El barrio de La Florida, en La Orotava, invitará este sábado a un suculento puchero y su escaldón a más de 5.000 personas. El mayor puchero de Canarias es el acto más concurrido de sus fiestas en honor a San Antonio y la Virgen de La Esperanza, declaradas de interés turístico regional. Pero también es un ejemplo inusual de generoso trabajo comunitario. Porque el puchero de La Florida no es sólo una cita multitudinaria con la gastronomía popular. Va más allá. Es seña de identidad, objetivo común y cosa de todos: desde los niños de tres años del CEIP Leoncio Estévez hasta mayores como Heraclio Trujillo González, quien, a sus 92 años "y pico", ayer seguía pelando y cortando chayotas y calabazas para que miles de personas disfruten hoy de un buen almuerzo.

Trujillo no falta a su cita festiva desde 1975. Ha colaborado en numerosas funciones y todavía le buscan: "A mí no me dejan parar, siempre me nombran. Este jueves, por ejemplo, me fueron a buscar para acompañarlos a recoger las coles a Aguamansa".

Más de 250 habitantes de La Florida se reunieron durante la mañana y la tarde de ayer en las instalaciones de la Asociación de Vecinos Maninindra. Unos 120 vecinos de todas las edades a los que se sumaron, durante la mañana, los 136 alumnos del colegio del barrio, que no faltan a esta cita con la tradición "desde hace más de diez años", según recordaba el director del centro, Silverio Luis.

Este centro público es un ejemplo de implicación y colaboración con el barrio. Los dibujos y redacciones de los alumnos ilustran el programa de actos de las fiestas y, desde hace una década, todos los estudiantes, desde infantil hasta primaria, pasan por el lugar donde este barrio se une para hacer realidad el mayor puchero de las Islas.

"Los alumnos de cuarto, quinto y sexto son los que más pueden ayudar, ya que hay que usar herramientas de corte, pero los pequeñitos, con la misma ilusión, también se inician en unas ayudas más simbólicas. Para nosotros esto es un día festivo", explica el director del CEIP Leoncio Estévez.

El alcalde de La Orotava, Francisco Linares (CC), pasó por la' sala de máquinas' del puchero y reconoció que lo que organiza este barrio cada año es algo distinto y singular: "Es el único lugar que conozco donde los 13 colectivos del barrio trabajan y funcionan como si fueran uno solo para sacar adelante estas fiestas y otros muchos actos que se reparten en el año".

Esther Pacheco, responsable de preparar el majado y de repartir los ingredientes en los casi 70 calderos, reconoce que las cantidades que se utilizan para este enorme guiso son siempre aproximadas, ya que resulta imposible calcular las cantidades exactas que se reúnen gracias a la solidaridad de agricultores y ganaderos.

Niños y mayores trabajan codo con codo para pelar y trocear toneladas de verduras y otros ingredientes. Pacheco calcula que este año se usarán más de 800 kilos de calabazas, otros 800 kilos de chayotas, 550 kilos de tocino y costillas de cerdo, 400 kilos de papas, 200 kilos de gofio, más de 400 coles, 110 gallinas, 80 kilos de garbanzos, 60 kilos de batatas y 60 kilos de zanahorias, entre otros muchos ingredientes. A su juicio, "esto sale todos los años porque está muy bien organizado y mucha gente ayuda. La implicación es total. Da gusto ver a la gente".

Entre sus vecinos, el párroco Javier José Jiménez, 'JJ', se afana con la verdura. Lo disfruta como un habitante más de La Florida: "Lo vivo como ellos, involucrándome en las tareas, para un mejor servir, y disfrutando mucho. En este barrio es muy fácil colaborar porque todos colectivos animan a participar. En estos preparativos del puchero ya estamos haciendo fiesta. Es una novedad que descubrí en La Florida cuando llegué hace cuatro años: aquí la fiesta es también la preparación".

La concejala Delia Escobar se siente "como una más" porque "casi ningún vecino concibe la última semana de enero si no es participando activamente. Esta fiesta no es algo de unas pocas personas, sino la unión de todo un barrio. Esto sí que es un ejemplo de participación ciudadana", destaca.

Hoy será el día grande de los festejos. La jornada arranca poco después de las ocho de la mañana con la Feria de Ganado, que este año cumple 50 años y fue el origen del puchero, gracias a la bondad de una vecina. En el año 1977, María, esposa de Julián, vivía en una casa al pie de La Palmera, sobre el terreno que en la actualidad se utiliza como recinto ferial. Los ganaderos, que venían desde diferentes puntos del Norte, pasaban las horas junto a su casa y a ella se le ocurrió la idea de preparar un puchero para agasajar a las personas que hacían posible, con su ganado, la celebración de esta fiesta. Aquel primer caldero que María preparó para apenas una decena de ganaderos fue el origen de los casi 70 calderos que hoy alimentarán a miles de personas.

Se pondrán al fuego a las 9:30 horas. Mucho antes, vecinos como Servando Hernández y Vicente Carballo se encargarán de que las brasas, a base de leña de retama seca, estén preparadas y "siempre vivas".

Tras la feria, la misa y la bendición del ganado, comenzará el reparto del puchero. Como marca la tradición en La Florida, los dos primeros calderos se reservarán, sobre la una de la tarde, para enfermos y encamados y para los ganaderos que hacen posible la feria.

En torno a las dos de la tarde comenzará el reparto para los miles de visitantes. El presidente de la Asociación San Antonio Abad-Fiesta de las Tradiciones, Fermín Sosa Pacheco, no faltó a unos preparativos que son "otra fiesta dentro de nuestras fiestas", y detalló que este año se habilitarán dos zonas de reparto y dos colas diferentes: la habitual y otra en la calle Jesús Luis Pérez, cerca de la parada de guaguas, "para tratar de reducir la espera".

Titsa reforzará sus servicios para que los visitantes puedan acudir al puchero de La Florida desde las paradas de guaguas de La Orotava y Puerto de la Cruz.

Cuando se reparta el último plato de puchero y de escaldón, el barrio de La Florida se preparará para celebrar esta noche la romería chica y el baile de magos. Y mañana domingo, su romería.