Cabreo generalizado anoche en mi cantina. Sobre las dos de la mañana estaba mi negocio a rebosar de componentes de grupos del Carnaval que, después de actuar en la Gala, pasaron por aquí a echarse unas garbanzas de las de mi madre y a alegar un rato. El cabreo con Fiestas era mayúsculo por la escasa, casi nula presencia, de grupos de Carnaval en los escenarios de la calle. No obstante, había también quien decía que, lo que pretendían con ello, era que los grupos actuasen en las esquinas y rincones de la ciudad, al más puro estilo de antaño. Y no se ponían de acuerdo.

Esta edición parece ser la de los desacuerdos. Ya lo vimos con el aforo de la final de murgas que Fiestas estableció en nueve mil y luego, sus compañeros del mismo gobierno en materia de seguridad, se lo bajaron a siete mil quinientos. Lo comprobamos también con la telenovela en la que se ha convertido el concurso de murgas del Norte en la que hubo que corregir el fallo del jurado y volver a repartir los premios, aunque sigue habiendo murgas que no están de acuerdo. Tampoco parece que la gente esté muy conforme con algunos de los ganadores de los concursos que ha habido hasta ahora. Pero para morirse de risa, o de pena, es el argumento publicitario de una aerolínea canaria que ha hecho dos anuncios: en uno invitan a ir al Carnaval de Tenerife diciendo "ven al mejor Carnaval del mundo, según los expertos" y en el otro invitan a hacerlo al de Las Palmas pidiendo que "vengan a los mejores carnavales". ¿En qué quedamos?, preguntan los clientes de mi cantina, ¿es en Tenerife donde se celebran las mejores carnestolendas o es en la capital de la isla redonda?... a ver si se aclaran porque yo, con estas cosas, Canaryflipo.

El que me hizo gracia de verdad fue Bernardo "el pecas" que estaba calladito en la esquina de la barra y que, dirigiéndose a los que discutían, parecía recordar el chiste de Manolo Vieira en el que Carmelito decía aquello de "Chacho, pongasén dacuerdo".