El fuerte viento que ha soplado en los últimos días en la Isla ha supuesto un grave problema para el sector agrícola tinerfeño. Las rachas, que han podido alcanzar los 70 y 80 kilómetros por hora en algunos puntos, han causado daños en numerosos cultivos. Así lo sostiene el secretario de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga), Javier Gutiérrez, quien determina que todavía se están realizando valoraciones, pero concreta que los más afectadas han sido los aguacateros, que han perdido el 20% de la producción, y las de plataneras, que también han sufrido daños.

El representante del sector explica que las comarcas más perjudicadas por este fenómeno meteorológico han sido la suroeste, que va desde Adeje hasta Playa Santiago, y la zona entre La Laguna y el Valle de La Orotava.

Gutiérrez pone el foco en las fincas de aguacates, donde apunta que se ha podido perder en torno al 20% de los que todavía no habían sido recolectados. "El viento ha dañado de forma generalizada la fruta tirándola al suelo", especifica.

Otro de los cultivos que se ha visto más dañado son las plataneras, ya que el viento "ha deflecado las hojas", una circunstancia que puede provocar una merma en la producción, debido a varios factores como el daño en la fruta por el rozamiento o el propio debilitamiento de la planta.

El representante del sector afirma que también preocupan las papas de extratemporada, es decir, aquellas que se plantan entre noviembre y diciembre y que en muchas ocasiones suponen un ingreso extra para los agricultores. "El aire caliente ha quemado las hojas, lo que puede hacer que se pierdan los cultivos", asume.

Además de al viento, el sector agrícola tinerfeño está teniendo que hacer frente a otras circunstancias que ponen en riesgo varios cultivos. La sequía que afecta a la Isla -después de un otoño-invierno en el que se han registrado unos niveles de precipitaciones muy bajos para esta época del año- amenaza a las papas, las viñas y los cereales. Una situación que en los últimos días se ha visto agravada debido a la aparición de altas temperaturas.

Gutiérrez señala que el sector está "muy preocupado", ya que la Isla encadena varios años de sequía, que no se está revirtiendo esta temporada. "Necesitamos que llueva, porque los cultivos de secano ven amenazada su supervivencia", indica.

Él pone el foco en los cultivos de papas "que están recién sembrados", ya que asegura que "si no llueve a lo largo de este mes se perderán por completo". El sector también está preocupado por la situación de los cereales, que se han visto afectados por el viento que ha soplado en los últimos días y por las elevadas temperaturas, que han rozado los 30 grados en algunos puntos de la Isla. "Lo que ha ocurrido es que el aire caliente ha actuado con un efecto soplete deshidratando el cultivo", explica.

La situación también es dramática en la viña, un cultivo que es muy sensible a los cambios de tiempo, sobre todo cuando se dan circunstancias que no se corresponden con la época del año. "La viña necesita hacer en invierno una parada vegetativa, para lo que precisa que haga frío", apunta Gutiérrez. Las altas cifras que han marcado los termómetros esta semana pueden provocar que la planta "no brote de manera adecuada y no se produzca fruto".

El secretario de Asaga pone además en evidencia que esto podría hacer que se reduzca la producción de uva de este año, cuando ya en 2019 la cosecha disminuyó al menos un 50%, por lo que se encadenarían dos años de pérdidas. "Hemos observado que debido a la falta de lluvia las brotaciones son irregulares y que incluso en algunas zonas se han encontrado plantas que no han logrado sobrevivir a este déficit hídrico", valora.

Tenerife lleva al menos tres años registrando menos precipitaciones que las que se han producido de media desde principios de este siglo. Una situación que no ha cambiado este año, al menos hasta principios del mes de febrero. "Estamos muy preocupados porque venimos de años en los que prácticamente no ha llovido y la situación se sigue prolongando", lamenta Gutiérrez.

El secretario de Asaga expone que el sector está intranquilo respecto a la situación de los embalses de la Isla. "Los niveles son muy bajos y los consideramos extremos si tenemos en cuenta la época del año en la que estamos", valora, ya que si esto sigue así "no vamos a tener garantías de riego en verano".

De esta manera, Gutiérrez muestra su preocupación por tres de estos embalses y señala que, por ejemplo, el de Valle Molina, en Tegueste, está en la actualidad al 27% de su capacidad, mientras que Montaña de Taco, en Buenavista, no sobrepasa el 30%. De media, según los últimos datos ofrecidos por Balten con fecha 31 de diciembre de 2019, los embalses de la Isla se sitúan al 57% de su capacidad.

Gutiérrez expone que Balten transmite al sector "cierta tranquilidad a corto plazo, pero nosotros seguimos trasladando nuestra inquietud". El secretario de Asaga reconoce que estos embalses pueden ser llenados con aguas procedentes de pozos o galerías, pero señala que esta circunstancia supone un problema debido a la alta conductividad eléctrica que presenta este agua, un factor que puede provocar la pérdida de rendimiento de los cultivos. "Lo normal es que esté entre los 900 y los 1.200 microsiemens por centímetro, cuando en la balsa de Llano de Mesa, en San Juan de la Rambla, llega a los 2.000", sostiene.

En la Isla también se está destinando a riego agua procedente de las desaladoras y depuradoras que funcionan en diferentes comarcas. Una solución que para Gutiérrez cada vez será más habitual. "En cada zona habrá que acogerse a las opciones que haya disponibles", asume.