El Ayuntamiento de La Orotava trabaja para evitar la desaparición de los últimos pajares de las medianías del Valle. El consistorio recibió recientemente los resultados del primer inventario municipal completo de pajares, que ha detectado la existencia de al menos 286 de estas edificaciones tradicionales con cubierta de paja, aunque más de la mitad se encuentran en un estado ruinoso. La situación de estas emblemáticas chozas de piedra y paja es alarmante: apenas quedan 50 en buen estado.

A la situación de ruina de casi 150 de los 286 pajares existentes, se suma el incierto estado de otros 70 de los que no se tienen datos actualizados, ya que permanecen ocultos bajo la maleza o no se pudo acceder hasta ellos en las fincas privadas donde se sitúan.

La concejala villera de Patrimonio Cultural, Delia Escobar (CC), explica que el consistorio trabaja para intentar facilitar la restauración de estas construcciones: "Nos sentaremos primero con el Cabildo de Tenerife para promover ayudas para los agricultores que quieran dedicarse al cultivo del cereal -imprescindible para reparar la techumbre de los pajares- y desde el ayuntamiento trabajamos para contar en 2020 con una ordenanza municipal con la que poder simplificar los procesos necesarios para recuperar estas edificaciones".

Los pajares villeros tienen habitualmente una planta rectangular, con muros de piedra seca parcialmente labrada. Sobre los muros reposa la tradicional cubierta de paja a cuatro aguas, rematada en una cumbrera.

Tuvieron diversos usos en el pasado, donde llegaron a ser el hogar de muchas generaciones de habitantes de los altos de la Villa. Su sencillez arquitectónica y el uso de materiales naturales los convirtió durante siglos en lugares para vivir o conservar alimentos. En la actualidad, los últimos pajares sólo se utilizan como almacenes, pequeñas bodegas o comedores.

La desaparición de los cultivos de los cereales que se usan para reparar sus techumbres y la progresiva pérdida del oficio de tapador de pajares son las principales amenazas para el futuro de este emblema arquitectónico de la Isla, que tiene en La Orotava su principal reducto.

Las esperanzas de futuro para este elemento tan característico de las medianías se centran ahora en el medio centenar de pajares que aún se mantienen en pie y conservan sus cubiertas vegetales y los diversos elementos en madera que forman sus techumbres. Junto a la TF-21, a la altura de Aguamansa, y en el Parque Etnográfico de Pinolere pueden verse algunos de los mejores ejemplos de esta arquitectura humilde y tradicional.

El Inventario Municipal de Pajares de La Orotava es un proyecto de la Concejalía de Patrimonio Cultural, coordinado y desarrollado por Yaiza González Hernández, ingeniera agrónoma, tapadora de pajares, técnico de la empresa Cultania y especialista en la conservación y restauración de este tipo de inmuebles.

Este inventario pretende convertirse en la herramienta de gestión imprescindible para "diseñar, de manera conjunta, una estrategia de futuro que garantice la salvaguarda y protección de los pajares", explica Escobar, quien subraya que "se trata del primer paso, pero ahora nos toca avanzar y trabajar en dos líneas: disminuir los costes y los trámites necesarios a los propietarios que quieran restaurarlos".