez, tuvo que hacerles entender a los jóvenes que su vuelta era la mejor alternativa. "Cuando les planteo la decisión muchos no querían venir, pero tras una videoconferencia realmente entendieron que lo mejor era suspender las prácticas de momento y retomarlas más adelante", apunta.

La responsable insular explica que no fue fácil realizar las gestiones para repatriar a los jóvenes de los tres países. El más complicado fue el caso de Marruecos, que había cerrado su espacio aéreo con España. Por eso, los dos becarios que se encontraban en este país han tenido que salir a través de diferentes vías. "Una de ellas pudo acogerse a un vuelo de repatriación fletado por Francia al tener esa nacionalidad, mientras que el otro pudo regresar en un avión junto a más becarios de Las Palmas", señala.