La calle Pizarro, en el núcleo rosariero de Radazul Bajo, ve la luz al final del túnel. Después de un complejo proceso para su reforzamiento que se ha prolongado durante varios años, la vía está siendo objeto en estos días de los trabajos de asfaltado, es decir, el final de la actuación.

Se trata de un proyecto que no ha sido sencillo. Desde que se detectaron los desperfectos sobre el firme hasta que se produjo el comienzo de las obras se celebraron asambleas informativas, se ejecutó un primer estudio geológico, se realizaron nuevos sondeos y se llevó a cabo un segundo proceso de catas para conocer el estado del subsuelo a una mayor profundidad.

La actuación ha supuesto la instalación de micropilotes para asegurar el talud y ha tenido un coste de algo más de 800.000 euros.