El potente desarrollo económico y demográfico que ha experimentado el sur de Tenerife no ha estado acompañado por el de las infraestructuras necesarias para propiciar un salto definitivo y hacer frente a las demandas de una población de hecho y de derecho que no ha hecho otra cosa que crecer en lo que va de siglo.

La lista de proyectos pendientes ronda la quincena y el tiempo de espera por la mayoría de ellos se cuenta por décadas. Son infraestructuras estratégicas de transporte, sanitarias, energéticas y hasta deportivos, y de algunas depende -según sus defensores- el equilibrio territorial de la isla y hasta la cohesión de las islas que forman parte de la provincia occidental. La inversión conjunta que requieren para verlas convertidas en realidad sobrepasa los 3.200 millones de euros.

Se trata de la conclusión del puerto de Granadilla y del inicio del puerto de Fonsalía (Guía de Isora), la ejecución de una nueva terminal y de una segunda pista en el aeropuerto Reina Sofía, la finalización del complejo sanitario de El Mojón para que se convierta en el auténtico hospital reclamado por la comarca, la tercera fase (El Tanque-Santiago del Teide) y el cuarto carril del tramo sur (La Atalaya-Santiago del Teide) del Anillo Insular de carreteras, el segundo carril desde San Isidro a Playa de Las Américas, el nuevo enlace Las Chafiras-Oroteanda, terminar el puerto de Granadilla, la vía de salida rápida del puerto de Los Cristianos a la Autopista del Sur, la circunvalación de Guaza, el Parque Internacional del Motor de Tenerife, la regasificadora asociada al puerto de Granadilla, la subestación de Las Caletillas (Candelaria), la reforma de la plaza de la Basílica y el Tren del Sur.

Son proyectos de diferente índole, algunos de ellos marcados por la polémica, caso del puerto de Granadilla o de la planta regasificadora, este último en apariencia descartado por el nuevo gobierno regional; otros, por el contrario -el hospital-, demandados de manera unánime por agentes sociales y económicos.