La obra para rehabilitar y reabrir el emblemático hotel Taoro, en Puerto de la Cruz, se ha puesto en marcha 45 años después de su cierre para uso hotelero, que en 1975 puso fin a una trayectoria que comenzó en 1890. Los operarios trabajan en la reforma, valorada en unos 25 millones de euros, que permitirá a la ciudad recuperar su primer gran hotel entre finales de 2021 y principios de 2022, si se cumplen los plazos que baraja Tropical Turística Canaria (TTC), la empresa que ganó el concurso público convocado por el Cabildo de Tenerife para recuperar el uso hotelero de un edificio que fue usado como casino entre 1979 y 2006.

El trabajo de los operarios se nota en varias zonas del edificio. Pequeñas palas y excavadoras realizan movimientos de tierras en la zona ajardinada de la trasera del inmueble; varios contenedores recogen escombros que se extraen del interior del hotel a través de bajantes, y una enorme grúa, junto a la fachada principal, mueve materiales y contenedores a gran altura. Los aparcamientos junto al edificio están vallados, la obra completamente señalizada y el sonido de los trabajos altera la habitual tranquilidad de esta zona portuense.

La reapertura del hotel Taoro era un viejo anhelo de la ciudad turística, que se intensificó tras el traslado del casino al Lago Martiánez, en el verano de 2006, lo que dejó este histórico edificio prácticamente sin uso. Sólo sirvió de sede temporal para el Consorcio Urbanístico para la Rehabilitación de Puerto de la Cruz y para algún congreso esporádico.

Prácticamente sin más utilidad durante los últimos 14 años, la recuperación del edificio del antiguo hotel Taoro se había convertido casi en una obsesión para los últimos gobiernos de la ciudad turística y del Cabildo de Tenerife.

Durante más de una década se convocaron cuatro concursos fallidos. La adjudicación quedó desierta por diferentes razones, hasta que en mayo de 2019, al quinto intento, el Cabildo insular logró adjudicarlo a Tropical Turística Canaria (TTC).

Esta empresa, que gestiona establecimientos de lujo en el Sur, se ha comprometido a aportar cada año 380.000 euros para el mantenimiento del edificio, así como una inversión adicional de 3,8 millones de euros en los diez últimos años de los 60 que contempla el contrato de arrendamiento. Lo que asegura la devolución de las instalaciones al Cabildo "en un estado óptimo". Si se cumple el contrato, el hotel Taoro volvería a manos del Cabildo tinerfeño en 2079.

El canon anual que tendrá abonar el adjudicatario en concepto de arrendamiento asciende a 485.000 euros, pero estará exento de pagarlo hasta compensar el coste de la inversión realizada, con un tope máximo de 29.100.000 euros. Además, el Cabildo aportará 15 millones de euros para financiar parte de las obras necesarias en el inmueble.

130 años de historia

El Taoro fue inaugurado en el año 1890 como un gran hotel de lujo que, durante casi un siglo, ejerció como referente del turismo nacional. Alojó a miembros de la realeza, como el duque de Windsor, Eduardo VIII; el rey de España Alfonso XIII, los duques de Kent, o el rey Alberto I de Bélgica; a escritores de fama mundial, como Agatha Christie, y recibió la visita de personajes claves en la historia de España como Primo de Rivera; Francisco Franco, o el Rey Juan Carlos y la Reina Sofía, que participaron en una cena de gala en 1985, cuando era sólo un casino.

La historia del Gran Hotel Taoro comenzó en 1888 con la fusión de dos sociedades hoteleras, que formaron la 'Taoro Compañía de Hoteles y Sanatorium del Valle de La Orotava'. Las obras, con un diseño del arquitecto Adolph Coquet, comenzaron en 1888 y concluyeron en 1893, aunque el pabellón central se terminó en 1890. En sus primeros años tenía capacidad para 250 huéspedes y ofrecía servicio de carruajes para conectar con el casco.

Pese a su prestigio nacional e internacional, fue un negocio ruinoso, lo que llevó a sus promotores a arrendarlo a una compañía alemana entre 1905 y 1913. Cuando volvió a manos de sus impulsores, ya asomaba por el horizonte la I Guerra Mundial. Los años 20 también fueron complicados para un hotel que vivía del turismo invernal y de elite, y que se enfrentó en 1929 a una doble tragedia: el crack mundial y un gran incendio que destruyó el ala poniente y la mitad del pabellón central. Se reabrió parcialmente en diciembre de aquel año, "pero las cosas jamás fueron como antes", según señala Agustín Guimerá Ravina en su obra 'El Hotel Taoro, cien años de turismo en Tenerife (1890-1990)'.

La Gran Depresión complicó los años 30 hasta que la Guerra Civil, primero, y la II Guerra Mundial, después, añadieron aún más dificultades a una gestión que, entre 1935 y 1950, pasó a manos de Enrique Talg Schulz.

El Cabildo de Tenerife, alentado por el capitán general de Canarias Francisco García-Escámez, compró el hotel en marzo de 1945, y lo mantuvo bajo la gestión de Talg hasta 1950, cuando lo arrendó a la compañía HUSA. Talg no se desvinculó del todo hasta 1952. El boom turístico tampoco significó el despegue de este establecimiento pionero, que se había quedado anticuado, y HUSA lo cerró definitivamente en el año 1975. En julio de 1979 se reabrió como el histórico Casino Taoro, que se mantuvo allí durante 27 años, hasta el polémico traslado de julio de 2006 al Lago Martiánez.