Javier Cabrera es el usuario residente del Centro de Atención a la Discapacidad Física (CADF) El Sauzal que ha denunciado la situación que vive en el centro. Lo ha hecho casi tres meses después de que, por culpa de una gotera, fuera realojado en una habitación del centro de día, recurso ubicado en el mismo edificio.

Durante este tiempo -en el que aún no se ha resuelto la avería-, según relata el también vicepresidente de Queremos Movernos, se ha visto obligado a realizar sus necesidades en un cubo de la basura. La razón, explica, es que el inodoro de la nueva habitación que ocupa es más alto que el de su baño original y no puede usar la silla de ducha, pues tiene unas medidas específicas que no cuadran en este espacio.

"La situación es denigrante; no es higiénico", reconoce este usuario del CADF El Sauzal, que tiene una discapacidad física superior al 90% derivada de una distrofia muscular.

Javier Cabrera recalca, además, que desde el 9 de noviembre del año pasado, día en el que fue trasladado a la nueva habitación del centro de día, se ve obligado a "compartir" este espacio. Es decir, solo puede hacer uso de ella a partir de las 17:00-17:30 horas, cuando la abandona su compañero del mencionado recurso diurno.

"En caso de que me quisiera acostar para la siesta o si estuviera enfermo, no tendría una cama ni habitación para sanar de mal", expone Cabrera, que ya había puesto su caso en conocimiento de la Consejería de Derechos Sociales, Igualdad, Diversidad y Juventud el pasado 23 de diciembre. "Menos mal que, dentro de mi discapacidad, tengo salud y no me he puesto malo, porque no hay camas libres", subraya.

El afectado deja claro que su denuncia no es, ni mucho menos, contra el recurso que ocupa, "sino contra la Administración o contra la empresa que debió hacer las obras necesarias". "El atendimiento en el centro es óptimo, hay muy buenos profesionales y para cualquier cosa que necesitemos están allí", sostiene el vicepresidente de Queremos Movernos (QM).

En la reclamación que presentó en la Consejería, Cabrera se pregunta cuál será el problema que ha motivado que haya perdido su intimidad durante tanto tiempo. Paralelamente, también ha denunciado ante la Guardia Civil la desaparición de varios dispositivos electrónicos de su propiedad de su antigua habitación.

Ayer, la presidenta del colectivo, Ana Mengíbar, confió en que no se tomen represalias contra el denunciante de este caso. "Estaremos vigilantes", advirtió.