Melchor González Dávila es director del grupo de Química Marina, que desde 1995 consideró imprescindible el estudio en el océano del efecto del incremento de la cantidad de dióxido de carbono emitida a la atmósfera por la actividad humana. Estos estudios continúan hoy, integrados en el Instituto Universitario de Oceanografía y Cambio Global, lo que ha permitido conocer que, gracias al papel del mar como sumidero del exceso de dióxido de carbono emitido, las condiciones actuales de la atmósfera no son tan graves como podrían ser. Pero ese papel de los océanos no es gratis y, cuando el CO2 se transfiere al océano y se disuelve, la acidez de los mares aumenta, por lo que es necesario realizar estudios continuados de cómo responden.