La Florida es un barrio de las medianías de La Orotava donde habitualmente residen unas 2.000 personas, repartidas por unas cuantas calles en una zona de larga tradición agrícola. La hospitalidad de una vecina, que allá por 1977 decidió invitar a un caldero de puchero a los ganaderos que acudían a la Feria de Ganado de las fiestas de San Antonio Abad y la Virgen de La Esperanza, se contagió poco a poco a todo el barrio, que en el día grande de sus fiestas triplica su población y es capaz de repartir más de 5.000 raciones de puchero y escaldón. Ayer la cita mantuvo el nivel de los últimos años y las calles se llenaron de vecinos y, sobre todo, de visitantes, que disfrutaron de la hospitalidad de La Florida y fueron capaces de aguantar hasta tres horas de espera para recibir su ración.

Los dos primeros calderos se sacaron del fuego poco después de la una de la tarde y fueron, como marca la tradición, para los ganaderos y para los vecinos enfermos y encamados. En torno a las 14:20 horas, un poco más tarde de lo previsto, decenas de voluntarios comenzaron a repartir. No pararon de hacerlo hasta las 17:40 horas. Algunos ayer almorzaron y merendaron puchero. La organización dispuso este año dos colas para tratar de agilizar el reparto, pero la afluencia de público es tan grande que resulta imposible dar de comer a tanta gente de una forma rápida.

La buena música de la Agrupación Folclórica Oroval ayudó a hacer más llevadera la espera, que los asistentes se tomaron, mayoritariamente, con buena cara. Y es que algunos venían por primera vez, pero abundan los que repiten y se muestran comprensivos con una organización que es totalmente altruista y que dedica días a los preparativos de esta fiesta de interés turístico regional.

En las colas, una gran mayoría de personas llegadas de fuera de La Orotava, de prácticamente todos los rincones de la Isla: Santa Cruz, La Laguna, Arona, Arafo, Candelaria, Granadilla, Guía de Isora, Los Silos, Icod de los Vinos, Los Realejos, Puerto de la Cruz, Tacoronte, Tegueste, El Sauzal... También personas llegadas de otras islas, como La Gomera o La Palma, y numerosos extranjeros: alemanes, finlandeses, ingleses o húngaros.

Conexión húngara

Precisamente con Hungría tiene este puchero de La Orotava una conexión muy especial. Un viernes de hace 15 años, un grupo de tres amigos húngaros se encontró a los vecinos de La Florida preparando los ingredientes del puchero en la asociación de vecinos. Fue una gran casualidad. Entraron, se quedaron a ayudar y nunca han dejado de volver. El pasado mes de abril de 2019, Gábor Tóth, uno de aquellos tres amigos húngaros, falleció en accidente de tráfico. Ayer el barrio de La Florida le rindió un homenaje que emocionó a su viuda Eva.

Janos, uno de aquellos amigos de Hungría, repartía sonriente los nuevos platos de papel, que pretenden reducir el uso del plástico en la fiesta. En estas fechas, Janos se siente uno más de La Florida y sólo tiene palabras de cariño y amistad para un barrio hospitalario y "lleno de gente entrañable".

El estreno de Pedro Martín

El presidente insular, Pedro Martín (PSOE), se estrenó en el puchero y cumplió con la tradición de ayudar a preparar el escaldón. Recién llegado de Fitur, Martín destacó la importancia turística de este tipo de tradiciones culturales y gastronómicas: "Una fiesta que pone en valor la hospitalidad con todo el que llega y la gastronomía, con uno de los platos más populares, es un feliz encuentro que nos gustaría dar a conocer cada vez más. Tenemos que sentirnos orgullosos de nuestra gastronomía". Unas 300 cabezas de ganado se reunieron durante la mañana en una feria ganadera que cumplió medio siglo y que es el origen de esta tradición.