El episodio de fuertes vientos e intensa calima que sumió a las Islas en el caos este domingo se dejó sentir con gran fuerza en los aeropuertos de las Islas. Ayer, un día después del cierre total de la jornada anterior, los aeródromos canarios comenzaron a recuperar, poco a poco, la actividad que, según fuentes de AENA, no se normalizará hasta pasados unos días.

En la provincia tinerfeña, el aeropuerto de La Palma fue ayer el más afectado por los efectos de la todavía espesa calima. Alrededor de una veintena de vuelos interinsulares fueron cancelados por la poca visibilidad que había en la Isla, en un día que coincidió con la celebración de la fiesta de Los Indianos, razón por la cual había programados vuelos extra. Sí pudo aterrizar por la mañana en el aeródromo palmero el vuelo de Iberia procedente de Madrid.

En cambio, muchas personas que tenían previsto pasar un día de diversión en la Isla Bonita se quedaron en sus aeropuertos de origen, principalmente en Los Rodeos, por culpa de las cancelaciones. Prueba de ello es que a mediodía no era difícil encontrar gente vestida para la ocasión, con las características prendas blancas, en la instalación aeroportuaria lagunera, donde la mañana estuvo también marcada por las insistentes miradas a unos paneles que evidenciaban que la situación no era fácil: retrasado, cancelado...

Entre los vuelos afectados los había de todo tipo, tanto interinsulares como a otros destinos: Gran Canaria, Alicante, La Palma, Barcelona... Al mismo tiempo, grandes colas para reponer fuerzas en la cafetería y para solicitar información en los mostradores de las aerolíneas. "Mi hijo lleva dos horas ahí dentro y no sabe todavía si va a salir o no un avión que tiene que coger para ir a Barcelona a estudiar", expresaba Andrés García en la puerta del aeródromo, a la esperaba de si finalmente volaba o si tenía que llevarlo de vuelta a su casa, a Tacoronte. "Lo que quiero es que sepa de una vez si puede irse o no porque llevo aquí media mañana sin hacer nada", añadió.

La historia de Carmen Herrera, por su parte, es la de una madrileña que había pasado unos días de vacaciones en la Isla con su familia y que a las 12:00 de este lunes no tenía tampoco claro si podría regresar a su casa. "La espera me da un poco igual; lo más que me preocupa es que mañana tengo que trabajar", apuntó. "Anoche, tras ver cómo estaba la situación con la calima y el cierre de los aeropuertos, apenas pude pegar ojo; hoy nos levantamos a las seis de la mañana y vinimos con dos horas de antelación para evitar contratiempos, pero ahora mismo no sé si podremos finalmente embarcar o no", comentó.

Con muchas menos afecciones operaron los aeródromos de La Gomera y El Hierro, al igual que los de Tenerife. Eso sí, los retrasos derivados de la extraordinaria situación del domingo, con 819 incidencias, entre cancelaciones y desvíos, fueron habituales durante toda la jornada de ayer.

En el caso de los dos aeropuertos tinerfeños, distintas compañías enviaron a lo largo del día aviones vacíos o semivacíos para comenzar a trasladar a turistas desde las Islas hasta sus lugares de origen. Son los vuelos que en el argot se llaman "de rescate".

Por ejemplo, la aerolínea española Wamos trajo uno de sus aparatos, un Boeing 747-4H6, desde Oslo hasta Tenerife. En este caso, la nave llegó con pasaje y fue posteriormente enviada, ya vacía, al aeropuerto de Gando, en Gran Canaria, para partir hoy hacia su nuevo destino con personas que estos días no han podido volar.

Otras compañías como Jet2, por el contrario, optaron ayer por no volar a Canarias por problemas en sus aeropuertos de destino o por cuestiones relacionadas con sus aeronaves.

Gran Canaria, con problemas

Si bien la situación en las instalaciones aeroportuarias de la provincia tinerfeña fue relativamente normal, al igual que en Lanzarote y Fuerteventura, en Gran Canaria aún se dejaron sentir ayer los efectos del mal tiempo.

Los aterrizajes en Gando, por ejemplo, se espaciaron más en el tiempo para no saturar las plataformas, indicaron desde AENA, y los retrasos en las salidas y llegadas fueron más numerosos que en otras instalaciones aeroportuarias.