La escasez de ayudas públicas y la falta de relevo generacional amenazan el futuro de la viticultura en Tenerife y en el resto de Canarias. El sector advierte del riesgo que supone la creciente pérdida de hectáreas cultivadas de viñas y de variedades únicas en el mundo, debido, sobre todo, a la escasa rentabilidad de un cultivo tradicionalmente maltratado por el Programa Comunitario de Apoyo a las Producciones Agrarias de Canarias (POSEI). Esta línea de ayudas públicas subvenciona con apenas 1.635 euros la hectárea de viñedo (1.800 euros si cuenta con seguro agrícola) frente a los 15.000 euros que recibe la hectárea de tomate.

El sector en Tenerife celebró ayer el descorche de los vinos de la nueva cosecha, tras una vendimia mermada, pero de gran calidad, con una reducción respecto a 2018 que oscila entre el 30 y el 50% según las comarcas.

El gerente de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Islas Canarias, Raúl Román, asegura a EL DÍA que el fracaso del relevo generacional es la principal amenaza para el sector y que para revertir esa situación "no ayuda que el POSEI de la viña sea uno de los más bajos de Canarias, muy lejos de los 15.000 euros por hectárea de tomate; los 13.000 euros, más 0,20 euros por kilo, del plátano, o de los 15.000 euros por hectárea que también recibe el aguacate. La vid es el segundo cultivo más importante en las Islas y apenas recibe 1.600 euros por hectárea".

"Las viñas generan paisaje; tenemos variedades muy antiguas que son únicas en el mundo; es un cultivo que prácticamente no consume agua, y su impacto en el turismo no es comparable con el de ningún otro cultivo", indica Román, quien alerta de que el sistema actual de ayudas públicas prácticamente anima a abandonar la viña por otros cultivos más rentables, como el aguacate.

"Debemos buscar un reparto más equilibrado del POSEI", plantean desde la DOP Islas Canarias, "para que la viticultura sea rentable" y las nuevas generaciones apuesten por continuar la actividad de sus padres y abuelos.

El presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen del Valle de La Orotava, Manuel Luis, coincide en el diagnóstico de Raúl Román y resalta que "la falta de relevo generacional y la pérdida de superficie cultivada de viñas es un problema sangrante y de gran impacto paisajístico que puede suponer, además, la desaparición de sistemas tan antiguos como el cordón trenzado".

A juicio de Manuel Luis, "resulta irónico que cuando ya no hay excedentes y el sector avanza, estemos en esta situación".

El presidente de la Asociación de Viticultores y Bodegueros de Tenerife (Viboten), Enrique Alfonso, también tiene claro que la principal amenaza para el futuro del vino en Tenerife y en Canarias viene de la pérdida de superficie de viñedos vinculada a la falta de relevo generacional "por tratarse de un cultivo muy sacrificado y muy poco rentable". A su juicio, resulta fundamental que se incentive a la gente joven para que dé continuidad a una actividad que tiene siglos de trayectoria en las Islas.

Alfonso también ve fundamental "la unidad del sector" para lograr que aumenten las ayudas públicas para una actividad donde "las explotaciones familiares y las pequeñas bodegas se están quedando por el camino".

"Llevamos años repitiendo lo mismo y nadie nos hace caso", lamenta Alfonso, quien apuesta por "hacer un frente común y lograr que viticultores y bodegueros formen un lobby como el del plátano, pero no para ganar dinero, sino para garantizar la supervivencia de un sector que se mantiene en muchos casos por romanticismo".

Luis, Román y Alfonso también coinciden a la hora de señalar el ejemplo a seguir: las políticas desarrolladas en Madeira (Portugal).

"Todo es cuestión de voluntad política", recalca Román, quien recuerda que en Madeira se anticiparon al problema que sufre ahora Canarias y "elevaron las ayudas a la hectárea de viña hasta los 5.000 euros, aparte de conceder ayudas concretas por la producción de determinadas variedades que es interesante conservar".

"Tenemos el ejemplo de Madeira, donde tiran del Posei y de las ayudas directas a la producción para mantener un sector que tiene un impacto muy grande en el paisaje, en el producto turístico, con el enoturismo al alza, y en numerosas microempresas de diferentes áreas", advierte Luis, quien concluye en que "si se arrancan viñas y se cierran bodegas para plantar aguacates, eso no generaría ninguna mejora para el turismo".

"Un POSEI mejorado, así como las ayudas directas, son claves para evitar el abandono del cultivo", advierte el presidente del Consejo Regulador de Valle de La Orotava.

D.O. Tacoronte Acentejo

La gerente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen (D.O.) Tacoronte Acentejo, Mari Paz Gil, subraya que en su comarca la producción de uva ha bajado un 35%, "y ya veníamos de una cosecha anterior tirando a baja". Sin embargo, resalta que la calidad de la uva recolectada es excelente, al igual que los resultados de los primeros vinos elaborados. Gil también comparte las preocupaciones de otros representantes del sector y afirma que "más que la sustitución de la viña por otro cultivo, la gran amenaza para el futuro del sector es el abandono por la falta de relevo generacional".

D.O. Valle de La Orotava

El Consejo Regulador de la D.O. Valle de La Orotava ha cerrado la vendimia con un descenso del 36,8% respecto a la anterior, con una caída del 11% en la cosecha de variedades tintas y una caída del 79% en las variedades blancas, las más afectadas por la meteorología en el último año. Pese a la merma, el Valle ha logrado producir 527.018 kilos de uvas de "muy buena calidad", según destaca la técnico Marian Fernández, gracias al trabajo de 203 viticultores.

D.O. Ycoden Daute Isora

La vendimia de este año en la D.O. Yocoden Daute Isora ha sido de 244.277 kilos, un 44% menos que el año anterior, pero también con "una calidad óptima", según informa este consejo regulador, que aglutina a nueve municipios del Norte y el Sur de la Isla: La Guancha, San Juan de la Rambla, Icod de los Vinos, Garachico, Los Silos, Buenavista del Norte, El Tanque, Santiago del Teide y Guía de Isora. Este consejo regulador regresó anoche al tradicional descorche de vinos de Tenerife tras años de ausencia. Y lo hizo "por el gesto del nuevo consejero insular de Agricultura, Javier Parrilla, de volver a convocar la Mesa del Vino", según informan fuentes de la D.O.

D.O. Valle de Güímar

Es una de las zonas de la Isla más laureada por sus caldos. En esta D.O. se consideran este año "afortunados" porque la pérdida de producción está muy lejos de cualquier media. Solo el 6% de disminución respecto a la vendimia de 2018. De los 450.000 kilos registrados entonces, Arafo, Güímar y Candelaria pasan a contar con 420.000 kilos. "La sequía hizo lo suyo y los racimos no llegaron a llenarse", explicó el gerente, Óscar Rodríguez. Pero en la comarca están satisfechos.

D.O. Abona

Mal es la primera palabra que se le escucha a Manuel Rodríguez, el director del Consejo Regulador de Denominación de Origen Abona. Define esta vendimia como "complicadísima" porque, si bien la Producción Real Esperada -se calcula en junio- presagiaba una buena cifra, porque la cantidad de racimos era "similar a la de 2018, la realidad es que "eran de peso menor, como consecuencia inequívoca de la sequía". Una de las claves, porque "los seguros siguen sin incluir los efectos de la escasez de agua". El resultado es que de millón y medio de producción de 2018, esta vendimia se saldá con un millón de kilos, un 33% menos.