La empresa Aqualia presentó ayer en Puerto de la Cruz un proyecto "único en el mundo" que ofrece una solución sostenible y definitiva al histórico exceso de nitratos que afecta al acuífero del Valle de La Orotava y al suministro de agua potable de la ciudad. El uso de un sistema de ósmosis inversa, con membranas de última generación inspiradas en el funcionamiento del riñón humano, permite eliminar de forma sostenible hasta el 97% de los nitratos del agua y marca "el principio del fin" de una restricción que afecta al menos desde 2007 a mujeres embarazas y bebés menores de tres meses, que no pueden beber agua del grifo ni alimentos cocinados con ella.

La solución llegó a Puerto de la Cruz hace dos meses en un contenedor enviado desde la localidad alicantina de Denia, donde Aqualia tiene su plataforma de desarrollo y tecnología, según detalló el jefe de Ecoeficiencia del Departamento de I+D+I de la empresa, Víctor Monsalvo. Dentro de ese contenedor viajó una planta experimental, capaz de eliminar los nitratos de 20 metros cúbicos de agua cada hora.

El jefe de Proyectos de I+D+I de Aqualia, Juan Arévalo, explicó que esta planta "recibe el agua de una galería con altos niveles de nitratos", que causan las restricciones vigentes en Puerto de la Cruz, "que pasa por un primer filtrado de pequeños residuos antes de introducirse en los tubos de presión, donde se han colocado tres tipos de membranas". Las que mejores resultados ofrecen, diseñadas por una empresa danesa, son las membranas biomiméticas, "que funcionan a menor presión y son mucho más eficientes". El uso de esta tecnología a esta escala es una novedad mundial.

"En todos los casos se obtiene un agua de calidad excelente, con un 98,5% menos de sales y apenas un 3% de la cantidad inicial de nitratos. Pero con esas membranas nuevas, que imitan el funcionamiento de los riñones, se puede lograr hasta un 22% más de agua tratada o, si se prefiere, conseguir la misma cantidad de agua pero con un 22% menos de gasto de energía", remarcó Arévalo.

Víctor Monsalvo aseguró que con este "proyecto único y singular, que será un referente en el ámbito de la desalinización y potabilización", ya se ha logrado obtener un agua de máxima calidad, "con niveles de nitratos muy por debajo del límite que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS)". Además, se logra mediante "una solución sostenible", ya que estas membranas reducen el consumo energético.

"También se afronta otro caballo de batalla de la desalinización, que es la gestión del rechazo, que habitualmente se devuelve al mar. Y abrimos dos vías. Su eliminación de una forma ambientalmente correcta, mezclándolo con residuos de poda de la ciudad, que lo convierten en nitrógeno gas con ayuda de las bacterias que crecen en esta biomasa. Y una segunda vía, dar valor a ese nitrato sobrante, que se inyecta a la red de saneamiento para mejorar su salubridad y evitar malos olores. En muchos municipios se compran sales de nitrato para este fin, pero aquí las generamos y las aprovechamos", recalcó Monsalvo.

Posible aplicación al flúor

Aqualia trabaja con este tipo de membranas desde hace apenas dos años, pero su evolución y aplicación práctica abre la puerta a otros usos futuros, como la reducción de los niveles elevados de flúor en otras zonas de la Isla de Tenerife.

El alcalde portuense, Marco González (PSOE), mostró su satisfacción por los buenos resultados de una iniciativa que supone "el principio del fin de las restricciones; el principio del fin de los malos olores y, además, la continuidad del mensaje claro que tenemos las administraciones públicas de compromiso con la gestión inteligente y la sostenibilidad".

El consejero insular de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático del Cabildo de Tenerife, puso en valor el trabajo realizado por Aqualia en la Isla: "En Tenerife existen dos modelos de gestión del agua, uno a través de recursos propios de los ayuntamientos y otro a través de empresas concesionarias. Los datos son muy claros. En aquellos municipios donde existe un modelo de gestión directa con recursos propios, los niveles de rendimiento hidráulico son muy bajos, incluso pírricos. Cifras en torno al 30 o 40%, lo que significa que hay municipios que pierden dos de cada tres litros de agua. Sin embargo, donde trabajan empresas concesionarias, la realidad es muy diferente. Aquí en Puerto de la Cruz, los rendimientos técnicos hidráulicos son superiores al 85%".

"En el contexto en el que nos encontramos, una isla como Tenerife no puede permitirse el lujo de tener esos niveles de pérdidas de un recurso tan valioso para esta tierra", sentenció el consejero.

Javier Rodríguez celebró la iniciativa de Aqualia, "ya que permite revertir una situación que era anómala y ofrecer a la población de Puerto de la Cruz un agua de excelente calidad".

El director de Aqualia en Canarias, Emilio Fernández, recordó que su empresa lleva más de 30 años en el Archipiélago, "25 años prestando servicios en Puerto de la Cruz", por lo que es "plenamente consciente de los problemas en materia de agua en este territorio". Para afrontar cuestiones como el exceso de nitratos, la empresa creó hace más de doce años un departamento de I+D+I que "trabaja en soluciones innovadoras basadas en la ecoeficiencia y en la economía circular, que busca reducir el impacto de sus operaciones, la huella ecológica y el consumo de energía".

"Este proyecto capta agua de la galería municipal El Pueblo, que tiene una elevada concentración de nitratos, y la trata hasta dejarla apta para el consumo mediante unas membranas revolucionarias, completamente novedosas. Además -insistió Fernández-, esta iniciativa incluye dos subproyectos sostenibles para poner en valor el rechazo o agua con exceso de nitratos que sobra del proceso. Se trata de aprovechar los restos de poda, que mediante una reacción química completamente natural, eliminan el nitrato y generan agua inocua. Así como aprovechar ese rechazo para reducir los malos olores en la red de alcantarillado, a través de la eliminación de los sulfuros".

El máximo responsable de Aqualia en Canarias remarcó que este es un proyecto "escalable" que "en muy poco tiempo, tras finalizar las pruebas, se podrá aplicar a una planta a escala real para acabar con las restricciones vigentes en todo el municipio".