El banco azul del Congreso, donde se sientan los miembros del Gobierno, se quedará pequeño para acoger al jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y sus ministros, ya que, a falta de confirmar alguno más, solo hay veinte puestos habilitados en la primera fila del hemiciclo y todos ellos ya están ocupados.

El problema, en todo caso, será más que nada de comodidad, ya que para solventar la falta de espacio bastará con incorporar nuevos sillones azules más a esa hilera y que sus ocupantes se aprieten un poco en las sesiones a las que acuda el Gobierno al completo.

Desde el año 2005, tras la modernización del hemiciclo acometida por el socialista Manuel Marín, todos los escaños están dotados con una pantalla y un ordenador con teclado escamoteable que, en la era de los teléfonos móviles inteligentes y las tabletas de última generación, apenas son usados por los diputados.

Cada uno dispone de su propio micrófono para hacerse oír y de un sistema electrónico de votación con cuatro botones diferentes para activar el panel y votar sí, no o abstención a las iniciativas sometidas a debate.

En la fila reservada al Gobierno hay veinte micrófonos, otras tantas pantallas y el mismo número de dispositivos de votación. El número de sillones azules varía en función de lo poblado que esté el Gobierno; se han utilizado 18 en la última legislatura, contando el del jefe del Ejecutivo.

De los veinte puestos existentes, ocho se distribuyen en la parte izquierda del hemiciclo, donde se sentarán Sánchez y sus cuatro vicepresidentes -entre ellos Pablo Iglesias-, cuatro en la zona central y ocho más en el lado derecho.

La disposición de los ministros está prefijada en función del rango y la antigüedad de cada ministerio. Los 20 micrófonos podrán ser compartidos por los ministros cuando sea necesario, y la falta de terminales para la votación electrónica tampoco será un problema porque de los 23 miembros, incluido el presidente que, en principio, tendrá el nuevo Gobierno, no todos son diputados.

En concreto, de los que ya se conocen hay cuatro ministros que no forman parte de la Cámara Baja y que por tanto no tendrán que votar en los plenos: Salvador Illa (Sanidad), Arancha González Laya (Asuntos Exteriores), Manuel Castells (Universidades) y José Luis Escrivá (Seguridad Social).

Aunque el primer Gobierno de coalición de la democracia es también uno de los más numerosos, no llega por ahora y a falta de conocer todos los departamentos, a la cota de los 24 miembros que durante la Transición tuvo el tercer Ejecutivo nombrado por Adolfo Suárez en abril de 1979.

Todos ellos cupieron en la primera fila del hemiciclo, aunque en aquella época los parlamentarios no se sentaban en sillones independientes con ruedas, como ocurre ahora, sino en bancadas corridas que permiten optimizar el espacio.

Aquellos bancos -como los escaños de ahora- estaban tapizados con piel burdeos y los del Gobierno, de color azul, lo que acuñó la expresión del "banco azul" usada para referirse al lugar donde se sientan los integrantes del Ejecutivo.

De todos los presidentes socialistas, Sánchez será el más generoso a la hora de repartir carteras. Felipe González, por ejemplo, llegó a tener 17 ministros en 1988 y 1990, pero sus equipos estuvieron compuestos casi siempre por 15 ministros y un solo vicepresidente. José Luis Rodríguez Zapatero, por su parte, no pasó nunca de 18 ministerios y osciló entre los 12 y 15 nombramientos.

Los populares José María Aznar y Mariano Rajoy optaron por crear equipos más reducidos, concretamente, el primero siempre conformó listas de 12 a 14 ministros, mientras que su sucesor agrandó el Consejo de Ministros designando entre 15 y 17 altos cargos.